viernes, 29 de agosto de 2014

Beatriz Espejo retrata vida de monjas coloniales.

"Tener a la hija en el claustro era prestigio social", cuenta la escritora mexicana


MEXICO.- La nueva novela de Beatriz Espejo, "¿Dónde estás corazón?", no lleva ese título ni por la canción de Shakira ni por el tema interpretado por Mocedades. La escritora mexicana dice que es por una historia que le contaron, la del marqués de Valero, don Baltazar de Zúñiga y Guzmán, quien fue virrey de la Nueva España y ordenó enviar su corazón a México al morir.

"Es un hombre liberal para su época, puesto que abre por primera vez un convento para monjas cacicas", dijo Espejo en una entrevista con The Associated Press sobre las mujeres indígenas a las que antes no se les admitía en los conventos porque se consideraba que no eran aptas para oficios religiosos.



Las cacicas del convento instaurado por el virrey no eran indígenas pobres sino con grandes heredades, por sus padres caciques, ya que todas las monjas pagaban dotes enormes para comenzar su vida en los conventos.

"Por ejemplo (las monjas) concepcionistas pagaban 4.000 pesos, que ahora parece una bicoca", dijo rodeada de libros en su casa de estilo neocolonial, en los límites de la Ciudad de México. "(Pero) una casa importante en la zona del centro de México valía 300 pesos. Las Jerónimas, que eran un poco más baratas, pagaban 3.500. A Sor Juana los marqueses de Mancera le ayudaron a pagar la dote".

Para las familias esto no era un sacrificio, señaló la también autora de "Alta costura" y "El cantar del pecador". "Tener a la hija en el claustro era prestigio social. Por otro lado las muchachas todas eran creyentes, creían que de esa manera llegaban a Dios".

Una vez que ingresaban ya no volvían a salir, ni siquiera a comprar sus alimentos, pero todas llevaban vidas diferentes tras los muros de los conventos.

"Algunas llegaban a viejas y otras morían pronto por el sacrificio de no comer y las vigilias y los ayunos, todo lo que implicaba la vida monjil", explicó.

Espejo encontró inspiración para su libro en las detalladas pinturas y paisajes en biombos del siglo XVIII y en su novela los va "abriendo" para descubrir una serie de personajes de la vida religiosa y seglar que existieron verdaderamente en la época.

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