miércoles, 2 de enero de 2013


CON LA RAZÓN CALLADA 

Por Luis Alfredo Jiménez
(Miembro del Taller Literario Triple Llama)


La veo tanto como tanto suelo desear no hacerlo constantemente. Cuando en el vacío  pienso, también pienso en ella sin poderlo evitar. Esta calle amplía la caída de la noche, y su fondo es el mismo por donde se suicidan los ojos al buscarla a lo lejos. Está muerta, y debajo estoy yo, y sobre ella, ¡nada! Como un animal con la razón callada, duermo con los muertos, porque ya abracé cada noche que vivía, y ya no vivo más. Sin ella puedo creer que no creo, que no sea verdad que vendrá, pero si es así, es la verdad que no vendrá con ella cuando vuelva. Para no verme, me inventé unos ojos que no ven los ojos míos. Irremediablemente, me quedaré como alguien que se ha ido sin darse cuenta que se iba lentamente mientras se quedaba.



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