sábado, 13 de septiembre de 2014

Historia y crítica en Composición social dominicana de Juan Bosch.

Por MIGUEL ÁNGEL FORNERÍN / APORTE

Composición social dominicana es un libro de Historia crítica escrito por un dirigente que buscaba las justificaciones de su accionar político. No obstante, es esta una obra que establece cierta primacía en el conocimiento del pasado. Debemos tener en cuenta que la historiografía dominicana estaba poco desarrollada en 1970. Desde su fundación, por el hispano-dominicano Antonio del Monte y Tejada y José Gabriel García, la historiografía dominicana ha estado manejada por el romanticismo y el positivismo que llega hasta Vetilio Alfau Durán.
Este tipo de historia ha dominado la historiografía militar, política y nacionalista. Es el documento el que ha hablado. Las verdades construidas por el historiador han dependido de una justificación documentalista, en la que el documento habla por sí mismo, alejando al historiador de su oficio. Es también un discurso donde los actores son los héroes y donde se pierde el sujeto a favor del pueblo, como postulaba la historia romántica europea. Este tipo de discurso historiográfico enmascara la realidad a favor de una verdad que dice proviene del documento, pero en verdad es origen de un historiador que se esconde detrás de los legajos.
Los historiadores que Frank Moya Pons llama “documentalistas”, no habían introducido el tema de las clases ni el estudio social a sus investigaciones. Venían de una tradición positivista. Y pocos de ellos trabajaron con los archivos, como lo hicieron Américo Lugo y J. Marino Incháustegui. Los documentalistas trabajan con archivos y registros locales, siempre nacionales, aunque hay que decir que Vetilio Alfau Durán trabajó con archivos parroquiales. Pero no hay un desarrollo de la microhistoria ni de la historia social y menos de la historia de carácter psicológico.
Cuando Juan Bosch publica la Composición, no teníamos una historiografía marxista propiamente en la República Dominicana. Estaban los trabajos de Franklin Franco, Juan Isidro Jimenes-Grullón, que están enmarcados en la sociología histórica y la política. El libro más significativo es La comunidad mulata (1966), de Pedro Andrés Pérez Cabral. Un interesante estudio del pueblo dominicano desde la perspectiva de su composición racial, aunque no hace mucho énfasis en la división clasista. El texto lleva al autor a tener una visión pesimista del futuro dominicano, cosa que no ocurre con Juan Bosch.
Un estudio somero de la Composición social dominicana de Juan Bosch nos lleva a ver su ensayo histórico como una obra que muestra su perseverancia en ver los problemas dominicanos desde la lucha de clases, que sus explicaciones deben buscarse en la forma de desarrollo de la sociedad dominicana, que viene como resultado de la formación del pueblo dominicano. Bosch se empina en los libros de los historiadores; contrario a los documentalistas, que hacen que el documento hable, él habla sin enmascarar su discurso. Como tiene un propósito político y trabaja desde el ensayo, el autor es, en la configuración, igual que el cronista, el que enfoca. Eso hace de su texto una historia crítica. No un artefacto científico. Bosch parte del marxismo, que postula la lucha de clases como el motor que mueve la Historia.
De ahí que podemos afirmar que La composición es un libro dominado por la visión social y económica. Con esto Bosch entra a la cultura dominicana otra corriente que había dominado en Francia en los años cuarenta, cincuenta y setenta, la historia económica y social. Bosch hace una historia en la que busca las causas de la formación social del pueblo dominicano, y lo que es más importante, la procedencia de su situación actual (1968-1970). La historia económica y social, tiene un sujeto, que es el pueblo. No es raro que Bosch se adscriba a ese tipo de historia en la medida en que era un cuentista que representaba a las clases subalternas en sus escritos de ficción.
La Composición inicia explicando cómo el pueblo dominicano se originó desde el exterminio de la clase indígena hasta la formación de distintas sociedades, la del contrabando, los bucaneros, los hateros, hasta llevar al reinado de la pequeña burguesía, en la Restauración de la República. Junto a los sujetos, unas veces silenciados, dominan en el libro los actantes económicos. Muchas de las explicaciones de Bosch muestran su visión moderna del pensamiento (Hume), la relación entre causa y efecto; la continuidad histórica (por ejemplo no podía haber burguesía porque España no era un país burgués). También se puede ver la importancia de la vectorización social (el tema del desarrollo), porque no siempre Bosch rompe con la noción del progreso; por tal razón, el discurso del progreso y el atraso dominan en su configuración e interpretación de la realidad dominicana.
La población, las estadísticas, la producción y las riquezas conforman los actantes que juegan en su discurso. Su historia es una historia de larga duración en la que, además, dominan la cronología y el comparativismo. La división de los capítulos, y la focalización en siglos, o en modos de producción y dominio social, como estancieros, hateros; la lucha entre el café y el tabaco, los madereros, etc. En fin, la cronología y las formaciones sociales y económicas dominan su discurso. Esa nueva visión de la Historia como historia económica y social, dentro del ensayo crítico, es el aporte de Bosch al conocimiento del pasado dominicano.
Pero hay más. El libro de Bosch es un estudio completo de la historia dominicana como forma epistemológica y de una manera marxista, económica y social. Bosch ha dejado un libro, pero también una práctica; la historia, no es la de Bernardo Pichardo, dominada por las batallas y la visión hispanófila; ni la de Jacinto Gimbernard, de la misma guisa, es una historia social que tiene a un actor principal: el pueblo dominicano. El discurso de Bosch busca ser un discurso recuperable por la acción social. No es un discurso populista, aunque pudiera servir para un proyecto de este tipo, pero quienes tendrían mejor réditos de él son los que luchan por cambiar la situación de las clases subalternas.
La Historia tiene su propio relato. Un relato muy cercano al relato de ficción. Pero la Historia no es ficción. Y eso lo sabía muy bien Bosch. Sus juicios, limitados por la falta de datos, por la ausencia de una disciplina de la Historia desarrollada en la República Dominicana, se basaban en obras fundadas. Por ejemplo, Oviedo, en la etapa colonial, Sánchez Valverde para el siglo XVIII, J. Marino Incháustegui, Peña Batlle y Américo Lugo, para el siglo XVII, etc. No es Bosch un investigador de archivos, cosa que debe serlo un Historiador como profesional de la disciplina. Bosch usa sus investigaciones y allí donde no la hay se atiene a sus conjeturas. Pero siempre limitando su accionar. Esa es la base de un análisis crítico que no pretende en sí mismo ser dogmático (digo en sí mismo porque otra cosa es la práctica de los sujetos, dentro de la lógica de partido).
En Composición social dominicana, Bosch aporta su experiencia como cuentista, como narrador, lo que, por el interés que su narración motiva, le permite hacer una historia crítica que dista mucho de la historia de los historiadores, quienes, por igual, deben utilizar estrategias narrativas para poner en función la trama del relato historiográfico.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Muere Diógenes Valdez, premio nacional Literatura.

SAN CRISTOBAL.- Diógenes Valdez, quien fuera Premio Nacional de Literatura, murió los 73 años en esta ciudad  a  las 6 de la de la tarde de este viernes  en un centro médico privado de esta ciudad..
Su deceso se produjo debido a insuficiencia cardíaca, mal del que padecía desde hace más de una década.

Valdez, quien era cuentista, novelista , poeta, y crítico, nació en San Cristóbal en el 1941. Estudió letras  en la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, ocupó diversos cargos relacionados con educación y cultura  y fue director de la Biblioteca Nacional en el 2001.
Fue galardonado en varias ocasiones en el concurso de cuentos de Casa de Teatro. Fue  Premio Nacional de cuentos en tres oportunidades. También obtuvo el premio Siboney de la novela en 1983. En 2005 le fue concedido el Premio Nacional de literatura, en atención a toda su obra publicada.
Realizó estudios de Ingeniería Industrial y de Literatura en Montevideo, Uruguay (1962-1965), becado por la OEA. También estudió en México (1969-1971).
Entre sus libros, se encuentran: “La telaraña” (1980),  “Lucinda Palmares” (1981), “Todo puede suceder un día” (Premio Anual de Cuentos José Ramón López, 1982), “Los tiempos revocables” (Premio Siboney de Literatura en el género novela, 1983), “La pinacoteca de un burgués” (Premio Anual de Cuentos José Ramón López, 1992), “Del imperio del caos al reino de la palabra” (1986) y “Retrato de dinosaurios en la Era de Trujillo” (1997).

miércoles, 10 de septiembre de 2014

García Márquez y Álvaro Mutis protagonizan la Feria del Libro de Oaxaca.

El evento se realizará del 1 al 9 de noviembre.


México, 9 sep (EFE).- La amistad que hubo entre los escritores colombianos Gabriel García Márquez (1927-2014) y Álvaro Mutis (1923-2013) será el tema central de la próxima Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO), que en noviembre reunirá a un gran número de intelectuales y artistas, se anunció hoy oficialmente.

Para esta edición número 34, que se desarrollará del 1 al 9 de noviembre, el país invitado de honor será Colombia, que participará con un centenar de escritores, músicos y editores, indicó el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) de México en un comunicado.

La Feria contará con mesas redondas, diálogos y exposiciones, como la del fotógrafo Nereo López, en torno a la relación amistosa entre los dos galardonados autores, añadió.

La Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, en coordinación con la Feria Internacional del Libro de Oaxaca y la Fundación Tomás Eloy Martínez, llevará a efecto el Taller de Libros Periodísticos, dirigido por Martín Caparrós, para promover el libro como formato de trabajo periodístico y como alternativa profesional de lectura y mercado editorial.

"Nos llena de orgullo la participación colombiana, la cual estará completa, muy nutrida y con un nivel muy alto, algo que no puede ser diferente por si queríamos participar en esta fiesta", expuso el embajador de Colombia en México, José Gabriel Ortiz, citado en el boletín.

Añadió que el evento "es la oportunidad que tenemos de compartir a nuestros escritores, novelistas, poetas, ensayistas, grupos musicales, de teatro; en fin, es para Colombia una oportunidad de mostrar nuestros talentos a México".

En tanto, el presidente de la FILO, Guillermo Quijas, señaló que en la comitiva colombiana destacan William Ospina, Santiago Gamboa, Evelio Rosero, Juan Álvarez, Darío Jaramillo, Alberto Salcedo Ramos, Alfredo Molano, Andrés Arias y Felipe González, entre otros.

Añadió que para esta fiesta de las letras se sumará otro centenar de artistas e intelectuales de México y otros países (Alemania, Chile, España, Brasil, Angola y Escocia), entre ellos Fernando Savater, Almudena Grandes, Irvine Welsh, Jis, Trino, Guadalupe Nettel, Selma Ancira y Martín Caparrós.

De acuerdo con el programa de la FILO 2014, serán 300 actividades gratuitas, entre las que se ofrecerán 7 conciertos, 62 visitas a escuelas, 15 programas de radio, un ciclo de retrospectiva del cine colombiano, más de 100 expositores y específicamente más de 3.000 títulos colombianos.

Dentro de los eventos a destacar figura el ciclo de cine colombiano con la proyección de la cinta "Yo me llamo cumbia", del director Roberto de Zubiría, así como la presentación en vivo de los Gaiteros de San Jacinto, grupo que cerrará este ciclo.

También incluye una programación dirigida al público infantil y juvenil.

Clara Sánchez y Juan Gabriel Vásquez, en Festival de Literatura de Berlín.

Más de 150 autores de 50 países asistirán al evento.



Berlín, 10 sep (EFE).- La española Clara Sánchez y el colombiano Juan Gabriel Vásquez participarán junto con otros escritores de lengua española en varios actos del Festival de Literatura de Berlín, que comienza hoy en la capital alemana.

Más de 150 autores de 50 países asistirán a los más 300 coloquios, charlas y eventos que se celebrarán en el marco del festival, según los organizadores.

Clara Sánchez, premio planeta en 2013, protagonizará un coloquio sobre su novela "El cielo ha vuelto", mientras que Vásquez participará en varios actos que ayudarán a promover la edición alemana de "El ruido de las cosas al caer", novela que recrea el ambiente de temor que se vivió en Colombia a comienzos de la década de los noventa, durante la llamada guerra de las drogas.

Otros escritores de lengua española que estarán presentes en el festival son los mexicanos Yuri Herrera y Juan Pablo Villalobos y el guatemalteco Eduardo Halfon.

Además, durante el festival se realizarán homenajes a Julio Cortázar y a Octavio Paz, con motivo del centenario del nacimiento de los dos escritores.

El festival será inaugurado esta noche por el escritor indio Pankaj Mishra, que pronunciará un discurso sobre "Europa y el nuevo orden mundial".

Durante díez días se sucederán los actos en distintos lugares de Berlín, algunos de los cuales girarán en torno a crisis políticas actuales, como la de Ucrania o la guerra civil en Siria.

Así, por ejemplo, el 14 de septiembre se presentará el "Diario ucraniano" de Andrej Kurkow, que recoge impresiones del escritor durante los días de la rebelión de la plaza de Maidán.

La periodista siria Samar Yazbeck, por su parte, hablará de la situación en Siria a partir de su libro "Grito de libertad".

Además, habrá una sección especial en la que se ha invitado a varios escritores a escribir textos para juegos de ordenador y otra dedicada a la literatura infantil.

Según los organizadores, durante el festival se presentará 24 novedades en el panorama literario germano, de autores como el estadounidense de origen dominicano Junot Díaz, el británico John Burnside o el belga Stefan Hertmans.

El 14 de septiembre, en el marco del festival, se entregará al escritor alemán Marcel Beyer el Premio Oskar Pastior. 

martes, 9 de septiembre de 2014

Isabel San Sebastián presenta su última novela "La mujer del diplomático".

El título de la autora y periodista española está inspirado en su familia.



Emocionada y dando las gracias a su familia y amigos, así ha presentado hoy la periodista Isabel San Sebastián su última novela "La mujer del diplomático", una obra en la que "comparte" con el lector su "parte más preciada", su familia.

"Estoy convencida de que para conservar los bienes más preciados lo mejor es compartirlo, y eso hago con esta novela que está inspirada en mi familia", ha dicho San Sebastián durante la presentación de la novela (Plaza y Janés) en la sede del diario español ABC en Madrid.

Flanqueada por Inocencio Arias; el director de ABC, Bieito Rubio; la escritora Carmen Posadas; y David Trías, director literario de ficción y no ficción en castellano de Plaza & Janés, la periodista (Santiago de Chile, 1959) ha escuchado atentamente las palabras que éstos le han dedicado por su quinta novela.

Tras la intervención de Rubio, quien ha destacado de San Sebastián ser, "por encima de todo", una periodista, Inocencio Arias, gran amigo de la escritora, ha revelado los tres aspectos de la obra que, a su entender, la convierten en una novela que "arroja verdaderamente luz" sobre la profesión de diplomático.

Para Arias, San Sebastián ha conseguido con "La mujer del diplomático" hacer una "descripción de la vida diplomática" y "pulverizar" el cliché que hay sobre esta profesión, así como ha realizado un "examen novelado" de la crisis internacional de la Guerra Fría.

Además, según ha expresado el ex diplomático, al que San Sebastián ha agradecido su colaboración cuando era redactora de la sección de Nacional de ABC, también ha conseguido "examinar" con "mimo" a las protagonistas de la obra (María, Lucía y Laura).

"Uno tiene la impresión de que Isabel ha dejado una parte de sí misma en la disección de sus personajes", ha alabado Arias.

Por su parte, su amiga y "madrina" de su primera obra ("La visigoda"), la escritora Carmen Posadas, ha sido la encargada de introducir en la obra a los asistentes a la presentación.

Posadas, que ha desvelado que conoce a San Sebastián desde que vestían "calcetines cortos", ha ido desgranando algunos de los aspectos más importantes de la obra, como son la presencia del diario ABC, los compañeros periodistas, la música que aparece en cada capítulo o el homenaje que realiza de manera metafórica, entre otros, a la Guardia Civil o a las mujeres de los diplomáticos.

"Casi todos los personajes del libro son personas de carne y hueso que encarnan un concepto en mi vida", ha concretado San Sebastián al tiempo que ha querido resaltar la labor de esposa de diplomático, como así fue su madre.

"Estas mujeres han pasado a la historia como las mujeres 'de' y me parecía de justicia hablar de ellas", ha añadido.

En este sentido, San Sebastián ha recordado su infancia junto a su familia, una época de la que ha reconocido que vivió "desesperada por tener raíces" al tener que cambiar de país de manera constante siguiendo a su padre.

"La diplomacia me ha quitado amigos de la infancia, seguridad, me ha quitado raíces, el sentirme en casa", ha confesado.

Al acto han acudido numerosos amigos de la profesión, así como el director del Grupo Vocento, Rodrigo Echenique, el político Jaime Mayor Oreja, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González o Paloma Segrelles, madre e hija, entre otros.

En "La mujer del diplomático" la escritora viaja desde la actualidad a los años 60 a través de Lucía, una editora que descubre el diario que su madre ya fallecida escribió desde Estocolmo, donde se encontraba con su marido diplomático.

Un relato en el que además de narrar los momentos más tensos de la Guerra Fría y sus temores ante la amenaza nuclear, María -la madre de Lucía- revela sus sospechas por una supuesta infidelidad del marido. 

Un nuevo libro sobre Jack el Destripador afirma que era un inmigrante polaco.

"Poseo la única prueba forense en la historia del caso", afirma el autor de "Naming Jack the Ripper".


LONDRES- Un nuevo libro sobre Jack El Destripador asegura que el asesino en serie que sumió en el terror al Londres de finales del XIX, era un inmigrante polaco de 23 años llamado Aaron Kosminski, que en la época fue considerado sospechoso.



El británico Russell Edwards desvela en "Naming Jack the Ripper" ('Identificando a Jack el Destripador') la supuesta identidad del delincuente, que en 1888 mató al menos a cinco mujeres, a las que degolló, destripó y abandonó en callejones del barrio de Whitechapel, en el este de la ciudad.

Edwards, que confiesa ser "un detective de butaca", mantiene que el enigmático asesino fue "definitiva, categórica y absolutamente" el polaco Aaron Kosminski, que acabó muriendo en 1919 de gangrena en la pierna en el psiquiátrico donde ingresó en 1891.

Kosminski, afectado de graves problemas mentales, emigró a Inglaterra desde la Polonia controlada por Rusia con sus padres en 1881 y la familia se estableció en Mile End, cerca de Whitechapel, donde trabajó de peluquero.

En la época, la Policía Metropolitana de Londres (MET), también conocida como Scotland Yard, consideró al joven uno de seis sospechosos, si bien no obtuvo pruebas concluyentes.

El autor del libro, que publica el próximo martes la editorial Sidgwick&Jackson, ha establecido la autoría de Kosminski tras hacer analizar un chal que presuntamente perteneció a una de las víctimas y que él compró en una subasta.

Supuestamente, el sargento Amos Simpson de la Policía londinense recogió la prenda cerca del cuerpo de la segunda víctima, Catherine Eddowes.

Simpson se lo quiso dar a su esposa, pero esta, al verlo con sangre, se negó a llevarlo, y el chal fue pasando a través de las generaciones hasta ofrecerse en una subasta que tuvo lugar en 2007 en Bury St. Edmunds, en el condado inglés de Suffolk.

Tras adquirir la prenda, Edwards encargó al profesor de biología molecular Jari Louhelainen, de la universidad John Moores de Liverpool, que la examinara detenidamente.

"Poseo la única prueba forense en la historia del caso", afirma el empresario convertido a escritor en declaraciones recogidas por la agencia local PA.

"Me he pasado catorce años trabajando en ello, y por fin hemos resuelto el misterio de quién era Jack El Destripador", asegura.

Según Edwards, "solo los incrédulos que quieren perpetuar el mito dudarán" del descubrimiento. "Esto es definitivo: lo hemos desenmascarado", apostilla.

El escritor de 48 años y residente en el norte de Londres explica que siempre se sintió "cautivado" por el misterio del escurridizo asesino, y se dedicó a investigarlo en su tiempo libre, si bien había perdido la esperanza de resolver el caso.

No obstante, el hallazgo del chal le permitió explorar una nueva pista que, según él, ha resultado ser definitiva, al establecer que la sangre en la prenda pertenecía a la víctima y a Kosminski, de quien también había semen.

Edwards y su socio científico compararon las muestras halladas en el rebozo con las de descendientes del supuesto asesino y la ocasional prostituta.

"Cuando descubrimos la verdad, fue la sensación más increíble de toda mi vida", afirma Edwards.

"Gracias a Dios que el chal nunca se lavó, pues contenía pruebas clave", añade.

Aunque el libro ofrece sin duda material para la reflexión, es improbable que ponga fin a las especulaciones que desde hace 126 años rodean a los crímenes de Whitechapel, que tantas novelas y películas han inspirado.

Terrin alerta de los miedos actuales a través de la "distopía" "El vigilante".

Es "más claustrofóbica que apocalíptica, porque no se sabe qué ha ocurrido en el exterior".


BARCELONA, ESPAÑA. El escritor flamenco Peter Terrin recurre a la "distopía" para alertar sobre los miedos de la sociedad actual en su novela "El vigilante", con la que ganó el Premio de Literatura de la Unión Europea y que sitúa en una ciudad ambigua en un futuro casi presente.

Terrin presenta al lector en su novela a dos vigilantes, aislados en el aparcamiento de un edificio de lujo, que esperan la llegada de su relevo y de las provisiones que les mantienen con vida y tienen además terminantemente prohibido comunicarse con los residentes.

La situación de ambos se agrava cuando observan que todos excepto uno abandonan el edificio el mismo día, lo que alimenta su imaginación sobre qué está sucediendo en el exterior.

En la presentación de "El vigilante" (Rayo verde) ayer en Barcelona (noreste) dentro de la Semana del Libro en Catalán, Terrin ha señalado que su novela es "más claustrofóbica que apocalíptica, porque no se sabe qué ha ocurrido en el exterior".

Poniéndose en la piel del lector, Terrin enumera que "quizá en el exterior ha ocurrido una catástrofe o puede ser que todo sea una prueba para conseguir un ascenso".

En cualquier caso, añade el autor flamenco, las dudas sobre lo sucedido y la falta de provisiones les lleva "al límite de su resistencia".

Los vigilantes se vuelven tan "paranoicos", admite Terrin, que pierden la confianza incluso en la gente que les lleva la comida y, "aunque su trabajo es ver el peligro allí donde la gente no lo ve, la reacción de ambos entronca con el miedo al otro, el miedo al exterior y a la bestia que llevamos dentro".

A su juicio, "el miedo es una de las estrategias básicas de supervivencia", y el autor ve ridículo que a menudo intentemos reprimir nuestros propios miedos, porque "es una manera de sobrevivir".

Asegura Terrin que su creación no está encasillada en un género, que en el caso de "Los vigilantes" se movería entre el "thriller" psicológico y la ciencia ficción.

"He escrito seis novelas que tratan cuestiones diferentes: 'Post mortem' (2012) narra una historia autobiográfica, y 'Montecarlo', publicada en mayo pasado, se sitúa en 1968, justo antes del premio de Fórmula 1 de Mónaco y es una novela con mucho aire y mucha luz".

La próxima novela, en la que está ya trabajando, será totalmente diferente, pues Terrin se considera un autor que escribe y vuelve "a comenzar" en cada libro que hace.

Escribe su obra literaria en flamenco, una lengua minoritaria, simplemente porque es su lengua materna, pero su casa editorial es holandesa, porque "el mercado editorial en neerlandés es más importante que el de Flandes".

Sin embargo, Terrin quita importancia a esta circunstancia, pues narra "una historia universal que no tiene relación con una ciudad en concreto ni con una época determinada".

Las torturas en Iraq se aparecen en la mente del lector en algunas escenas: "Los hechos narrados son horribles, pero debo confesar que disfruté mucho escribiéndolos, porque a veces la escritura es técnica y el reto es saber contarlo, ser sugerente sin ser explícito".

"El vigilante" habla también de la desinformación y del aislamiento, y, para sorpresa del lector, el autor proclama que a su juicio "el libro tiene un final feliz, pero sólo bajo el punto de vista del protagonista, no para el lector".

Confiesa que el premio de la Unión Europea ha dado mucha mayor proyección a la literatura flamenca, "escrita en una lengua minoritaria", y también a su propia obra, traducida a quince lenguas y que "ha podido entrar en el mercado anglosajón, siempre difícil para los autores de fuera".