El escritor, ganador del Premio Goncourt, presentó "Sumisión", obra futurista en la que, según dice, "utiliza el recurso de asustar".
París.- El sombrío y rebelde Michel Houellebecq, uno de los escritores franceses actuales más conocidos en el extranjero, hace un regreso sonado con una nueva novela futurista sobre una Francia islamizada que desata polémica incluso antes de su publicación el miércoles.
¿Fábula en segundo grado o nueva provocación antimusulmana, Sumisión, cuyo título hace referencia a la traducción de la palabra "Islam" -que significa sometimiento a Dios- genera reacciones tan tajantes como su autor, idolatrado por la crítica y odiado por sus detractores.
Esta novela de política-ficción "marcará un hito en la historia de las ideas, con la irrupción --o el retorno-- de las tesis de la extrema derecha a la literatura", denunció el director del diario Liberation.
Según él, el libro "ensalza las ideas del Frente Nacional o las de Eric Zemmour", el famoso polemista francés también controvertido por sus ataques contra la inmigración o contra Europa, que hallan terreno fértil en los temores de buena parte de la sociedad francesa.
Según el filósofo conservador Alain Finkielkraut, Houellebecq tiene al contrario "los ojos abiertos y no se deja intimidar por lo políticamente correcto".
Describe, según él, "un futuro que no es seguro pero que es posible".
En una entrevista publicada por medios de Estados Unidos, Alemania y Francia, Michel Houellebecq admitió que juega con los "miedos", pero negó ser un "provocador" cuyo blanco es el Islam.
Y asegura limitarse a operar "una aceleración de la Historia". "Una evolución que en mi opinión es plausible", resume el escritor acerca de su sexta novela, publicada en 150.000 ejemplares.
"Utilizo el recurso de asustar", concede el escritor laureado en 2010 con el premio Goncourt, el más prestigioso de los premios literarios franceses. Sin embargo, concede, "no se sabe bien de qué se tiene miedo", si de la extrema derecha o de los musulmanes. "Todo queda en la sombra", dice.
Sumisión debuta en 2022, al final de un hipotético segundo mandato del presidente François Hollande. En una Francia fracturada, Mohammed Ben Abbes, líder imaginario del también ficticio partido de la Fraternidad Musulmana derrota en las elecciones al Frente Nacional de Marine Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales gracias al respaldo de los partidos tradicionales de izquierda y derecha.
El nuevo jefe de Estado es presentado como un musulmán "que defiende valores": patriarcado, poligamia, velo islámico, que las mujeres regresen al ámbito exclusivo del hogar, fin de la libertad de conciencia y conversión al Islam.
Francia se transforma por completo, al igual que el narrador, un profesor de la Sorbona convertida en "Universidad Islámica".
De 56 años de edad, pelo desaliñado y apariencia desagradable, Michel Houellebecq, frecuentemente acusado de misoginia o incluso de racismo, no rehúsa las controversias, que de paso alimentan las ventas de sus libros en Francia.
En 2001 ya había desencadenado un enorme escándalo vinculado al Islam al declarar en una entrevista -según él mal reproducida- que se trata de "la religión más tonta" que existe.
"El Corán es mejor de lo que pensaba, ahora que lo he leído", afirma el escritor. "Yo no soy un intelectual, no tomo partido. No defiendo ningún régimen", asegura, al estimar que la "islamofobia no es una forma de racismo".
"En el hipotético caso en que los musulmanes logren ponerse de acuerdo entre ellos (...), llevaría sin duda decenas de años" para que accedan al poder en Francia, concede el escritor. Pero considera "falso" decir que el Islam "es una religión sin consecuencias políticas". "Por lo tanto, en mi opinión, se impone la idea de un partido musulmán".
El guión imaginado en Sumisión por Michel Houellebecq dio "mucha risa al politólogo Philippe Braud, que considera "absolutamente descabellada" la idea de la elección de un presidente musulmán en Francia.
Los tres o cuatro millones de fieles musulmanes, la segunda religión del país, "representan sólo 10% de la población francesa. Esa cifra no va a cambiar, aunque aumente la inmigración", afirma Braud, profesor del Instituto de estudios políticos de París.
0 comentarios:
Publicar un comentario