En "Dios se fue de viaje", la autora mexicana desdibujó a los personajes masculinos y dar a las mujeres la importancia que tuvieron.
México.- Detrás de la biografía de Voltaire y del reconocimiento internacional de Robert Capa se encuentra la historia de dos grandes mujeres olvidadas por el tiempo, Émilie du Chatelet y Gerda Taro, que la escritora mexicana Beatriz Rivas rescata en su libro "Dios se fue de viaje".
"En esta novela traté de desdibujar a los personajes masculinos y dar a las mujeres la importancia que tuvieron", dijo la autora del libro, publicado por Alfaguara, en entrevista con la agencia Dpa en Ciudad de México.
Du Chatelet (1706-1749), aristócrata y científica francesa, tuvo una larga relación amorosa y diálogos intelectuales con el filósofo y escritor galo, considerado uno de los mayores representantes del movimiento humanista y científico conocido como la Ilustración.
De origen judío, Taro (1910-1937), nacida en la Alemania de entre guerras, fue la primera fotorreportera muerta en combate, además de la inventora del personaje Robert Capa, nombre por el que se conocería después al fotógrafo húngaro Endre Ernö Friedmann, al que se deben gran parte de las mejores imágenes de la Guerra Civil española.
"A Taro es a quien se le ocurre crear un personaje ficticio, neoyorquino, guapo, llamado Capa. De hecho, el nombre era una marca, pues ambos publicaban como Robert Capa hasta que ella destacó. Murió cuando ya se estaban separando porque ella quería su independencia", explicó Rivas, periodista y maestra en Letras Modernas.
Contrario a lo que pueda pensarse, agregó Rivas, "no es una novela feminista, es la historia de dos mujeres libres, independientes. La escribí para mujeres, pero también para que los hombres descubrieran lo fascinantes que fueron".
Según sus investigaciones, basadas en unos 40 libros, documentos, cartas y objetos personales, Du Chatelet "introdujo a Voltaire al mundo de la ciencia", además de ser "la primera científica reconocida por el gremio y la Academia de las Ciencias de Francia" en el siglo XVIII.
Gerta Pohorylle, nombre real de Gerda Taro, aprendió de Capa el arte de la lente. Bajo el nombre de él publicó sus fotos durante largo tiempo hasta que desarrolló un estilo propio ajeno al de su novio y mentor.
Escribir "Dios se fue de viaje" llevó a su autora un año y medio de labor e investigación, que la trasladaba de un documento, carta o lectura al teclado para dar vida a una escena literaria, como parte de un método personal "y quizás anti-académico" de escribir.
Autora de "Viento amargo", "Todas mis vidas posibles" y "Amores adúlteros", Rivas relató que, "aunque suene a cliché de escritor", ambas historias la encontraron a ella años atrás.
En 2006 y en 2008 viajó a París. Por casualidad halló dos exhibiciones dedicadas a Émilie du Chatelet. Descubrió en ellas a la mujer que hizo un tratado sobre la felicidad, estudió la obra de Isaac Newton y vivió 15 años con Voltaire, "al que introdujo al mundo de la ciencia".
A él "le sorprendía su destreza para hacer operaciones matemáticas complicadísimas en segundos. Lo único que hizo Voltaire por ella fue ayudarle a publicar una obra con la que la Academia de Francia la reconoce con un pseudónimo masculino. Cuando supieron que era una mujer fue todo un escándalo".
El hallazgo de la autora con Taro fue también en la capital francesa, en la muestra titulada "La maleta mexicana", alojada en 2013 en el Museo de Arte e Historia del Judaísmo. Allí se exhibían las fotos que Gerda, Capa y el polaco David Sayimin "Chim" tomaron del más sangriento conflicto español del siglo XX.
Rivas leyó sobre esta hermosa rubia sin dios hebreo ni cristiano y visitó su tumba ignorada en el cementerio parisino Père Lachaise. Taro murió a punto de cumplir 27 años cuando en 1937 un tanque franquista la arroyó en Brunete, España.
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