jueves, 9 de abril de 2015

Samanta Schweblin obtiene el Premio Ribera del Duero.

El galardón de narrativa breve lo obtuvo la escritora argentina por su libro "Siete casas vacías".


Madrid.Samanta Schweblin se vio obligada hoy a "salir de la cueva" en la que suelen encerrarse los escritores, al ganar el Premio de Narrativa Breve Ribera del Duero con "Siete casas vacías", un conjunto de relatos sobre las relaciones humanas en los que "la locura sana" actúa como válvula de escape.

Scweblin (Buenos Aires, 1978) se impuso así a los otros cuatro finalistas de este premio: el boliviano Edmundo Paz Soldán, los españoles Alberto Olmos y Cristina Cerrada y la uruguaya Vera Giaconi, cuyas obras fueron elogiadas por varios miembros del jurado, dada su "gran calidad".

Convocado cada dos años por la Denominación de Origen Ribera del Duero y la Editorial Páginas de Espuma, encargada de publicar la obra ganadora, el premio fue anunciado hoy en Casa de América por un jurado presidido por Rodrigo Fresán y compuesto además por Pilar Adón, Andrés Neuman, Jon Bilbao y Guadalupe Nettel, galardonada en la edición anterior.

El jurado, según dijo Fresán, eligió el libro de Schweblin por su forma de "indagar en la normalidad rara o la rareza de lo normal".

"Siete casas vacías" es un libro "habitado por situaciones familiares o conflictos vecinales en los que predomina un costumbrismo perverso que explora los amores desviados y las formas más singulares de ternura", se dice en el acta del jurado.

Este es el tercer libro de cuentos de Schweblin, y el haber ganado con él un premio que, en cuatro ediciones, se ha consolidado como uno de los más importantes de su modalidad, la tenía hoy "muy contenta y muy feliz, aunque también muy nerviosa por lo que supone de visibilidad", afirmó la autora en una entrevista con Efe.

"Los escritores somos bichos más de interior, un poquito hosquitos y este premio me obliga a salir de la cueva", señaló Schweblin, que acaba de publicar en España su novela corta "Distancia de rescate".

Se trata de seis cuentos breves y uno largo que poseen en común "un ambiente, una atmósfera" y cuyos personajes, a veces, "tienen comportamientos insólitos o extraños pero que terminan siendo soluciones bastante sensatas a algunos problemas que parecen irresolubles", explicó la autora.

La locura adquiere cierto protagonismo en estos relatos, "pero no la locura extrema sino una más sutil, que es como una válvula de escape", indicó la autora.

Es "una locura sana, que a veces también da pistas incluso de lo insensato que es el mundo en que nos movemos".

Como dijo Fresán, el libro ganador "se identifica inmediatamente con la extrañeza". Su autora es "como una científica cuerda contemplando locos, como a través de un microscopio y con un bisturí en la mano".

El universo de estos cuentos tiene cierto aire al del cineasta David Lynch, según destacó Guadalupe Nettel, mientras que para Neuman, en los relatos de Schweblin hay "una tensión imparable" y su técnica es "arrolladora".

En su libro, Schweblin le ha prestado una especial atención a las difíciles relaciones humanas, ya sean las de pareja o las de padres e hijos.

Y se fija también en "la tragedia de criar", visible en ese dicho de "la culpa es siempre de la madre", le dijo a Efe la autora.

"Criar, educar, ayudar a crecer, implica irremediablemente deformar, transferir miedos y prejuicios, limitar, controlar. Es inevitable, una tragedia", aseguró esta escritora que no es madre pero sí es "hija desde hace 37 años".

Lo mismo pasa, aseguró Schweblin, en las relaciones de pareja. "En el momento en que uno entra en contacto con otro e intenta influir en él, ayudarlo, también hay ruidos que se comunican".

Todos los cuentos giran alrededor de esas casas a las que alude el título, aunque los personajes "están fuera de ellas".

Y es que las casas vacías son fiel reflejo de esas relaciones "que no terminan de funcionar, o que, quizás, no tienen que ver con la idea clásica de familia o de pareja que tenemos".

"Las relaciones son como todo lo que hay sobre la faz de la tierra: algo que nace y que está destinado a morir. Creo que nuestra sociedad debería dejar de asociar con el fracaso el final de las relaciones", afirmó esta autora que ha impregnado de "humor contenido" sus relatos.

Samanta Schweblin se enamoró de la literatura leyendo a los autores del "boom" latinoamericano, pero aprendió a escribir "con los norteamericanos", entre ellos con Flannery O'Connor, Hemingway, John Cheever, Raymond Carver y J. D. Salinger.

"Hice un cruce entre la fuerza, la magia y lo insólito de la escuela latinoamericana y la precisión, el control y la tensión de la norteamericana", dijo la escritora, que desde hace tres años reside en Berlín.

En la obra ganadora hay "mucha tensión, pero no la del 'thriller'" sino la que hace creer al lector que "puede obtener de estos cuentos alguna clave sobre la vida, esa sensación de que va a encontrar alguna verdad oculta en el relato".

0 comentarios: