jueves, 12 de marzo de 2015

DISCURSO DEL DR. CARLOS PÉREZ EN LA DÉCIMA FERIA DEL LIBRO Y SÉPTIMA DE TECNOLOGÍA EDUCATIVA 2015. UAPA.

“Cuando oramos, hablamos con Dios, pero cuando leemos y escribimos, es Dios quien habla con nosotros”. A través de la escritura, la lectura y la reflexión he logrado armonizar el silbido del silencio con el deleite subjetivo que produce la ornamentación onírica que nos transporta mas allá del horizonte, degustando de las ocurrencias o las ingeniosidades de las imaginaciones, que les dan razón y sentido a la existencia y que permiten en el trajinar de los sueños por el tiempo, ir dejando huellas e incinerando cicatrices.

Es pertinente, razonable e ineludible, agradecer con la humildad de los dioses y la prudencia de los sabios, a los honorables miembros del Consejo Académico de la Universidad Abierta para Adultos -UAPA- por acoger la propuesta que le sometiera la Comisión Especial, creada por esta alta casa de estudios, para honrarme con la agradable y enaltecedora distinción de dedicarme la Décima Feria del Libro y Séptima de Tecnología Educativa 2015, su gesto de reconocimiento al trabajo realizado durante décadas con disciplina, humildad y perseverancia, y sobretodo, como un compromiso social, estético y espiritual, en favor de los mas nobles intereses de la cultura, la educación y la producción literaria en la República Dominicana.

Señores del Consejo Académico y Comisión Especial, permítanme extender mi gratitud al doctor y doctoras es Ángel Hernández, Mirian Acosta y Reyna Trejo; al personal administrativo y de apoyo, así como a los facilitadores que con tanta entrega y dignidad laboran en esta prestigiosa institución. Sus generosidades para conmigo, las conservaré en el espacio sideral de la sensibilidad.

Hay que reconocer que la Universidad Abierta para Adultos (UAPA) ha puesto en evidencia, por más de dos décadas, su compromiso, con el desarrollo formativo, cultural y social, y con una perspectiva, pluralista, abierta, democrática y participativa de una sociedad que trilla el sendero de la posmodernidad; haciendo posible mantener de manera secuencial por 10 años; las Ferias de libros, las cuales constituyen un medio estratégico para aguijonear la lectura, la investigación y la producción artística; las mismas son espacios en los cuales la colectividad educativa en su conjunto se hace partícipe de los autores, de la sabiduría, de la ciencia… del conocimiento en sentido general.
Ustedes señores de la Universidad Abierta para Adultos (UAPA) han interpretado la reflexión del escritor Carlos Ruiz Zafón, en su novela La Sombra del Viento, quien expresa que: “Cada libro, cada volumen que ves aquí, tiene un alma. El alma de la persona que lo escribió y de aquellos que lo leyeron, vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien baja sus ojos a las páginas, su espíritu crece y se fortalece”.
Con igual connotación se refiere el proverbio hindú, el cual revela que “Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”. Entonces… el regalo de un libro, además de obsequio, es un delicado elogio.
Es propicio el escenario para reseñar la desconsoladora situación que permea las efusiones, las estimulaciones, las ilustraciones y las erudiciones de los creadores dominicanos, me refiero a la inaccesibilidad de los mismos para llegar a las escasas editoriales existentes en el país, lo que obliga en muchas ocasiones a los escritores nacionales, a tomar la embarazosa alternativa de autofinanciar sus producciones; situaciones que los hacen asumir compromisos económicos con impresores; estas responsabilidades financieras que por honestidad y convenio se deben honrar; ante esta situación se sienten compelidos a recurrir a la venta individualizada de los textos, visitando empresarios y especímenes políticos, quienes muchas veces cometen la indelicadeza, para decirlo de una manera, de expresar que adquirirán uno o varias ejemplares para ayudar, expresión que, por supuesto lesiona el aliento y el sentimentalismo, y que los hacen aparentar en ocasiones como simples y vulgares menesterosos; en otro contexto, buscan el auxilio de amigos educadores para que éstos les asignen a sus estudiantes las obras; pero la situación es, aún más borrascosa, cuando acuden a las instituciones del Estado que deben promover, incentivar y proteger las obras y a los autores, estos estamentos, cuando suelen hacerlo, es a través de relaciones y predilecciones políticas, en correspondencia al partido que se encuentre en el poder, por otra parte, cuando visitan las empresas privadas en procura de un patrocinio de una edición, los hacen esperar largo tiempo, a veces con la intención de desesperarlos para que abandonen sus ilusiones, y en otras de enviar un meta mensaje de que no tienen interés en la actividad literaria; pero la situación, aún es más pavorosa, cuando asisten a instituciones de educación superior, que solo centran las limitadas publicaciones que realizan a libros de textos, revistas centralizadas en la mayoría de los casos, para promover y dar a conocer sus actividades institucionales, de manera que muchas de estas entidades ven la protección del quehacer creativo, como un gasto, no como una inversión; desconociendo y relegando a un segundo plano las reflexiones de carácter humanístico del músico, compositor alemán, Ludwig Van Beethoven, cuando decía “Son las fuerzas espirituales las que gobiernan el mundo.”

Ya los tiempos de los espléndidos mecenas de la Edad media y el Renacimiento con el “desarrollo de la humanidad“ se han marchado con el viento a un lugar lejano y desconocido, llamado olvido.

Desde la antigüedad el espectro del filósofo chino Confucio, llega hasta aquí y me susurra al oído, y su voz débil por la inclemencia de los siglos, me dice: - Hacia donde debo dirigirme, hacia donde debo mirar…y yo os digo como la canción Perdido en la oscuridad, con un gemido profundo del alma – ¡Maestro Kong, no tengo respuesta para contestar!
Ante el nebuloso panorama descrito, que desborda el desconsuelo y que a veces, vence el hálito y las efusiones, he decidido, conservar algunas de mis obras en el indiferente y frío espacio de la tecnología de un dispositivo; dejarlo ahí, a las eventualidades del tiempo, y de que un buen samaritano, se compadezca de ellas y las difundan, de lo contrario se las dejo, con inmensa aridez, a la providencia… 

Superando los clamores y las lamentaciones, es trascendente reseñar, que los libros personalizan la complexidad del ser humana, que obliga a los ávidos de conocimientos a navegar por sus folias, sus episodios, cuando no de manera placentera y curiosa con una condición estética; para luego decir, de manera celestial y regocijo enternecedor: Los libros son las armas para combatir la ignorancia.


Señores y señoras!.. ¡El destino con la gracia de Dios!, me ha conferido el privilegio de llegar hasta ustedes, a través de Relámpagos de silencio, para ir lentamente deslizándome en una Eternidad de la luz, con Reflexiones Filosóficas, y seguir posándome en el mundo alucinado con un Asalto al olvido y transitar desde allí, el cosmos en el carruaje De la Luz al infinito, para cedacear los deseos en Calígine, y de esta manera navegar en Solazo y otras páginas, luego desvanecer las fantasías en Danzas de pasiones para finalmente concluir disfrutando y acompañando a Jesús en el festín de los demonios.

¡Qué no se apaguen luces! Muchas gracias. 
Santiago, 10 de marzo de 2015.-

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