MADRID. Mircea Cartarescu, considerado el más importante escritor rumano en la actualidad, destila poesía a pesar de que hace dos décadas que no escribe en verso, un género que está "en una feliz agonía desde hace 2.000 años" y en el que publicó en 1990 su epopeya "El Levante", que ahora se edita en castellano.
Cerca de siete mil versos componen la versión original de "El Levante", un clásico en Rumanía y cuya versión en castellano publicada por Impedimenta en España y Latinoamérica ha sido preparada por el autor para su traducción.
"Hice un sacrificio convirtiendo el libro en prosa para que pudiera ser traducido", explica en una entrevista con Efe Cartarescu (Bucarest, 1956), candidato al Premio Nobel de Literatura en varias ocasiones, consciente de que era la "única oportunidad" de que esta obra pudiera salir de Rumanía.
Autor de novelas y volúmenes de cuentos traducidos a varios idiomas, la edición en castellano ha sido la primera que se ha realizado de "El Levante", a la que han seguido otras en francés, sueco o alemán.
Una obra que se enseña en las escuelas y en los libros de texto de su país y de la que el autor cree que se hará cercano al público español por su carácter mediterráneo.
En el Mediterráneo se desarrollan las tres cuartas partes de esta epopeya, que comenzó a escribir en 1987, "en los peores años" de la dictadura de Nicolae Ceaucescu, recuerda el autor.
La obra, que transcurre en el siglo XIX y contiene elementos muy orientales, "no es un simple viaje a través de la literatura rumana, sino también un poema sobre esa dictadura, sobre la revolución y el derrocamiento de un tirano detestable", en el que se podía identificar a Ceaucescu.
Por eso, agrega, es también un libro político, una novela picaresca y un escrito de iniciación en la cultura y la poesía rumana pero también en las ideas universales del hombre y la historia que pueden trasladarse a otros países, especialmente en Latinoamérica.
"Muchas veces bromeamos con la idea de que Rumanía es un país latinoamericano que se ha perdido en Europa porque nos unen muchas similitudes", asegura Cartarescu, que siente muy cercanos a autores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Ernesto Sábato o Augusto Roa Bastos.
Su paso a la narrativa la explica en el hecho de que sintió en cierto momento que la poesía moderna rumana "había llegado a sus límites" y por eso decidió "hacer otra cosa".
"Nunca me repito; cada libro toma una dirección distinta al anterior y creo que no me estimaría a mi mismo si continuara por un camino que creo que se ha cerrado", dice este autor que ha escrito "de todo menos teatro".
Pero asegura que no le interesa nada que no sea poesía y la busca incluso cuando lee libros científicos, metafísicos o novelas realistas: "No me interesan los personajes, ni la trama, sino lo poético de los libros y los sentimientos que se encuentran".
Por ello, sostiene que pese a que no lo haga en verso siempre escribe poesía aunque sea en forma de novela. Al fin y al cabo, recalca, "la poesía es una forma de mirar el mundo".
Para Cartarescu, "escribir es una gran y continua alegría" y no un trabajo, de tal forma que se siente privilegiado por haber conseguido poner en práctica su sueño de joven y hacer durante toda su vida lo que más le gusta.
También como profesor intenta transmitir su pasión por la lectura a los jóvenes, aspecto sobre el que cree que no hay que alarmarse demasiado pues dice que no se lee menos en la actualidad que en otras épocas y ve en los libros electrónicos "una oportunidad, no un peligro".
0 comentarios:
Publicar un comentario