viernes, 19 de septiembre de 2014

La poesía de Josanny Moní.

Por RAFAEL PERALTA ROMERO
He prologado el singular libro “Musa” y quiero compartir algunas de las ideas escritas al respecto. Se trata de una poesía esencialmente lírica. Sinceramente lírica, pues son los sentimientos la materia prima de los textos compuestos por Josanny Moní. El amor predomina en estos poemas, y ya se sabe que es éste uno de los temas perennes de la poesía universal. 
Josanny Moní, compueblana a quien he conocido por su poesía, canta a un amor inexistente, tal vez; ausente, al menos, pero, como paradoja, el ser a quien habla en los poemas aparece constantemente, en su cama, en su casa, donde ella esté, pero sólo su mundo interior le permite palparlo.
Se afirma que la poesía de estos tiempos se ha apartado del lirismo. No es extraño encontrarse con poesía hueca, complicada para la lectura y que por tanto no dice nada a los lectores. Ahí debe estar una de las razones por las que se lee menos poesía. El lirismo viene de lo hondo de quien escribe. Emerson, poeta estadounidense, ha escrito que los poetas expresan cantando lo que aprenden sufriendo. 
La contenida en el libro de Moní cuenta emociones, recorre interioridades, vuelca hacia fuera el mundo interior de una joven que ha encontrado en la poesía la forma idónea de expresar su concepción de la vida y del amor. Para la poesía no basta un “te quiero”, que es lo que decimos ordinariamente.
La poesía es un lenguaje trascendente mediante el cual lo que se dice traspasa la fase secreta de la relación amorosa y se presume sobrevivirá al tiempo y a los pesares. El libro de Josanny Moní va creciendo a medida que avanzamos en su lectura. Los textos crecen en fuerza poética y en intensidad. “Musa”, el poema que le da título al libro es un perfecto acopio de los elementos que intervienen en su poesía: viento, olor de lluvia, olor de café, sus ojos, la mirada del otro, esas gotas incesantes que acosan mi techo…
Es persistente el lirismo, y también el erotismo. Erotismo del bueno, digo, pues el erotismo es como el colesterol, uno bueno y el otro malo. El erotismo bueno es vida y belleza, vale decir poesía. El otro se aproxima a lo vulgar.
Esta autora sabe cómo empezar y terminar un poema, no sé en qué academia o taller literario lo ha aprendido, pero  puedo intuir que  la fuerza  de sus versos  es hechura de un mandato superior que emana de la conciencia. Sólo así  puede hablarse tan enfáticamente con un ser que no ha sido vist “¿Cómo irme de tu vida si nunca he estado?”. 

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