sábado, 21 de junio de 2014

Ingrid Betancourt se evade en la ficción, con "La línea azul".

La excandidata presidencial presenta ahora una novela de aventuras en la Argentina de los escuadrones de la muerte.




París.- Cuatro años después del relato de su cautiverio en la jungla colombiana, Ingrid Betancourt vuelve con una novela, "La línea azul", que nos traslada a la Argentina de los escuadrones de la muerte, con una heroína dotada de un don sobrenatural.

La editorial Gallimard publica esta novela de aventuras (La ligne bleue, en francés) el 24 de junio. Se trata de una ficción que se hace eco del destino personal de la franco-colombiana de 52 años, secuestrada por las FARC de 2002 a 2008.

La ex candidata a la presidencial colombiana asegura haber perdonado a sus secuestradores, vive ahora en Gran Bretaña y estudia teología desde hace tres años en el Harris Manchester College, en Oxford.

Encontramos en "La línea azul" algunos temas de "No hay silencio que no termine", relato de su cautiverio: la privación de libertad, el traumatismo, el coraje individual y la cobardía colectiva, el dilema entre el deseo de revancha y la fe en la vida, la aspiración a la paz.

La trama se sitúa en Buenos Aires, en los años 70. Julia ha heredado de su abuelo el don de ver el futuro y le corresponde interpretar su visión. Desde pequeña, tiene que intervenir para impedir que ocurran desgracias. Sigue luego el destino de esa juventud idealista y revolucionaria de América Latina, fascinada por la figura de Cristo y por la de Ernesto "Che" Guevara. 

La vida de la protagonista da un giro tras el golpe de Estado militar de 1976. Simpatizantes del movimiento de los Montoneros, su pareja y ella son capturados por los escuadrones de la muerte, pero logran escapar. Muchos otros desparecerán.

"Mi propia historia me ha hecho sensible a la de aquellos que vivieron esta dictadura", subrayaba recientemente la autora, que se inspiró del destino de una amiga argentina para el personaje de Julia.

Ingrid Betancourt, propuesta tras su liberación para el Nobel de la Paz y luego criticada por varios libros de antiguos compañeros de cautiverio, apoyó a mediados de junio la reelección del presidente colombiano Juan Manuel Santos. En un corto video aparecía con la palabra "paz" escrita en la palma de la mano, señal de adhesión a la campaña de Santos.

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