jueves, 9 de abril de 2015

René Delgado, un escritor de novelas desde el coto privado del periodismo.

"Mi interés es ver lo que ocurre en el país o en otros lugares como periodista".


MÉXICO. El narrador René Delgado, autor de la novela "Autopsia de un secuestro", puede incluirse sin desentonar en el coro de la literatura mexicana, pero solo es capaz de hacerlo desde su coto privado, la silla de periodista.

"No me concibo como un escritor, esta obra la escribí entre los espacios que se abrieron en el ritmo de la redacción y después del cierre del periódico; es una novela hija de la madrugada", asegura en una entrevista con Efe.

Con su barba canosa bien recortada y vestido con un elegante traje azul con corbata a rayas, Delgado delata su condición de Ejecutivo del diario Reforma, donde se desempeña como director editorial, pero al hablar relega las formas y se refiere con pasión al que Gabriel García Márquez llamó el mejor oficio del mundo.

"Mi interés es ver lo que ocurre en el país o en otros lugares como periodista, esta novela nació en el peor lugar para escribir, la redacción del periódico, con ruido y lejos de un ambiente ideal que ni siquiera me planteo crear", señala.

De esa manera, alejado de la atmósfera propicia y con una paciencia de hormiga, Delgado escribió a cucharaditas desde el primer día de 2008 hasta el último de 2014 y armó una historia policiaca que quien la empiece a leer, casi seguro no la soltará hasta conocer la suerte del personaje Juan Lavín.

Lavín es un periodista con un alto cargo en un diario que se enreda en una relación sentimental con Teresa, una modelo salvadoreña que ama la lectura, es capaz de discutir con autoridad sobre política y posee una gran personalidad, pero tiene una amistad con un vendedor de drogas y eso la lleva a la muerte.

Durante 251 páginas, el autor utiliza un lenguaje limpio sin adjetivos ruidosos y es capaz de meterse al lector en la bolsa con una historia de amor con claroscuros, como las de la vida real.

"Es difícil que una novela no tenga elementos biográficos; en Lavín encuentras algo de mi personalidad, pero la mayor parte es fantasía", confiesa.

Cuando conversa, el escritor mira a los ojos y eso le aleja de una imagen inicial de tipo severo. Enfatiza con gestos, sobre todo de su mano derecha, y responde sin apuros como si también a sus palabras las hiciera pasar por su lupa de editor.

Como periodista, en la década de los años 80 Delgado fue enviado a varias zonas de guerra, entre ellas El Salvador, donde recogió los datos que después vertió en su novela "El rescate" (1992), cuyos protagonistas Juan Lavín, Teresa, y el tío de ésta, Héctor Margusían, regresan en la nueva obra.

Personajes bien descritos, con tonos que impiden calificarlos de buenos o malos, desarrollan temas de la vida actual de México que Delgado exhibe en carne viva, mientras equilibra con reflexiones sobre la tendencia del periodismo a lo superfluo, el valor de la amistad, la corrupción o la inseguridad del país.

"En el periodismo tenemos un tiempo límite, si es radio, o un número limitado de caracteres, en los diarios, y siempre queda fuera información no dura, de contexto. Eso por lo general no lo exprimimos y es lo que sirve para la literatura", dice.

De joven leyó mucho pero, hace una década, el periodista se dio cuenta de que había bajado el ritmo de lecturas y se propuso un número mínimo de libros al año.

En esta Semana Santa lleva en su maleta "Adiós a los padres", obra de Héctor Aguilar Camín, y "El malestar de la democracia", de Carlos Galli, y tiene en espera la novela "Herejes", del cubano Leonardo Padura.

"No tengo supersticiones como escritor de ficción, no puedo darme esos lujos, soy como un obrero de las palabras, un tunde teclas", asegura mientras apura un cigarro y echa el humo para su costado.

Hasta hace poco, antes de llevar sus textos a la editorial se los enseñaba a Ida, su mujer, pero ahora ni a ella, lo cual le permite mantener el rumbo sin escuchar opiniones de quienes lo quieren.

Dice tener un par de proyectos que terminarán en novelas, pero se niega a hablar de ellos. Sin embargo, da una pista. En cualquier caso serán escritos desde su sitio vedado, el rincón de la redacción donde suele invocar a las musas.

Eco: "Las revoluciones hechas por intelectuales son siempre muy peligrosas".


MADRID.- El escritor y filósofo italiano Umberto Eco vuelve a la carga con "Número cero", una novela donde critica el mal periodismo, la mentira y la manipulación de la historia. Una parodia sobre estos tiempos convulsos, porque, en opinión del profesor, "esa es la función crítica del intelectual".

"Esa es mi manera de contribuir a clarificar algunas cosas. El intelectual no puede hacer nada más, no puede hacer la revolución. Las revoluciones hechas por intelectuales son siempre muy peligrosas", precisa.

"Una vez escribí que el intelectual verdadero no es el que habla a favor de su partido, sino en contra de su partido", explica el autor de "El nombre de la rosa", en una entrevista hecha en su casa de Milán, frente al castillo Sforzesco, cerca del Duomo.

Una casa envuelta en libros, literalmente, con más de 35.000 volúmenes ordenados por temas en sus infinitos pasillos, y repleta de obras de arte donde Eco, a sus muy bien llevados 83 años, recibe infatigable a los periodistas para hablar de "Número cero", el libro publicado por Lumen que sale a la calle este jueves en español, y que ha sido editado en 35 países.

"Todos los periodistas están viniendo aquí. Siento no haber ido a España -dice-, porque es un país que me gusta mucho. Barcelona es una de las ciudades donde me gustaría vivir; pocas me gustan para eso, solo tres o cuatro, como París, Barcelona o Amsterdam", sostiene este hombre amable y oceánico, uno de los semiólogos e intelectuales europeos de máxima referencia, dedicado al ensayo y a la novela.

Un autor que posee títulos tan simbólicos y exitosos como las novelas "El nombre de la rosa" (1982), "El péndulo de Foucault" (1988) o "El cementerio de Praga" (2010), o como sus ensayos "El problema estético" (1956), "El signo" (1973), "Tratado de la semiótica general" (1975) o el famoso "Apocalípticos e integrados" (1964), que se estudió durante años en las facultades de Ciencias de la Información.

Algo que puede volver a repetirse con esta nueva novela periodística, más breve que las anteriores, que solían tener 600 páginas; por eso suena de diferente manera, como dice su autor. "Esta me ha salido con ritmo de jazz, las otras eran como una sinfonía de Mahler y esta es más de jazz por el argumento, con temas más rápidos, como es el periodismo".

Un oficio que el autor conoce bien, porque se siente parte de él. Eco escribe desde 1960 muchos artículos y ensayos en prensa también sobre los "mass media", por eso esta crítica la hace desde "el interior" de la profesión. La historia comienza con la creación, por parte de un empresario italiano (que hace pensar en Silvio Berlusconi) de "Número cero", un ejemplar de un periódico en pruebas que se desarrolla en 1992.

Este periódico quiere salir con la intención no de informar sino como herramienta de poder para meter presión, desacreditar a políticos y rivales o crear informes, noticias falsas y complots.

"Desde hace más de diez años tenía esta novela en mi cabeza, siempre he querido hablar de los problemas del periodismo y ahora también de Internet, donde se puede mentir mucho. Yo lo utilizo -añade-, por ejemplo, para esta novela, donde me he informado sobre la autopsia de (Benito) Mussolini".

"Pero internet es como el automóvil, no se puede pasar la vida en internet como no se puede estar todo el día en el coche", advierte.

Y es que "Numero cero", además de ser una radiografía sobre lo peor del periodismo, del poder y la corrupción -"no son las noticias las que hacen el periódico, sino el periódico el que hace las noticias y saber juntar cuatro noticias distintas significa proponerle al lector una quinta noticia", dice un personaje-, es también la visión de Italia de los últimos 30 años.

Una Italia cuya historia es la de "un pueblo de puñales y venenos", como dice una de las protagonistas. "Elegí 1992 para situar el libro porque en ese momento hubo esperanza, nació 'Manos Limpias' y parecía que todo iba a cambiar, la lucha contra la corrupción, pero llegó Berlusconi y las cosas fueron justo al contrario".

El libro termina con sabor agridulce porque si bien antes todo era más opaco, y a quien revelase información o descubriera, algo importante, le podía costar la vida, "hoy, cuando afloran los nombres de corruptos o defraudadores y se sabe más, a la gente no le importa nada y solo van a la cárcel los ladrones de pollos albaneses", dice Eco.

Y eso se plasma en la novela, que termina con un buen reportaje de la BBC, que tras ser visto por un personaje dice: "Las personas decentes seguirán votando a los truhanes porque no darán crédito a la BBC, porque no verán programas como los de esta noche, porque estarán enganchados a la telebasura...".

Mircea Cartarescu: La poesía está en una feliz agonía desde hace 2.000 años.

Para Cartarescu, "escribir es una gran y continua alegría" y no un trabajo.


MADRID. Mircea Cartarescu, considerado el más importante escritor rumano en la actualidad, destila poesía a pesar de que hace dos décadas que no escribe en verso, un género que está "en una feliz agonía desde hace 2.000 años" y en el que publicó en 1990 su epopeya "El Levante", que ahora se edita en castellano.

Cerca de siete mil versos componen la versión original de "El Levante", un clásico en Rumanía y cuya versión en castellano publicada por Impedimenta en España y Latinoamérica ha sido preparada por el autor para su traducción.

"Hice un sacrificio convirtiendo el libro en prosa para que pudiera ser traducido", explica en una entrevista con Efe Cartarescu (Bucarest, 1956), candidato al Premio Nobel de Literatura en varias ocasiones, consciente de que era la "única oportunidad" de que esta obra pudiera salir de Rumanía.

Autor de novelas y volúmenes de cuentos traducidos a varios idiomas, la edición en castellano ha sido la primera que se ha realizado de "El Levante", a la que han seguido otras en francés, sueco o alemán.

Una obra que se enseña en las escuelas y en los libros de texto de su país y de la que el autor cree que se hará cercano al público español por su carácter mediterráneo.

En el Mediterráneo se desarrollan las tres cuartas partes de esta epopeya, que comenzó a escribir en 1987, "en los peores años" de la dictadura de Nicolae Ceaucescu, recuerda el autor.

La obra, que transcurre en el siglo XIX y contiene elementos muy orientales, "no es un simple viaje a través de la literatura rumana, sino también un poema sobre esa dictadura, sobre la revolución y el derrocamiento de un tirano detestable", en el que se podía identificar a Ceaucescu.

Por eso, agrega, es también un libro político, una novela picaresca y un escrito de iniciación en la cultura y la poesía rumana pero también en las ideas universales del hombre y la historia que pueden trasladarse a otros países, especialmente en Latinoamérica.

"Muchas veces bromeamos con la idea de que Rumanía es un país latinoamericano que se ha perdido en Europa porque nos unen muchas similitudes", asegura Cartarescu, que siente muy cercanos a autores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Ernesto Sábato o Augusto Roa Bastos.

Su paso a la narrativa la explica en el hecho de que sintió en cierto momento que la poesía moderna rumana "había llegado a sus límites" y por eso decidió "hacer otra cosa".

"Nunca me repito; cada libro toma una dirección distinta al anterior y creo que no me estimaría a mi mismo si continuara por un camino que creo que se ha cerrado", dice este autor que ha escrito "de todo menos teatro".

Pero asegura que no le interesa nada que no sea poesía y la busca incluso cuando lee libros científicos, metafísicos o novelas realistas: "No me interesan los personajes, ni la trama, sino lo poético de los libros y los sentimientos que se encuentran".

Por ello, sostiene que pese a que no lo haga en verso siempre escribe poesía aunque sea en forma de novela. Al fin y al cabo, recalca, "la poesía es una forma de mirar el mundo".

Para Cartarescu, "escribir es una gran y continua alegría" y no un trabajo, de tal forma que se siente privilegiado por haber conseguido poner en práctica su sueño de joven y hacer durante toda su vida lo que más le gusta.

También como profesor intenta transmitir su pasión por la lectura a los jóvenes, aspecto sobre el que cree que no hay que alarmarse demasiado pues dice que no se lee menos en la actualidad que en otras épocas y ve en los libros electrónicos "una oportunidad, no un peligro".

"Inés del alma mía", de Isabel Allende, será llevada a la televisión.

"Espero mucho de este proyecto, porque tenemos un espacio que el cine no tiene".


SANTIAGO DE CHILE. La novela de Isabel Allende "Inés del alma mía", que narra la historia real de Inés de Suárez, una española que viajó a América en 1537 y participó en la conquista de Chile y en la fundación de la ciudad de Santiago, será llevada a la televisión, anunciaron este miércoles sus productores.

"Espero mucho de este proyecto, porque tenemos un espacio que el cine no tiene", dijo este miércoles la escritora chilena, de 72 años, en la rueda de prensa de presentación del proyecto.

Más tarde, la presidenta Michelle Bachelet recibió a Allende, quien este martes recibió el grado de doctor honoris causa de la Universidad de Santiago de Chile, y la escritora le regaló el libro "La casa de los espíritus".

La serie de ocho capítulos, una coproducción internacional comandada por el canal Chilevisión, se comenzará a realizar este año pero los productores aún no tiene fecha de estreno.

La idea surgió hace dos años, contó el director ejecutivo de Chilevisión, Jaime de Aguirre. Ese fue el tiempo en que tardaron en convencer a la escritora de que el proyecto valía la pena y que sería realizado con una buena factura.

"En una película hay que sintetizar todo en muy poco tiempo, en cambio en este espacio se pueden regodear, sacar a la luz detalles que sólo están insinuados en el libro", dijo Allende, que es considerada la autora en español con mayor proyección internacional, con 57 millones de libros vendidos y traducciones a 35 idiomas.

Para Allende, que ha rechazado muchas otras ofertas de transformar sus libros en proyectos audiovisuales, la historia de Inés Suárez tiene una especial significación.

"Estoy feliz porque el personaje de Inés Suárez me cautivó desde que estaba en el colegio donde apenas la mencionaron, porque los historiadores son especialistas en ocultar la historia de las mujeres", dijo la escritora.

Para ella, en cambio, se trata de un personaje excepcional: "salvó dos veces la ciudad de Santiago y no se cuántas veces la vida de Pedro de Valdivia (el conquistador de Chile y su amante)".

A su juicio la protagonista de la historia es una mujer que está en el germen de lo que es la identidad de la mujer chilena por su inmenso coraje y valor, pero sobre todo, porque se mueve por amor.

"Creo que representa la esencia de la mujer chilena, una mujer que es capaz de hacer todo por amor y con una tremenda valentía y coraje", afirmó.

Isabel Allende, radicada en California (EE.UU.), es desde 2004 miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras y en 2010 ganó el Premio Nacional de Literatura de su país.

La autora de "La casa de los espíritus", entre otras muchas obras, dijo este martes en Santiago que en su país la "basurearon por 30 años".

"Creo que el Premio Nacional me dio una categoría de respeto entre los intelectuales, no en el resto de la gente que siempre ha sido muy cariñosa. Pero esto último finalmente es lo que vale. Eso es lo que me importa: los lectores", señaló en su discurso de investidura como doctora honoris causa.

Se publica el segundo libro póstumo de José Luis Sampedro, "La vida perenne".


MADRID. Cuando se cumplen dos años de la muerte de José Luis Sampedro, su viuda, Olga Lucas, cree que la sociedad sigue necesitando las enseñanzas de este escritor español que fue un referente moral para mucha gente, parte de las cuales reúne en "La vida perenne", una obra que es, dice, "un antídoto contra la prisa".

"La vida perenne", de Plaza y Janés, es un viaje a través de la filosofía vital del autor fallecido el 8 de abril de 2013 en el que los pensamientos y sentimientos de Sampedro se mezclan con las voces de los sabios de Oriente y Occidente de los que aprendió, desde San Juan de la Cruz a los maestros sufíes o del taoísmo, acompañados por las imágenes del fotógrafo Chema Madoz.

Olga Lucas, que presentó este miércoles esta obra junto con Madoz, Premio Nacional de Fotografía, recordó su emoción al leer tras el verano el borrador del libro que el editor de Sampedro, Ángel Lucía, le presentó: "Tuve una sensación como si él resucitara y estuviera hablando conmigo como lo hacía".

Su viuda explicó que en sus últimos tiempos (Sampedro murió a los 96 años), el autor estaba preocupado por la crisis de valores y tenía mucho interés en poder transmitir sus reflexiones a los jóvenes porque, decía, "él ya había visto la función".

Aunque consideró que es muy difícil hablar del libro presentado este miércoles, recalcó que hay que leerlo "muy despacio" ya que "apela de una forma equilibrada al cerebro y al espíritu". "No tienes que devanarte los sesos, sino que aquieta el espíritu".

"Casi se le oye", dijo Lucas en referencia a Sampedro y a este libro, la segunda obra póstuma que se presenta tras su fallecimiento, después de que el 8 de abril del pasado año se publicara "Sala de espera".

Y es que Sampedro dejó 50.000 notas, un legado con el que se han realizado estos dos libros y con los que en el futuro "se hará lo que se pueda", indicó su viuda.

Olga Lucas dice que no es su intención ser "la viuda que quiere estrujar al autor" sino que lo que le interesa es que el pensamiento, el legado de Sampedro siga vivo: "Siempre que pueda sacar un libro de calidad que ayude a que no se olvide, lo haremos. No sólo porque le sigo queriendo sino porque creo que es necesario".

Eduardo Liendo será el homenajeado en Festival de la Lectura.

El evento literario se realizará del 30 de abril al 10 de mayo.


El Festival de la Lectura ya arma su programación de 2015. Luego de realizarse el año pasado en el mes de noviembre, el evento volverá a su fecha habitual: se realizará del 30 de abril al 10 de mayo en la Plaza Francia de Altamira.

La edición 2015 de la feria del libro de Chacao rendirá homenaje a Eduardo Liendo, que viene de publicar su novela Contigo en la distancia (editorial Planeta) y el libro de ensayos En torno al oficio de escritor (Lugar Común).

Eduardo Liendo nació en Caracas el 12 de enero de 1941. Ha publicado, entre otros, El mago de la cara de vidrioLos Topos (1975), Mascarada (1978), Los platos del diablo (1985), El cocodrilo rojo (1987), Si yo fuera Pedro Infante(1989), Diario del enano (1995), El round del olvido (2002), Las kuitas del hombre mosca (2005), Contraespejismo (2008) y El último fantasma (2009).

La organización del evento intenta traer a un escritor extranjero para el encuentro (depende de los boletos aéreos). El año pasado el español José María Conget fue el único invitado internacional. 

Samanta Schweblin obtiene el Premio Ribera del Duero.

El galardón de narrativa breve lo obtuvo la escritora argentina por su libro "Siete casas vacías".


Madrid.Samanta Schweblin se vio obligada hoy a "salir de la cueva" en la que suelen encerrarse los escritores, al ganar el Premio de Narrativa Breve Ribera del Duero con "Siete casas vacías", un conjunto de relatos sobre las relaciones humanas en los que "la locura sana" actúa como válvula de escape.

Scweblin (Buenos Aires, 1978) se impuso así a los otros cuatro finalistas de este premio: el boliviano Edmundo Paz Soldán, los españoles Alberto Olmos y Cristina Cerrada y la uruguaya Vera Giaconi, cuyas obras fueron elogiadas por varios miembros del jurado, dada su "gran calidad".

Convocado cada dos años por la Denominación de Origen Ribera del Duero y la Editorial Páginas de Espuma, encargada de publicar la obra ganadora, el premio fue anunciado hoy en Casa de América por un jurado presidido por Rodrigo Fresán y compuesto además por Pilar Adón, Andrés Neuman, Jon Bilbao y Guadalupe Nettel, galardonada en la edición anterior.

El jurado, según dijo Fresán, eligió el libro de Schweblin por su forma de "indagar en la normalidad rara o la rareza de lo normal".

"Siete casas vacías" es un libro "habitado por situaciones familiares o conflictos vecinales en los que predomina un costumbrismo perverso que explora los amores desviados y las formas más singulares de ternura", se dice en el acta del jurado.

Este es el tercer libro de cuentos de Schweblin, y el haber ganado con él un premio que, en cuatro ediciones, se ha consolidado como uno de los más importantes de su modalidad, la tenía hoy "muy contenta y muy feliz, aunque también muy nerviosa por lo que supone de visibilidad", afirmó la autora en una entrevista con Efe.

"Los escritores somos bichos más de interior, un poquito hosquitos y este premio me obliga a salir de la cueva", señaló Schweblin, que acaba de publicar en España su novela corta "Distancia de rescate".

Se trata de seis cuentos breves y uno largo que poseen en común "un ambiente, una atmósfera" y cuyos personajes, a veces, "tienen comportamientos insólitos o extraños pero que terminan siendo soluciones bastante sensatas a algunos problemas que parecen irresolubles", explicó la autora.

La locura adquiere cierto protagonismo en estos relatos, "pero no la locura extrema sino una más sutil, que es como una válvula de escape", indicó la autora.

Es "una locura sana, que a veces también da pistas incluso de lo insensato que es el mundo en que nos movemos".

Como dijo Fresán, el libro ganador "se identifica inmediatamente con la extrañeza". Su autora es "como una científica cuerda contemplando locos, como a través de un microscopio y con un bisturí en la mano".

El universo de estos cuentos tiene cierto aire al del cineasta David Lynch, según destacó Guadalupe Nettel, mientras que para Neuman, en los relatos de Schweblin hay "una tensión imparable" y su técnica es "arrolladora".

En su libro, Schweblin le ha prestado una especial atención a las difíciles relaciones humanas, ya sean las de pareja o las de padres e hijos.

Y se fija también en "la tragedia de criar", visible en ese dicho de "la culpa es siempre de la madre", le dijo a Efe la autora.

"Criar, educar, ayudar a crecer, implica irremediablemente deformar, transferir miedos y prejuicios, limitar, controlar. Es inevitable, una tragedia", aseguró esta escritora que no es madre pero sí es "hija desde hace 37 años".

Lo mismo pasa, aseguró Schweblin, en las relaciones de pareja. "En el momento en que uno entra en contacto con otro e intenta influir en él, ayudarlo, también hay ruidos que se comunican".

Todos los cuentos giran alrededor de esas casas a las que alude el título, aunque los personajes "están fuera de ellas".

Y es que las casas vacías son fiel reflejo de esas relaciones "que no terminan de funcionar, o que, quizás, no tienen que ver con la idea clásica de familia o de pareja que tenemos".

"Las relaciones son como todo lo que hay sobre la faz de la tierra: algo que nace y que está destinado a morir. Creo que nuestra sociedad debería dejar de asociar con el fracaso el final de las relaciones", afirmó esta autora que ha impregnado de "humor contenido" sus relatos.

Samanta Schweblin se enamoró de la literatura leyendo a los autores del "boom" latinoamericano, pero aprendió a escribir "con los norteamericanos", entre ellos con Flannery O'Connor, Hemingway, John Cheever, Raymond Carver y J. D. Salinger.

"Hice un cruce entre la fuerza, la magia y lo insólito de la escuela latinoamericana y la precisión, el control y la tensión de la norteamericana", dijo la escritora, que desde hace tres años reside en Berlín.

En la obra ganadora hay "mucha tensión, pero no la del 'thriller'" sino la que hace creer al lector que "puede obtener de estos cuentos alguna clave sobre la vida, esa sensación de que va a encontrar alguna verdad oculta en el relato".