lunes, 9 de marzo de 2015

Suki desea que sus alumnos norcoreanos puedan leer el libro que les retrata.

La editorial Blackiebooks presenta en castellano el libro que ha sido éxito de ventas en Estados Unidos donde la autora colabora con medios internacionales desde que en 2002 comenzó a viajar al hermético país.


Madrid.La escritora estadounidense Suki Kim desearía que sus alumnos norcoreanos pudieran leer su libro "Sin ti no hay nosotros", en el que retrata la vida en el campus de la universidad privada de Pyongyang donde impartió clases, "infiltrada" como misionera hasta la muerte de Kim Jong Il en diciembre de 2011.

No obstante, en una entrevista hoy con Efe, Suki reconoce que tiene muy pocas esperanzas de que esos jóvenes alumnos de inglés tengan oportunidad alguna de hacerse con un ejemplar y poder leerlo, y todavía no sabe si prefiere que olviden cualquiera de las inquietudes que pudiera haberles inculcado entonces.

La editorial Blackiebooks presenta en castellano el libro que ha sido éxito de ventas en Estados Unidos donde la autora colabora con medios internacionales desde que en 2002 comenzó a viajar al hermético país.

Sin embargo, previene sobre la imposibilidad que tienen los periodistas para ver y describir la realidad de lo que allí ocurre en los viajes que organiza el régimen norcoreano, que descalifica por su contenido propagandístico.

Suki admite haber "llorado mucho y pasado mucho miedo hasta quedar exhausta y deprimida".

"Repensar todas y cada una de las conversaciones es agotador", explica al describir el grado de paranoia en el que viven no sólo los norcoreanos, sino los residentes extranjeros, en su caso, los misioneros de la Universidad de Ciencias y Tecnología de Pyongyang (PUST, por sus siglas en inglés).

El eje de la narración es la impenetrable y asfixiante vida en el campus de esa universidad de élite, reservada para hijos de altos cargos privilegiados del régimen, y abierto aún cuando, según explica la autora, aquel año las universidades fueron cerradas so pretexto del centenario del nacimiento Gran Lider, Kim Il-sung.

El cierre, puntualiza Suki, tenía que ver con el temor a la influencia de las revueltas de la Primera Árabe, pero también era el momento de la transición de un mandatario aquejado por un derrame en una dictadura hereditaria.

La escritora reconoce que, tras esa experiencia, le resultan difícilmente creíbles muchas de las descripciones de los hábitos y gustos personales que se hacen en los medios de los máximos dirigentes del régimen, cuya opacidad es legendaria.

Considera un acto de "locura y muy poco coreano" la ejecución del que fuera número 2 del régimen Jang Song-thaek por decisión del actual mandatario Kim Jong-un, quien no dudó en liquidar al que fuera mano derecha de su abuelo, fundador del régimen norcoreano

No descarta que la purga tenga que ver con el distanciamiento con Pekín, pese a escribir en su libro que "quien realmente tiene el poder es China".

Tampoco que constituya un acto de reafirmación de su poder, "una señal a la facción, más que nada", algo muy característico de esa lucha de clanes endogámicos.

Parca en visiones de cambio, sí subraya que dicho acto "frustra a su propia gente".

Aunque la narración tiene mucho de viaje introspectivo, toda vez que nació en Corea del Sur pero llegó con 13 años a Estados Unidos con su familia, Suki admite la influencia que ese desarraigo ha tenido en esta obra, en la que es palpable la constante desazón por esa separación tras la guerra inconclusa en 1953.

Aclara que la "introspección (narrativa) es humanizadora" y eso explica porqué está el "narrador tan presente" en todo el relato con sus propios desamores y su creciente encariñamiento con los estudiantes.

Suki describe la vida en ese "desgarrador" país en el que trabaja camuflada como misionera, envuelta en sucesivas capas de austera ropa que le cubren del gélido invierno y alimentada con una miserable dieta.

Pese a todas las trabas de la comunicación, fundamentalmente derivadas de la ignorancia del mundo exterior de los muchachos, Suki defiende que es mediante la "interacción como se puede saber como piensan o actúan".

Disculpa incluso los embustes de los jóvenes, -muchos de ellos sin que ellos mismos lo sepan-, por vivir en donde la mentira constituye un elemento esencial de supervivencia.

Reitera que ni siquiera entre ellos, entre los amigos más próximos e íntimos "se pueden fiar", y subraya que su principal problema es que "no pueden pensar y actuar" con libertad. "No saben".

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