domingo, 28 de septiembre de 2014

La salida del nuevo Diccionario de la RAE se adelanta al 16 de octubre.

Esta obra, "el hito más destacado" de las conmemoraciones del III Centenario de la RAE, es fruto de la colaboración de las veintidós corporaciones integradas en la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale).




Madrid.- La salida de la nueva edición del Diccionario de la Real Academia Española (RAE), la vigésimo tercera de su historia, se adelanta cinco días, al 16 de octubre, tanto en España como en los países hispanohablantes, han informado hoy a Efe fuentes de esa institución.

Esta obra, "el hito más destacado" de las conmemoraciones del III Centenario de la RAE, es fruto de la colaboración de las veintidós corporaciones integradas en la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale).

La RAE entregó a la editorial el texto completo el pasado 14 de marzo y, tras "un minucioso proceso de comprobación y corrección de pruebas", que acabó a mediados de agosto, la obra ya ha entrado en su fase de impresión y encuadernación.

El Diccionario de la Real Academia tiene 2.376 páginas y ha sido sometido a una "profunda revisión" en los trece años transcurridos desde su anterior edición, en 2001, que fue a su vez actualizada en cinco ocasiones.

El número de artículos de la vigésimo tercera edición asciende a 93.111, frente a los 84.431 incluidos en la anterior y más del doble de los aparecidos en el primer diccionario de uso de la RAE, publicado en 1780.

En total, el diccionario recogerá 195.439 acepciones, entre ellas cerca de 19.000 americanismos.

Las enmiendas introducidas en esta vigésimo tercera edición se acercan a las 140.000, referidas a 49.000 artículos, y se suprimen unos 1.350.

La aparición entre 2009 y 2011 de la "Nueva Gramática de la Lengua Española", la "Ortografía de la Lengua Española" y el "Diccionario de Americanismos", ha requerido "trabajos de armonización" entre los contenidos de estas obras y el diccionario.

El propósito es consolidar "la doctrina lingüística común", y en esa línea destaca la regularización en el nuevo diccionario del tratamiento de las marcas geográficas americanas, así como la revisión de los extranjerismos.

Eugenio María de Hostos: la vida como misión.

Por OFELIA BERRIDO / APORTE 
Al conmemorarse el 111 aniversario del fallecimiento del prócer puertorriqueño, la Universidad Interamericana, la Academia Dominicana de la Lengua y el Centro Dominicano de Investigaciones Bibliográficas (Cedibil) coordinaron un emotivo homenaje que se inició con una ofrenda floral en el Panteón Nacional, donde descansan los restos del insigne hombre, con la participación de Ivelisse Prats de Pérez, Emilia Pereyra, Gustavo Adolfo de Hostos -nieto de Hostos-, Miguel Collado, Luis Carvajal y Leibi Ng. El evento concluyó con una conferencia en la Academia con la presencia de Gabriel Read, rector de la Universidad Interamericana; los escritores Manuel Salvador Gautier, José Enrique García y Miguel Collado, presidente de Cedibil y coordinador general del homenaje, entre otros escritores y admiradores de la obra de Hostos.
Hace décadas, con motivo de la graduación de mi padre de la Escuela de Ingeniería y Agrimensura, llegué a Mayagüez junto a mi madre. Fue así que conocí aquel pueblo de aguas claras, gente buena, trabajadora y solidaria. Tendría unos cinco años, pero nunca olvidaré el acogedor paisaje pueblerino que se observaba desde el pequeño balcón del viejo, pero agradable, Hotel de Doña Thalía, pensión de estudiantes donde vivía mi padre. La brisa tierna y salobre del terruño de Eugenio aún la siento en mis labios, y la cadencia del trote de los caballos que danzaban alrededor del parque central todavía colma de alegría mi corazón. Me resulta fácil imaginarme a Hostos caminando por las calles de su querido suelo, del hogar que lo vio nacer: de la patria que tanto soñó ver libre…
Según nos cuenta la investigadora puertorriqueña Carmen Vázquez:
“Siendo un joven adolescente y habiendo terminado su bachillerato, su padre envió a Eugenio María de Hostos a estudiar en el Instituto de Segunda Enseñanza de Bilbao, España, y en las facultades de Derecho y de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid. Pasado el tiempo y después al conocer la represión que sufrían Puerto Rico y Cuba, como consecuencia respectiva del Grito de Lares, en septiembre de 1868, y del Grito de Yara, tomó posiciones en contra del régimen colonial, asunto este que lo llevó a una vida de exilio casi permanente”.
En España, Hostos se puso en contacto con nuevas corrientes de pensamiento, tal como lo hicieron Juan Pablo Duarte y Simón Bolívar en su viaje a Europa. Su intelecto se fue abriendo al positivismo de Comte, escuela filosófica que consideraba que solo la ciencia puede brindar un conocimiento verdadero; estudió y quedó tocado, al igual que José Martí, por el krausismo, vía intermedia entre las dos grandes líneas del pensamiento germánico: el idealismo (en relación con el espíritu, ideas y teoría) y el materialismo (sustentado en la naturaleza, hechos y práctica).
Las ideas de Karl Krause cargaron los discursos de Martí y de Hostos de la certeza de que cada acción del hombre debe ir dirigida a la mejora de la sociedad. Eugenio se dedicó, además, a formarse en el pensamiento de los filósofos griegos, poniendo especial interés en Socrates. Estudió, del mismo modo, a Montaigne y a Rousseau, entre otros filósofos e importantes educadores. Y progresivamente aquellos conocimientos en una mente fértil y de pensamiento profundo y racional como la de Hostos se convirtieron en trascendentes e innovadoras ideas que lo azuzarían hasta ponerlas en práctica.
Desbordado de emoción concurría a círculos de ilustrados y participaba activamente en discusiones importantes sobre el colonialismo y el derecho a la libertad de los pueblos. Hostos se tornaba vehemente en aquellas discusiones y defendiendo las causas liberales españolas fue despertando la admiración de muchos, entre ellos emigrantes cubanos y dominicanos, y la animadversión de españoles resentidos con las ideas de este extranjero, para muchos atrevido y prepotente.
Todo ello convulsionaba las entrañas de aquel hombre que sufría en carne propia el abuso de los colonizadores; desde entonces, convirtió en su deber liberar los pueblos antillanos, al tal punto que dedicó su vida a lograr la libertad de Puerto Rico, Cuba y Santo Domingo del dominio español. Avizoraba un destino común.
Poco a poco germinaba en él la que luego sería conocida como la “Filosofía Educativa Hostosiana”, que creía y confiaba en el hombre, en su capacidad creativa, en la cultura, la educación, la ciencia, el progreso y el desarrollo industrial. Pero la verdad es que según nos refiere Guadarrama (2014): “Aliado al liberalismo sus ideas resultaban demasiado avanzadas para países que acaban de salir del colonialismo o que luchaban por hacerlo”.
Empezó a sentirse rechazado, ya no era bienvenido en aquellas pláticas… Pero a pesar de todo, no se dio por vencido. No podía ni debía callar; entonces, logró expresarse escribiendo artículos y ensayos en periódicos y revistas. Pura catarsis que le permitió influir sobre los intelectuales de su época, los políticos y el pueblo que leía sus minuciosos trabajos que como dardos iban directo al blanco. Publicó, colaboró y creó periódicos en varios países de América Latina. Fue así como se incrementó la intensidad de los sentimientos duales que despertaba: los de sus admiradores y los de sus refractarios.
Desde aquel tiempo, Eugenio María de Hostos tenía un talento increíble para las letras: sabía escribir, la belleza de su verbo era notoria; persuadía a través de la palabra; su capacidad de razonar y argumentar era notable; su dominio sobre el arte de filosofar aumentaba su poder de convencimiento. Estaba claro, escribiría por el resto de sus días y lo hizo en todas las áreas en que incursionó.
En 1863 Hostos con 24 años publicó “La peregrinación de Bayoán”: diario, novela mítica y romántica de fondo histórico. En el prólogo a su primera edición, el autor escribió:
«Este libro, más que un libro, es un deseo: más que deseo, una intención; más que una intención, es sed.
Sed de justicia y de verdad: Intención de probar que hay otra dicha mejor que la que el hombre busca: Deseo de que el ejemplo fructifique».
Quiero, ahora, mostrarles su gran intuición; notoria en un fragmento de su “Estudio crítico de Hamlet”: pieza exótica y bien escrita en la que analiza a profundidad todos los personajes del Hamlet de Shakespeare. Veamos en un fragmento cómo aborda al príncipe de Dinamarca:
“Desde este punto de vista, Hamlet es un momento del espíritu humano, y todo hombre es Hamlet en un momento de su vida. Hamlet es el período de transición de un estado a otro estado del espíritu: del estado de sentimiento al de razón; de la idealidad a la realidad; de la inconsciencia a la conciencia del vivir”.
Increíble como escritor, como hombre tenía una ideología definida. Había tomado una decisión y no pararía hasta alcanzar los objetivos planteados, entre ellos el más importante: Las Antillas Confederadas -Puerto Rico, Cuba y Santo Domingo como aliados en un fin común-. Sus objetivos, evidentemente, demandaban una lucha ardua e inquebrantable y el apoyo de gente de influencia y capital. Pero perseverante como era no abandonó su empeño en lograr las metas sobre las que había fundado su existencia. Y bajo la consigna de sus propias palabras: “No tengan tus acciones censor más severo que tú mismo”, perseveró en su lucha.
Continuó su trabajo político y periodístico, pero se le abrieron las puertas de la docencia llegando a ser profesor y director de escuela. Y así, incursionó en un mundo que le maravilló y que logró no solo dominar sino innovar con su visión humanística, moral y filosófica. Y así, nace en América Hostos el educador…

Bosch 63: La Guardia Beligerante.

POR JOSÉ DEL CASTILLO
Cuando Juan Bosch –tras 31 años de férrea dictadura- asumió la presidencia el 27 de febrero de 1963, encabezando un auspicioso gobierno de reformas democráticas endosado por el 60% del electorado y un sólido respaldo internacional representado por Kennedy y los principales líderes europeos (De Gaulle, MacMillan, Adenauer), así como de las democracias de la región (Betancourt, Figueres, Muñoz Marín, Lleras Camargo, López Mateos, Villeda Morales, Bustamante), se encontró a su llegada al Palacio con la disyuntiva de remover los mandos militares heredados del Consejo de Estado o de mantenerlos en sus puestos. Una decisión que pesaría en el curso de su accidentada administración, abortada siete meses después en la madrugada del 25 de septiembre del 63, mediante un golpe de Estado concretado por la plana mayor de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Conviene, a 51 años de distancia de estos hechos, examinar algunas claves que podrían ayudar a una mejor intelección de lo que entonces sucedió.
Cuando Bosch se cruzó la banda presidencial tricolor sobre su reluciente traje blanco, rodeado del vicepresidente Lyndon B. Johnson, Rómulo Betancourt, José Figueres, Francisco Orlich, Luis Muñoz Marín, Sir Alexander Bustamante y otros dignatarios extranjeros, ya los mandos militares dominicanos habían cogobernado 20 meses tras la muerte de Trujillo, durante la convulsionada transición. Con ejercicios de golpes y contragolpes, maniobras de persuasión empleando vuelos rasantes de los vampiros de la AMD sobre fortalezas del Ejército, movilizaciones de tanques del CEFA y despliegue de tropas de infantería. Eran las piezas del ajedrez militar local que se jugaría en esos tiempos. Los norteamericanos, por su lado, utilizarían la función disuasiva de la flota naval emplazada a la vista de todos desde el Malecón, para presionar salidas políticas que su diplomacia encaminaba febril en los pasillos del Palacio Nacional. Aparte de cabildeos puntuales de sus agregados militares y oficiales políticos entre la oficialidad de turno. Una práctica que se institucionalizaría con la creación del MAAG: Military Assistance Advisory Group.
Durante Trujillo –formado en la fragua de la guardia constabularia creada por los marines durante la Ocupación del 16 al 24, al igual que en Nicaragua- los militares fueron una fuerza rígidamente jerarquizada que obedecía a los intereses y dictados del “Ilustre Jefe”. Con la presencia en sus puestos de mando de familiares como su hermano Héctor, sobrinos como Virgilio García Trujillo o Luís Trujillo Reynoso, parientes políticos como Pupo Román Fernández, generales de confianza como Federico Fiallo, Ludovino Fernández y Fausto Caamaño. Así como los hijos de prominentes colaboradores civiles y militares del régimen, a los cuales se alentó seguir la promisoria carrera de las armas, para acompañar al heredero escogido, Ramfis. A quien siendo un niño se le colocó quepis y traje de oficial y al finalizar el régimen ostentaba la jefatura del Estado Mayor General Conjunto de Aire, Mar y Tierra. Razón por la cual la oposición anti trujillista le bautizó como el Pato, ridiculizándolo en la transición.
Desde el ajusticiamiento de Trujillo el 30 de mayo hasta la salida de Ramfis del país el 18 de noviembre del 61 –dejando una estela de sangre con el cobarde asesinato de Hacienda María-, operó la fórmula del binomio Balaguer-Ramfis, apuntalado por la administración Kennedy como una forma de garantizar la estabilidad en un escenario de transición controlada en tanto se pudieran organizar elecciones libres. Conforme me relatara en 1978 en Washington, en la confortable biblioteca de The Wilson Center, Arturo Morales Carrión, historiador, diplomático y miembro destacado del partido de Muñoz Marín, a quien tocó desde su posición como Deputy Assistant Secretary of State for Inter-American Affairs en el Departamento de Estado, bregar directamente con la crisis dominicana en interlocución con el presidente Kennedy y su equipo de seguridad nacional.
Con la huida de Ramfis se produjo el intento de Negro y Petán por retener el poder. El 19 de noviembre, en un escenario dramático en Palacio que tuvo como actores al presidente Balaguer, al Encargado de Negocios John Calvin Hill y a los susodichos Trujillo, con la presencia amenazante de la flota naval americana silueteada frente a la costa dominicana, se selló la salida de los Trujillo y se abrió la historia del protagonismo beligerante de los altos oficiales. Con principalía de miembros de la Aviación, como Rodríguez Echavarría, quien desde la base de Santiago forzó una definición de las FFAA a favor del poder civil. El binomio Balaguer-Echavarría sería a su vez desplazado tras el efímero autogolpe del 16 de enero del 62 que pretendía suplantar al Consejo de Estado instalado al iniciar el año y que gobernaría hasta el 27 de febrero del 63.
En esa dinámica, entre el 30 de Mayo del 61 y el ascenso de Bosch, se formaron en las FFAA y la PN grupos con dominio de áreas de poder delimitadas. Se sabía que Antonio Imbert, sobreviviente del grupo magnicida ordenado general por ley y miembro del Consejo de Estado, controlaba la Policía con Belisario Peguero en su jefatura. Julio Rib Santamaría ejercía el mando en la Marina, en el Ejército Renato Hungría Morel, en la Fuerza Aérea Miguel Atila Luna. Y el coronel Wessin y Wessin comandaba el poderoso CEFA en San Isidro. Viñas Román encabezaba la secretaría de las FFAA, con despacho en el Palacio. Cada grupo tenía su esfera de dominio. Realmente negociaban, pulseaban, conciliaban, pactaban. Con creciente influencia de los attachés americanos.
Aunque en la coyuntura electoral los militares preferieron a Bosch ante la amenaza de un Viriato que predicaba la “destrujillización” de las FFAA, los reportes de inteligencia de la CIA indican que desde el principio de su mandato los jefes no se sentían cómodos con el presidente. Reportes muy interesantes, bastante objetivos y comprensivos con Bosch. Igual consigna en sus informes el embajador John Bartlow Martin, un febril componedor en la difícil escena dominicana. Asimismo las evaluaciones del Departamento de Estado.
A despecho de la recomendación del presidente Rómulo Betancourt –quien sugirió la remoción del cuadro de mandos militares aprovechando la presencia suya y de los otros dignatarios que vinieron a los actos de toma de posesión, incluido el vicepresidente Lyndon Johnson-, Bosch decidió continuar con los jefes castrenses heredados del Consejo de Estado, tal como le aconsejó el embajador norteamericano. ¿Cuáles razones pesaron? Era evidente que EEUU prefería esta opción, bajo la premisa de que podía manejarse más cómodamente en la nueva situación que el gobierno de Bosch representaba, con sus attachés militares trabajando con contrapartes locales ya conocidas y confiables. Algo válido incluso para presionar al propio Bosch, al potenciar la función de intermediación de la embajada entre el presidente y los mandos.
En este contexto, conviene resaltar que Bosch –un actor experimentado en las lides políticas caribeñas, dotado de un aguzado ojo escrutador y de articulada capacidad analítica- debía conocer las implicaciones que esta decisión tenía, en términos de grados de libertad en sus relaciones con los militares. Pero a la vez, era una manera de compartir responsabilidad en cuanto a garantizar la estabilidad del orden político democrático en ciernes, respecto a un poderoso sector de difícil control, en cuya estructura de mandos no había tenido que ver, heredada del Consejo de Estado y los arreglos arbitrados por el propio Martin y sus attachés. De hecho, la dinámica de estas relaciones trianguladas descansó en gran medida en esta premisa, al Bosch entender que la administración Kennedy estaba comprometida con el experimento democrático y tenía la capacidad operativa e influencia bastante para garantizarlo. Era como contar con una póliza con cobertura de riesgos.
Tanto el libro del embajador Martin Overtaken by Events y sus memorándum desclasificados –ricos en detalles sobre las relaciones con el presidente- como la obra de Bosch Crisis de la democracia de América en la República Dominicana, ilustran sobre el manejo del asunto militar. A contrario de la sobreestimación del papel de EEUU en el golpe, todavía con zonas de sombra, se puede afirmar que el gobierno duró 7 meses, con la Crisis de los Misiles rusos y la paranoia anticomunista existente, debido a la intervención para apuntalarlo del embajador Martin. En calidad de “procónsul del Imperio” como le bautizó el opositor Jimenes Grullón. Bosch afirma en su libro que en varias oportunidades “hubo fecha para el golpe de Estado”. Para evitarlo, conforme los análisis de inteligencia, se empleó el poder disuasivo de EEUU. El presidente usó al embajador como escudo protector frente a los militares y éste, a su vez, a los agregados militares para reiterar el compromiso de la administración Kennedy con el orden democrático y las reformas en la República Dominicana.
Según perfiles de inteligencia sobre su personalidad, Bosch se manejó con independencia de criterio y equidistancia frente a Washington y Moscú, como declaró en ocasiones, en medio de confrontaciones ideológicas y geopolíticas. Pero Moscú no tenía influencia aquí, salvo el minúsculo PSP. Evaluaciones norteamericanas de la situación apuntan a que el gran riesgo para la estabilidad del gobierno, como Juan Bosch estimaba, provenía de los militares. No tanto de la derecha política. Que si ésta lograba convencer a los militares de la pertinencia del golpe sería muy difícil preservarlo. A menos, tal como se contempló en una reunión entre Bosch, Martin y Sacha Volman, que se movilizara un portaaviones como freno disuasivo de último momento para evitar la concreción del golpe.
Juego de poder, falta de cultura democrática, temor a una “segunda Cuba”. Todo incidió el 25 de septiembre para madrugar con golpe. “Cheché –me despertó la abuela Emilia-, tumbaron a Juan Bosch”.

Los 100 mejores libros del siglo XX.

POR JOSÉ RAFAEL LANTIGUA

Recordábamos el sábado pasado el intenso esfuerzo que se hizo en 1999, hace quince años, para realizar una selección de los cien mejores libros de la bibliografía dominicana en el siglo veinte y el rol jugado en el mismo por los intelectuales que fueron escogidos para tal finalidad, de los cuales solo una parte terminó la encomienda.
José Israel Cuello, quien sirviera de coordinador del jurado seleccionador, decía en la declaración que leyese en la sala Las Américas del Hotel Santo Domingo, donde tuvieron lugar las sesiones de trabajo, que en la lista que finalmente se entregó al conocimiento público “hay ausencias, por supuesto, y muchos considerarán, a justo título y con toda validez, que hay presencias que no sustentarían así como ausencias inexplicadas e inexplicables de autores. Pero, por definición, toda selección significa, más que inclusión, exclusiones”.
“Hay sin embargo –añadía la declaración citada- un acontecimiento capital del siglo que no está debidamente representado en la lista que entregamos, se trata de Constanza, Maimón y Estero Hondo, y existe un libro, de Anselmo Brache Batista, con el mismo título del hecho, que recoge con fidelidad mayor aquellos acontecimientos que contribuyeron a transformar la historia dominicana en ese tiempo. No fue propuesto por ninguno de los que propusimos por escrito, y cuando se mencionó ya las apuestas estaban cerradas”.
Y concluía Cuello, en aquella histórica jornada final: “Ahí está el trabajo realizado, de cuya responsabilidad solo han de ser culpados los miembros de la comisión que asistieron a las cuatro largas e intensas jornadas de trabajo en las cuales, con espíritu crítico y respeto a las ideas de los demás, se sometió al debate más de dos millares de títulos y casi todos los autores dominicanos y extranjeros que tocaron en el siglo los asuntos dominicanos para llegar a las conclusiones que entregamos a la satisfacción temática de los mentideros, para el debate de la crítica y a la posteridad”.
La misión estaba cumplida. Solo diez de los dieciséis intelectuales convocados firmaron el veredicto en presencia de la abogada Ligia Minaya Belliard, actuando como Notario Público: Jorge Tena Reyes, José Israel Cuello, Manuel Matos Moquete, Francisco Comarazamy, Soledad Álvarez, Bruno Rosario Candelier, Diógenes Céspedes, Marianne de Tolentino, Pedro Pablo Fernández y Franklin Gutiérrez, este último representando a los escritores de la diáspora. No obstante, la selección fue hecha tomando en cuenta las propuestas de todos los conformantes del jurado. Y la lista definitiva fue la siguiente:
1. Economía dominicana, 1977-1997 (Academia de Ciencias de la República Dominicana);
2. El sabor de lo prohibido, 1993 (José Alcántara Almánzar).
3. Vetilio Alfau Durán en Clío, 1994 (Vetilio Alfau Durán).
4. Décimas, 1927 (Juan Antonio Alix).
5. En el tiempo de las mariposas, 1996 (Julia Alvarez).
6. Folklore de la República Dominicana, 1930 (Manuel José Andrade).
7. Apuntes para una historia prosódica de la métrica castellana, 1954 (Joaquín Balaguer).
8. Los humildes, 1916 (Federico Bermúdez).
9. Cuentos, 1962 (Juan Bosch).
10. Antología clave, 1957 (Manuel del Cabral).
11. Cielo negro, 1950 (Néstor Caro).
12. Una mujer está sola, 1955 (Aída Cartagena Portalatín).
13. Movimiento obrero y lucha socialista en la República Dominicana, 1990 (Roberto Cassá).
14. Lenguaje y poesía en Santo Domingo en el siglo XX, 1985 (Diógenes Céspedes).
15. La sangre, 1914 (Tulio Manuel Cestero).
16. Antología poética dominicana, 1943 (Pedro René Contín Aybar).
17. Entre dos silencios, 1987 (Hilma Contreras).
18. Cuadernos Dominicanos de Cultura, 1997.
19. Contratación de mano de obra haitiana destinada a la industria azucarera dominicana 1952-1986 (José Israel Cuello).
20. Las devastaciones, 1979 (Carlos Esteban Deive).
21. Vudú y magia en Santo Domingo, 1975 (Carlos Esteban Deive).
22. Galaripsos, 1908 (Gastón Fernando Deligne).
23. La República Dominicana: directorio y guía general, 1905 (Enrique Deschamps).
24. Omar y los demás (Franklin Domínguez).
25. Epistolario de la familia Henríquez Ureña, 1996.
26. La moneda, la banca y las finanzas en la República Dominicana, 1971 (Julio César Estrella).
27. Diario del mundo, 1969 (Antonio Fernández Spencer).
28. Selección y estudio de Nueva Poesía Dominicana, 1953 (Antonio Fernández Spencer).
29. La canción de una vida, 1926 (Fabio Fiallo).
30. De tierra morena vengo, 1987 (Ramón Francisco et al.)
31. Geografía dominicana, 1975 (Santiago de la Fuente).
32. Guanuma, 1914 (Federico García Godoy).
33. Folklore infantil de Santo Domingo, 1980 (Edna Garrido de Boggs).
34. En la ruta de mi vida 1866-1966 /1970 (Víctor Garrido).
35. Retiro hacia la luz (Freddy Gatón Arce).
36. Las ideas pedagógicas de Hostos y otros escritos, 1994 (Camila Henríquez Ureña).
37. Breve historia del modernismo, 1954 (Max Henríquez Ureña).
38. Panorama histórico de la literatura dominicana, 1945 (Max Henríquez Ureña).
39. La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo,1936 (Pedro Henríquez Ureña).
40. El español en Santo Domingo, 1947 (Pedro Henríquez Ureña).
41. Seis ensayos en busca de nuestra expresión, 1927 (Pedro Henríquez Ureña).
42. Brizna de cobre, 1977 (Rafael Américo Henríquez).
43. Yelidá, 1942 (Tomás Hernández Franco).
44. Crónica del sur, 1964 (Lupo Hernández Rueda).
45. Antología panorámica de la poesía dominicana contemporánea 1912-1962 /1972 (Lupo Hernández Rueda y Manuel Rueda).
46. Las finanzas en Santo Domingo (César A. Herrera).
47. Poemas de una sola angustia: obra poética completa 1940-1976 / 1978 (Héctor Incháustegui Cabral).
48. El pozo muerto, 1960 (Héctor Incháustegui Cabral).
49. Vida musical en Santo Domingo 1940-1965 /1998 (Arístides Incháustegui y Blanca Delgado Malagón).
50. Francisco Bobadilla: tres homónimos y un enigma colombino descifrado, 1964 (J. Marino Incháustegui).
51. Al amor del bohío, 1927 (Ramón Emilio Jiménez).
52. El hombre de piedra, 1959 (Ramón Lacay Polanco).
53. Familias dominicanas, 1967 (Carlos Larrazábal Blanco).
54. La paz en la República Dominicana, 1915 (José Ramón López).
55. Over, 1939 (Ramón Marrero Aristy).
56. Microscopio (Orlando Martínez).
57. Diccionario biográfico-histórico dominicano, 1971 (Rufino Martínez).
58. Viaje a la muchedumbre, 1971 (Pedro Mir).
59. Del gemido a la fragua (obras completas), 1973 (Domingo Moreno Jimenes).
60. Apuntes para la historia de la medicina de la Isla de Santo Domingo, 1977 (Francisco Moscoso Puello).
61. Cañas y bueyes, 1939 (Francisco Moscoso Puello).
62. Cartas a Evelina, 1941 (Francisco Moscoso Puello).
63. La dominación haitiana 1822-1844 /1972 (Frank Moya Pons).
64. La poesía folklórica en Santo Domingo, 1946 (Flérida de Nolasco).
65. Cuentos cimarrones, 1958 (Sócrates Nolasco).
66. Historia eclesiástica de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Primada de América, 1913 (Carlos Nouel).
67. Dominicanismos, 1940 (Manuel Patín Maceo).
68. Las devastaciones de 1605 y 1606 /1938 (Manuel Arturo Peña Batlle).
69. La isla de la tortuga, 1952 (Manuel Arturo Peña Batlle).
70. Oda de un yo, 1913 (Ricardo Pérez Alfonseca).
71. Evolución poética dominicana, 1956 (Carlos Federico Pérez).
72. La Poesía Sorprendida: colección completa 1943-1974 /1974.
73. El Masacre se pasa a pie, 1962 (Freddy Prestol Castillo).
74. Plataforma para el desarrollo económico y social de la República Dominicana 1968-1985 /1968 (Oficina Nacional de Planificación).
75. El viento frío, 1970 (René del Risco Bermúdez).
76. Acerca de Francisco del Rosario Sánchez, 1976 (Emilio Rodríguez Demorizi).
77. En torno a Duarte, 1976 (Emilio Rodríguez Demorizi).
78. España y los comienzos de la pintura y la escultura en América, 1966 (Emilio Rodríguez Demorizi).
79. Relaciones históricas de Santo Domingo 1942-1957 (Emilio Rodríguez Demorizi).
80. Lo popular y lo culto en la poesía dominicana, 1977 (Bruno Rosario Candelier).
81. La criatura terrestre, 1963 (Manuel Rueda).
82. Las metaformosis de Makandal, 1998 (Manuel Rueda).
83. Pasión y muerte de Juana la loca (Manuel Rueda).
84. La pintura en la sociedad dominicana, 1978 (Danilo de los Santos).
85. Biografía política de Luperón (Hugo Tolentino Dipp).
86. Narraciones dominicanas, 1946 (Manuel de Jesús Troncoso de la Concha).
87. Ramón Cáceres (Pedro Troncoso Sánchez).
88. Monumentos coloniales, 1977 (María Ugarte).
89. Notas y apuntes lexicográficos, 1996 (Max Uribe).
90. Santo Domingo, dilucidaciones históricas, 1978 (Fray Cipriano de Utrera).
91. Anadel, 1976 (Julio Vega Batlle).
92. Los Estados Unidos y Trujillo, 1982 (Bernardo Vega).
93. Las frutas de los taínos, 1997 (Bernardo Vega).
94. Trujillo y Haití (Bernardo Vega).
95. Historia del derecho dominicano, 1986 (Wenceslao Vega).
96. Arqueología prehistórica de Santo Domingo, 1972 (Marcio Veloz Maggiolo).
97.  El buen ladrón, 1960 (Marcio Veloz Maggiolo).
98.  Solo cenizas hallarás, 1980 (Pedro Vergés).
99.  La lumbre sacudida, 1958 (Abelardo Vicioso).
100.  Mis 500 locos, 1966 (Antonio Zaglul). 

martes, 23 de septiembre de 2014

Premio de la Crítica para "La escribana del viento" de Ana Teresa Torres.

También se consideró "Las horas claras" de Jacqueline Goldberg entre las novelas finalistas.


La novela "La escribana del viento", de Ana Teresa Torres, editada por Editorial Alfa, resultó ganadora del Premio de la Crítica a la Novela del Año 2013, organizado por Ficción Breve Venezolana, con el apoyo de la Sociedad de Amigos de la Cultura Urbana y la Librería Noctua, según decisión dada conocer por el jurado con formado por Violeta Rojo, Álvaro Contreras y Miguel Marcotrigiano.


"La escribana del viento" resultó electa por mayoría, de entre las 17 novelas participantes y luego de haberse dado a conocer hace un mes las tres finalistas del jurado, el cual decidió otorgar el premio al libro de Torres por ser "una novela histórica en la que la narración de un hecho real sucedido en la Caracas del siglo XVII es un análisis sobre la manipulación y el abuso del poder. Para contar ese suceso histórico la novela recurre a la caracterización de varias voces narrativas, a una elaboración compleja de personajes en sus actitudes y sentimientos y a un cuidadoso trabajo sobre el lenguaje".

Por su parte, Miguel Marcotrigiano propuso la novela "Las horas claras", de Jacqueline Goldberg, alegando que "demuestra un alto nivel de lenguaje y porque desarrolla de manera original una historia narrada solo en sus momentos de mayor intensidad. La perspectiva, desde el interior del personaje central, y de evidente carácter lírico-narrativo, a ratos deja en forma sesgada el protagonismo en el objeto motivo de esta historia: la casa. Es una novela que fuerza los límites de los conceptos tradicionales de género literario".

Ana Teresa Torres (Caracas, 1945), es narradora y licenciada en Psicología. Individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua. Fundadora y miembro activo de la Sociedad Psicoanalítica de Caracas. Tiene una extensa obra literaria entre la que destaca las novelas El exilio del tiempo (Premio Municipal de Narrativa), Doña Inés contra el olvido (Premio Bienal Mariano Picón Salas y Pegasus de Literatura), Los últimos espectadores del acorazado Potemkin  (Premio Municipal de Narrativa) y La favorita del señor (Finalista del Premio La Sonrisa Vertical); de igual manera son destacable sus ensayos Historias del continente oscuro, La herencia de la tribu y El oficio por dentro. En el año 2001 recibió el Premio Ana Seghers, por su obra general.

El acto de premiación se llevará a cabo el próximo 18 de octubre, en el marco de la celebración de los 15 años del portal Ficción Breve Venezolana, en los espacios de la librería Alejandría II, en Paseo Las Mercedes.

J.J. Abrams adaptará para televisión un libro de Stephen King sobre la muerte de John F. Kennedy.

Esta obra fue incluida en la lista de los diez mejores libros del año del The New York Times


LOS ÁNGELES. J.J. Abrams, a través de su compañía Bad Robot, producirá una serie de televisión basada en la obra de Stephen King "11/22/63", escrita desde la óptica de la ciencia ficción sobre la muerte del expresidente estadounidense John F. Kennedy.

El 22 de noviembre de 1963 se escucharon tres disparos en Dallas que acabaron con la vida de Kennedy y cambiaron el mundo. ¿Qué pasaría si se pudieran cambiar aquellos acontecimientos?

Esa es la premisa de este proyecto anunciado ayer por el proveedor de televisión a través de Internet Hulu, que emitirá la serie en Estados Unidos.

"Abrams y King son dos de los narradores más celebrados de nuestro tiempo y estamos entusiasmados de trabajar con ellos para traer esta versión de uno de los eventos históricos del siglo XX", dijo Craig Erwich, jefe de contenidos de Hulu.

En la novela de King, publicada en 2011, un profesor de Inglés viaja en el tiempo para prevenir el asesinato de JFK, pero su misión se ve amenazada por Lee Harvey Oswald, el verdugo oficial del expresidente estadounidense, y por otros factores que evitarán ser alterados.

Esta obra fue incluida en la lista de los diez mejores libros del año realizada por el diario The New York Times.

"Si alguna vez he escrito una novela que pedía a gritos un espacio de televisión amplio y en formato largo, se trata de '11/22/63'. Estoy deseando trabajar con Abrams y el equipo de Bad Robot", apuntó King.

Warner Bros. se ocupará de la distribución de la serie a nivel internacional.

Por su parte, Abrams confesó que ha sido fan de la literatura de King desde que era un adolescente y que es "un sueño" tener la oportunidad de trabajar con él "en una historia tan absorbente, emotiva e imaginativa".

El carácter inmortal de la obra de Cortázar, a debate en Portugal.

"Su obra continúa siendo muy estudiada"

LISBOA. Para celebrar los cien años de su nacimiento, diferente expertos analizaron ayer en Lisboa la obra del escritor argentino Julio Cortázar, de la que coincidieron en destacar su carácter inmortal.

La mexicana Dulce María Zúñiga, directora de la cátedra Julio Cortázar en la Universidad de Guadalajara; el especialista español Carles Álvarez Garriga, coeditor del libro "Córtazar de la A a la Z"; y el reputado poeta portugués Nuno Júdice fueron los ponentes reunidos en la capital lusa.

El literato, galardonado con el Premio Reina Sofía en 2013, se declaró admirador del escritor argentino, sobre todo por sus descripciones sobre la cultura francesa en el siglo XX contada a través de esa "población no francesa que vivía en París".

También ensalzó el valor de sus cuentos, cuyo estilo se asemejan la fotografía. "Se queda con los detalles de la realidad y les da una gran intensidad y fuerza poética", explicó Júdice, quien destacó de Cortázar también su "gran dominio de la palabra".

En su opinión, si el argentino no es un autor más conocido en su país se debe a que "el lector común tiene alguna dificultad en convivir con ese estilo tan literario que no le es familiar", a pesar de que incidió en que las cosas que cuenta son comprensibles.

Zúñiga, por su parte, recordó las "muchas conferencias" que se celebran cada año sobre Cortázar, lo que transmite la idea de que sigue vivo a través de sus libros.

"Su obra continúa siendo muy estudiada", recalcó la directora de la cátedra que recibe el nombre del escritor, cuya obra es objeto de tanta atención "por los ingredientes humorísticos y el sentido de fábula que da a sus cuentos".

Álvarez Garriga insistió en ese interés que cien años después de su nacimiento -y treinta de su muerte- despierta Cortázar, y como prueba de ello aseguró que es contactado "frecuentemente" por especialistas de todo el mundo, sobre todo estudiantes de doctorado de Europa.

"Recibo correspondencia de Brasil, Italia y Francia sobre todo", explicó el editor, quien recordó también que su tumba, situada en el cementerio parisino de Montparnasse, es todavía hoy lugar de peregrinación y recibe desde cartas hasta flores, cigarros o botellas de vino.

El acto fue organizado por la Casa de América Latina, la embajada de Argentina en Portugal y la Fundación José Saramago, a las que se sumó la Biblioteca Nacional lusa, que además prestó sus instalaciones.

A modo de introducción, la viuda de Saramago, la periodista Pilar del Río, y el actor portugués Jose Rui Martins recitaron pequeños fragmentos de "Rayuela", acompañados en escena por Luisa Vieira, encargada de ambientar con su voz el espacio entre la intervención de uno y otro.