"No soy más que una especie de puntito en esa cadena de cultura en la que me gustaría estar inserto".
MADRID. El filósofo Emilio Lledó, galardonado el martes con el Premio Nacional de las Letras, considera "un error garrafal, una desgracia" que las humanidades hayan ido perdiendo importancia en los planes españoles de enseñanza y espera que desde el Gobierno "se reconsidere esta cuestión".
"Parece como si las humanidades fueran ciencias inútiles, cuando es todo lo contrario: la literatura, la filosofía, el arte y la historia enriquecen la mente", le decía a Efe este gran humanista, poco después de enterarse de que había ganado el Nacional de las Letras en reconocimiento a toda su trayectoria.
A Lledó (Sevilla, 1927) se le acumulan los reconocimientos. El martes en la mañana mantuvo un encuentro con periodistas con motivo del Premio Antonio Sancha, que le han concedido los editores de Madrid, y fue en ese acto donde le comunicaron que había ganado el otro galardón.
Se fue tan tranquilo a su casa y, al llegar, se encontró con más de treinta llamadas en el contestador, entre ellas la del secretario de Estado, José María Lassalle, que intentaba desde hacía rato comunicar con él.
"Se ve que este fin de año es terrible: Emilio Lledó, de profesión sus premios", bromeaba este humanista, defensor acérrimo de la cultura y de los saberes antiguos.
El filósofo agradecía los motivos que ha aducido el jurado para darle el Nacional de las Letras, que ha ganado "por su pensamiento y dilatada obra, que armoniza la filosofía del logos, la hermenéutica, el valor estético y ético de la palabra, la defensa de la libertad y reivindica la vocación docente".
Pero él insistía en que tan solo es "un profesor que ha escrito unos cuantos libros y artículos", aunque lo que sí es cierto es que le "apasiona el mundo de las letras y de la filosofía, de todo lo que tiene que ver con la cultura y con esa palabra que, desgraciadamente, está un poco deteriorada: 'humanidades'".
"No soy más que una especie de puntito en esa cadena de cultura en la que me gustaría estar inserto", insistía Lledó en su entrevista con Efe.
Y cuando se le dice que el jurado del Nacional de las Letras también lo ha premiado por ser "un gran ensayista y divulgador de alto nivel", asegura que "esas cosas tan bonitas" no lo envanecen, pero le "dan marcha".
Lledó reconoce que no es fácil hacer valer la cultura antigua en el mundo actual, "pero seguimos leyendo a los clásicos, y los que escribimos nos preguntamos qué quedará de nosotros dentro de treinta o cuarenta años".
"Que podamos leer a los clásicos y que nos sigan haciendo latir y sentir Homero, Platón, Aristóteles, Descartes o Miguel de Cervantes es una maravilla", aseguraba el filósofo sevillano, académico de la Lengua desde 1994.
"Poder dialogar con los clásicos y que nos arranquen del diálogo a veces tan pobre que llevamos con nosotros mismos, y nos lleven hacia sus problemas, eso me parece un don de los cielos", insistía el premiado.
Apasionado de la lectura, Lledó reivindica la de los clásicos con verdadero fervor, y le preocupa la escasa importancia que se le da a las humanidades en la enseñanza.
"Me parece una desgracia, un error garrafal, y espero que se vuelva a reconsiderar esa cuestión", subrayaba el martes.
"Aristóteles decía que el posponer la cultura y la educación de la libertad a la pura cosa económica es de almas mezquinas", recordaba Lledó, convencido de que, como la cultura no ocupa ahora el lugar que debiera, "nos estamos volviendo un poco mezquinos".
"No profundizar en las humanidades es un empobrecimiento terrible para la vida de un país de cultura como es España", aseguraba.
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