MADRID.- Stephen Hawking no quiso leer el libro que su primera mujer, Jane Hawking, había escrito sobre su vida en común, "Hacia el infinito", pero tras ver el filme en el que se ha convertido, "The Theory of Everything", su actitud ha cambiado. "Es más amable conmigo y nuestros hijos", desvela la inglesa.
"Hacia el infinito" se publicó en 2007 pero solo ahora, en coincidencia con su salto al cine y su estreno en las pantallas nacionales, se ha editado en castellano (Lumen).
"Le mandé un ejemplar pero no lo leyó. Desde que vio la película ha cambiado algo su actitud. Es más amable con nosotros -con ella y su segundo marido, Jonathan Heyller Jones- y con nuestros hijos -Robert, Lucy y Timothy-. Es muy importante para ellos que mantengamos una relación civilizada", detalla en una entrevista con Efe la autora.
La película, afirma, es "una maravilla, estupenda" aunque aún tiene "algunas quejas" que no han sido atendidas por el guionista, Anthony McCarten, con el que trabajó "estrechamente", como el hecho de que su hijo Tim era un bebé muy rico "y el que sale es muy feo", se ríe.
La vida, en cualquier caso, es "mucho más dura" que lo que podría reflejar ninguna película, en la que, difícilmente, podrían contenerse los veinte años de vida en común de una pareja a la vez que el desarrollo de una de las mentes más brillantes de las últimas décadas, admite.
En 1963, al investigador (1942) le diagnosticaron una enfermedad de la motoneurona relacionada con la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y le dieron dos años de vida.
Nunca imaginaron, revela, que fuera a sobrevivir y que al tiempo que su mente viajaba a los confines del universo su cuerpo quedara anclado irremisiblemente a una silla de ruedas, incapaz de hacer absolutamente nada por sí mismo.
Durante muchos años, Jane Hawking se las "apañó" para cuidarle y "moverle" ella sola, luego con ayuda de sus padres, amigos y alumnos del físico y, finalmente, llegó "el principio del fin" de su familia en forma de un ejército de enfermeras.
"En 1985, Stephen estaba en el CERN -el laboratorio de física de partículas con sede en Ginebra-, y cayó tan enfermo que los médicos querían desconectar su respirador. Yo dije que no podía tomar esa decisión y con muchos esfuerzos volvimos a Inglaterra. Fueron unos meses espantosos, siempre entre la vida y la muerte, pero los milagros ocurren", relata.
Justo entonces apareció el ordenador "que le permitiría hablar, ser oído, y eso le dio una libertad que no había tenido en mucho tiempo. El problema es que tuvimos que tener enfermeras las 24 horas, un ejército de aduladoras que le trataban como a un dios, y él se lo creyó".
Hasta entonces sus hijos y ella eran "unos iguales" para el físico, pero desde el momento en que sus cuidadoras "le pusieron en un pedestal" parecieron "indignos de respirar el mismo aire que aquella persona tan sabia e importante" y quedaron relegados "a un rincón", "tan agotados emocionalmente" que no fueron capaces de "luchar".
El investigador acabó divorciándose de Jane, en 1991, y casándose con una de las enfermeras, Elaine Mason, de la que también se separó, tras una acusación de malos tratos, en 2006.
En su libro, al que precedió, en 1994, "Music to move the stars", unas primeras memorias sobre su matrimonio que generaron una gran controversia, la autora desgrana con precisión milimétrica alguno de los más penosos episodios médicos que tuvo que sufrir su marido.
"Tengo una memoria muy visual y puedo recrear situaciones que pasaron hace mucho tiempo. Además, desde hace 30 años apunto en un diario las cosas que hago y luego me es muy fácil recuperar cómo fueron mis reacciones entonces", explica.
"Hacia el infinito" ha servido de base para "The Theory of Everything", un filme dirigido por James Marsh, que optará a cinco Óscar y protagonizado por Eddie Rdmayne, como el físico, y Felicity Jones como Jane, ambos nominados.
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