sábado, 6 de diciembre de 2014

Rey Rosa: elegiría cuentos frente a novelas por instinto de conservación.

Autor de una decena de novelas, Rey Rosa está considerado como uno de los maestros actuales del relato, cuya producción ha reunido ahora la editorial Alfaguara en un volumen que incluye otros cuentos inéditos bajo el título "1986. Cuentos completos".


Madrid.El escritor Rodrigo Rey Rosa (Guatemala, 1958) no sabe si es por la sobriedad de su lenguaje, "por temperamento o por falta de paciencia", pero asegura que si tuviera que escoger entre relatos o novelas "por instinto de conservación" se quedaría con los cuentos.

Autor de una decena de novelas, Rey Rosa está considerado como uno de los maestros actuales del relato, cuya producción ha reunido ahora la editorial Alfaguara en un volumen que incluye otros cuentos inéditos bajo el título "1986. Cuentos completos".

Desde sus primeros relatos hasta los más actuales, el autor guatemalteco hace en una entrevista con Efe un breve análisis de su evolución como escritor de cuentos a lo largo de estos años: "me he vuelto un poco prolijo, me temo".

Describe su propia escritura como "resignada, modesta, peoresnadista", un estilo que ha sido reconocido con galardones como el Premio Nacional de Literatura de Guatemala o el Premio siglo XXI a la mejor novela extranjera de la Asociación China de Literatura Extranjera de 2013.

Sus relatos están llenos de suspense, para el que considera necesario "un cierto estado de ánimo a la hora de escribir".

"No sé quién dijo, creo que con mucha razón, que en un buen relato debería haber suspense en cada oración. Se refiere a un suspense sintáctico, y me parece que este es necesario para lograr el otro sin que la intención de crearlo resulte demasiado burda", explica.

En "Cárcel de árboles", su protagonista confiesa que el acto de escribir le hace sentirse superior a sus guardianes, una esperanza con la que el autor reivindica "la posibilidad de una libertad interior que nadie pudiera coartar".

"Con 'Cárcel de árboles' me ocurrió algo bastante extraño", recuerda Rey Rosa: "escribí el relato en Tánger, en los ochenta, pensando en Guatemala, donde comenzaban a descubrirse prisiones clandestinas para presos políticos, pero pensando también en las formas de control mental que supone la propaganda masiva y la tecnología".

"Veintitantos años más tarde, me enteré de que en un lugar en la selva guatemalteca muy cercano al sitio donde ocurre el relato, existió un centro de detención donde, como en el relato, tenían prisionera a gente "que no encajaba en el sistema" encadenada a los árboles, sometida a tratamientos con drogas y a trabajos forzados", un lugar sobre el que ahora está haciendo una película, "sin presupuesto, eso sí", señala.

No es el primer relato de Rey Rosa que se lleva a la gran pantalla, ya que la adaptación cinematográfica de "Lo que soñó Sebastián", escrito en 1994, fue dirigida por él mismo y presentada en el Festival de Sundance en 2004.

También son una constante en sus relatos los límites entre la realidad y la imaginación, por los que siempre se ha interesado, porque cree que se confunden constantemente en la vida de todas las personas a diario: "Cuando recordamos algo que ocurrió, no ya en nuestra niñez, sino hace diez años, ¿recordamos simplemente, o inventamos? Es prácticamente imposible saberlo".

Rey Rosa ha vivido y escrito en Nueva York, Guatemala y Tánger tres lugares con unas diferencias muy marcadas y con influjo en su literatura aunque, recuerda, como asegura un personaje de Paul Bowles "Tánger es más Nueva York que Nueva York".

Respecto a sus personajes marginados, el escritor guatemalteco señala: "La gente que vive al margen suele necesitar de la invención para sobrevivir, y escribir desde el punto de vista, desde el lugar de un marginado puede contagiar de inventiva a quien hace el relato.

Para Rey Rosa, aunque ahora se lee y se habla de cultura más que antes, lo necesario sería fomentar "la comprensión de la cultura".

"El nivel cultural de un país como Guatemala es tan bajo que habría que optar por la pedagogía. Antes de pretender que la gente lea más, habría que enseñarle a leer", sostiene.

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