El maestro de la pintura dominicana falleció a las 5 de la madrugada de este jueves en la ciudad de Santo Domingo.
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Domingo Liz, uno de los grandes
maestros de las artes plásticas dominicanas, falleció en la madrugada de
este jueves, aquejado de problemas respiratorios.
Liz, de 82 años, había ganado el Premio Nacional de Artes Plásticas 2012, entre otros muchos reconocimientos a su obra.
Murió en su residencia de la ciudad capital dominicana. Sus restos
mortales son velados en la funeraria Blandino, en la avenida Abraham
Lincoln.
El maestro Domingo Liz nació en la ciudad de Santo Domingo, Distrito
Nacional, en el año 1931. Además de sus estudios en la Escuela Nacional
de Bellas Artes, de Santo Domingo, participó de cursos e intercambios
en numerosos países de las Américas, Norteamérica y Europa.
Breve biografía de Domingo Liz
Pintor y escultor. Nació en 1931 en Santo Domingo. Domingo Liz es una
de las glorias del arte dominicano. Hombre de gran conciencia artística
y una amplia experiencia de vida, que ha sabido desarrollar su vocación
creadora de la mano con su labor como educador, la cual ha desempeñado
por 42 años en la Escuela Nacional de Bellas Artes y por 28 años en la
Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Liz se caracteriza por tener una profunda y enigmática visión del
mundo y de sí mismo que ha traducido a sus lienzos, los cuales
constituyen su mayor legado al país y el mundo. Hombre de pocas
exposiciones y una selecta obra, lo que se debe, según él mismo explica,
a que durante toda su vida se dedicó de manera paralela a la enseñanza y
el arte, por lo que debió repartir su tiempo entre estas dos pasiones
que a lo largo de los años han sido sus principales inquietudes. Además,
añade: “Prefiero mostrar las obras que representan un período de tiempo
y una visión, por eso todas mis exposiciones representan un período de
mi existencia creadora, lo que permite apreciar mejor la evolución de mi
arte”.
Trayectoria
A lo largo de su vida, Domingo Liz ha realizado cinco exposiciones
individuales. La primera se produjo veinte años después de graduarse de
la Escuela de Bellas Artes, ya que según él, fue discípulo post grado de
Jaime Colson y, como consecuencia, su trabajo reflejaba una tendencia a
copiar el estilo de ese artista, por lo que decidió no exponer hasta
encontrar su propia voz. Esa búsqueda lo llevó a desarrollar su propio
estilo, caracterizado por colores y formas propias, fruto de su
experiencia visual, en donde los personajes que aparecían eran
caricaturescos y tenían una evidente y voluntaria desproporción
anatómica. Todo esto surgió del propio medio que lo rodeaba y del barrio
La Ciénega, el cual se convirtió en su gran inspiración.
La segunda exposición la realizó veinte años después en la Galería
de Arte Moderno y era un conjunto de pinturas y dibujos que mostraba una
mejor definición del color, mayor investigación de las características
satíricas de su primera entrega y una visión más definida.
Así continuó hasta realizar su quinta y más reciente individual,
presentada en la Galería Varelli, ubicada en La Marina de Casa de Campo.
De acuerdo al artista, esta muestra lleva a un grado superior las
sutilezas de su arte, el cual se manifiesta con mayor libertad y menos
prejuicios. “Estoy en mi etapa de mayor libertad y continuaré hasta
entregar la mejor producción de toda mi vida, la más libre, la más llena
de expresión, la más simbólica, la más simple y sintética”.
Multifacético
Domingo
Liz es un artista multifacético. Además de trabajar la pintura y el
dibujo, ha incursionado en la escultura y varias de estas obras han sido
premiadas en importantes concursos de arte, como la bienal que organiza
el Centro Cultural Eduardo León Jiménes. Según él, hubo una época en la
que sólo realizaba esculturas, tanto en madera como en metal, pero tuvo
que volver a la pintura y el dibujo debido a que algunos de los
materiales con los que estaba trabajando le resultaban nocivos.
Sobre su labor como profesor dice: “La educación es una parte muy
importante de mi existencia. Es una parte consustancial de mi vida y una
de las actividades que más dignifican. El educador da y también recibe,
ya que uno aprende tanto como enseña. He aprovechado esta experiencia
al máximo y he tenido la dicha de cultivar relaciones importantes y
profundas con algunos de mis estudiantes, quienes me tratan con mucho
respeto”.
El valor del arte
Al referirse a los valores del arte, explica que una de las cosas más
nefastas en este oficio es la imitación y que la originalidad sólo
puede venir “cuando el ser se expresa con autenticidad, con sinceridad,
relacionándose con el mundo visual que lo rodea, ya que el artista debe
mantener esa conexión con la realidad”.
Manifiesta que en el mundo artístico se ha generado toda una cadena
de mentiras que involucra a todos los agentes y que ha llevado a que los
valores del verdadero arte se tergiversen: “Los valores se falsean
cuando entran en juego ciertos intereses y la opinión crítica miente
cuando está pagada”.
Comenta que las realizaciones trascendentes corresponden a una
minoría, ya que sólo un pequeño porcentaje es de verdad creador: “La
mayoría son imitadores. Por eso cuando un artista de verdad empieza a
trabajar con un lenguaje íntimo y auténtico, inmediatamente se crea una
escuela. En la cabeza de todos los ismos hay uno o dos creadores”.
Apunta también que a pesar de todo ese mundo de falsedades que se
genera en torno a esta profesión, el arte auténtico siempre trasciende
esas barreras, ya que resulta difícil encubrir los verdaderos valores.
Arte Dominicano
Al referirse al arte dominicano destaca que el trabajo local tiene la
misma categoría y calidad del que se está haciendo en otras partes del
mundo, pero señala que falta una mayor promoción: “Pasamos por una etapa
de dictadura que limitó el arte y los gobernantes siguientes no han
invertido ni realizado verdaderos esfuerzos para promocionar el arte
nativo. Para el mundo exterior estamos rezagados en comparación con
Latinoamérica, pero la realidad es que no conocen lo que hacemos”.
Sobre la nueva generación indica que todo pueblo tiene sus talentos
jóvenes auténticos y este es el caso de República Dominicana, pero
advierte que hay una gran mayoría que imita: “Hay mucha imitación y con
esto de la globalización, la nueva generación se está dejando abrumar
por valores foráneos y se está desligando de las características
visuales que le rodean”.
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