TOKIO. "Un viaje, no importa lo desastroso que resulte, en la memoria se transforma en algo maravilloso". Así comienza la última obra de la autora nipona Banana Yoshimoto, quien cree que este principio "también se aplica a la vida".
En "Un viaje llamado vida", cuyo primer volumen acaba de editar en castellano Satori, Yoshimoto comparte con el lector sus experiencias durante visitas a diversos países, así como vivencias personales y su mirada sobre la identidad nipona o momentos de la historia reciente del país, como el terremoto y el "tsunami" de 2011.
Es una de sus obras "más autobiográficas", según reconoce en una entrevista con Efe la propia escritora, cuyo verdadero nombre es Mahoko Yoshimoto (Tokio, 1964) y que logró el reconocimiento internacional con su novela "Kitchen" (1988).
Con un estilo ligero a caballo entre la narrativa y el ensayo, Yoshimoto relata sus impresiones durante visitas a Egipto, Francia o Brasil, además de recuerdos que van desde su primer amor adolescente o la maternidad hasta su gusto por la cocina y otros "pequeños placeres de la vida".
Tras un largo y frío viaje en coche a través de la Toscana italiana, durante el cual cayó enferma, Yoshimoto se dio cuenta de que hay ciertas experiencias negativas que con el tiempo terminan por convertirse en "recuerdos maravillosos", gracias a la magia "terrible y fantástica" de la memoria.
"En la vida pasa igual. Porque hasta la peor vivencia se puede convertir un buen recuerdo, esa es la razón de decir que la vida es como un viaje", subrayó la autora de títulos como "N.P." (1992), "Sueño profundo" (1994) o "El Lago" (2011).
La pérdida y la muerte, temas habituales en su bibliografía, acaparan el protagonismo en el segundo volumen de "Un viaje llamado vida", ya a la venta en Japón y que se publicará próximamente en castellano.
"A los japoneses no nos gusta mucho enfrentarnos al tema de la muerte y la despedida a la hora de leer", señaló Yoshimoto, quien no obstante decidió "afrontarlo de forma directa" a ello tras el reciente fallecimiento de sus dos padres, el poeta y crítico literario Takaaki Yoshimoto y la poetisa Kazuko Yoshimoto.
"Mis novelas y mis ensayos tratan sobre preocupaciones que la gente prefiere evitar o no pensar demasiado. Creo que yo recojo aquel sentimiento abandonado que alguna persona ha evitado afrontar porque le resulta muy duro", explicó.
A su juicio, esta es la razón por la que sus obras logran conectar con un público universal, a pesar de estar "muy arraigadas" en la cultura y la sociedad niponas.
En el caso de los lectores españoles, Yoshimoto cree haber encontrado una "conexión especial", ya que considera que en éste país "existe una consciencia muy alta" sobre la muerte.
"No es que haya preocupación por morirse, sino que la gente afronta bien la muerte", precisa la escritora nipona.
"Tuve esa impresión al leer novelas o ver películas españolas", afirmó Yoshimoto, quien admira a cineastas españoles como Alejandro Amenábar, Pedro Almodóvar o Juan Antonio Bayona, así como al literato colombiano Gabriel García Márquez.
La escritora también se declara una ferviente amante de la cocina española, y en particular de las tapas.
"Creo que (japoneses y españoles) tenemos un sentimiento común a la hora de buscar la armonía perfecta en lo pequeño", señala Yoshimoto, quien dedica capítulos enteros del libro a platos de la gastronomía nipona como las algas "mozuku" o el "okonomiyaki", una especie de tortilla rellena a la plancha.
El último de los "viajes literarios" de la escritora le llevó a participar en un coloquio con el dalái lama en La Universidad Seika de Kioto, una experiencia que acaba de recoger en un libro que se publica esta semana en Japón.
"Me impresionaron mucho su cercanía y su capacidad para hablar con palabras sencillas de cosas esenciales", señala Yoshimoto sobre el líder espiritual del budismo tibetano, aunque esta definición también podría resumir sus ambiciones literarias.