miércoles, 6 de agosto de 2014

Robert Wilson: "No sigo ninguna tradición de novela negra".

Tras cuatro libros ambientados en África y protagonizados por Bruce Meadway, y otros cuatro en Sevilla, con el inspector Javier Falcón como personaje principal, Wilson se traslada a Londres con Charles Boxer.


Madrid.- Sus únicas influencias reconocidas son las de Raymond Chandler y Elmore Leonard, pero Robert Wilson siempre intenta ser original y no seguir ninguna tradición de novela negra. "Nunca escribo para el mercado, solo para mí mismo y de lo que me interesa", asegura en una entrevista con Efe.

Tras cuatro libros ambientados en África y protagonizados por Bruce Meadway, y otros cuatro en Sevilla, con el inspector Javier Falcón como personaje principal, Wilson se traslada a Londres con Charles Boxer, un expolicía que trabaja como consultor en materia de secuestros en su último libro, "Pena capital" (RBA).

"Me dejo fascinar continuamente por la gente, sus mentes, sus culturas, lo que hacen, cómo se comportan y eso siempre sale en mi trabajo", explica Wilson para luego justificar el traslado de la acción de sus novelas a una ciudad como Londres, que conoce muy bien.

"Había hecho cuatro largos y exigentes libros con el inspector jefe Javier Falcón como protagonista, a cargo del Grupo de Homicidios de Sevilla. Eso supuso que tuve que hacer mucha investigación en el sistema judicial español para saber cómo funciona y cómo la policía se relaciona con él", indica.

Wilson sentía la presión de tener que extremar el cuidado al escribir sobre personajes de una nacionalidad que no es la suya y con tramas muy complejas que mezclaban el ámbito policial con el judicial.

"Así que decidí que tenía que tomarme un descanso de las investigaciones de asesinatos y de todos los elementos procesales que las acompañan, para escribir una novela con personajes ingleses. Por eso situé el libro en Londres y elegí como protagonista a Charles Boxer, un consultor de secuestros independiente que también trabaja para una fundación que se dedica a encontrar a personas desaparecidas", precisa.

"Pena capital" cuenta la historia del secuestro de Alyshia D'Cruz una joven hija de un millonario hindú con muchas conexiones profesionales y personales al más alto nivel. Londres, Bombay y Dubái son algunos de los escenarios por los que se mueve la búsqueda de la chica, que dirige Charles Boxer.

Una novela que se recrea en los detalles y en la compleja personalidad del protagonista, que interfiere continuamente en una investigación que gana en profundidad con la incorporación continua de personajes que van enredando una acción que nunca va hacia donde el lector se espera.

Una trama que Wilson va cambiando durante el proceso de escritura.

"Nunca tengo todos los elementos de una novela antes de empezar. El interior se desarrolla por el camino y construyo la historia encima", explica.

Y en esa evolución influye mucho el lugar en el que se desarrolla la historia, en este caso, Londres, "un desafío colosal para cualquier escritor", en palabras de Wilson.

"No es una ciudad que pueda ser fácilmente encapsulada porque en Londres no existen las experiencias colectivas", a diferencia de Sevilla, donde se ubicaba la saga de Falcón, una localidad donde "todo el mundo va al centro, camina por las calles estrechas, come tapas, contempla las procesiones de Semana Santa y va a la Feria de Abril".

En Londres no se experimenta algo así porque la gente suele vivir lejos del lugar de trabajo y solo entra en la ciudad para llegar a la oficina.

Pero, precisa el escritor, hay al mismo tiempo "una extraordinaria mezcla de clases, etnias y contraste de pobreza y riqueza", elementos favorables al desarrollo de historias de novela negra.

Lo que permite construir un "thriller" más clásico donde los protagonistas se revelan a sí mismos a través de la acción frente a las historias más psicológicas que protagonizaba el inspector Falcón.

Novelas con las que Wilson continúa en el género negro en el que se ha especializado y que le ha valido premios como el Gold Dagger, que ganó en 1999 por "Solo una muerte en Lisboa".

Un premio "que significa que tendrás el respaldo de tu editor y que editores extranjeros comprarán tu trabajo y conseguirán ventas grandes. Fue muy importante. Me permite vivir de la escritura", se felicita.

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