domingo, 28 de junio de 2015

Los libros de Jochy Herrera

Por Luis Beiro
Jochy Herrera atiende con mirada clínica los problemas del corazón. Lo hace con devoción y humildad. Su mirada profesional ha ido más allá de la simple intuición. Se ha formado en las mejores universidades del mundo y ha ejercido su profesión en altos centros hospitalarios de los E.U, país donde se ha ganado un amplio prestigio. Residió durante diez años en la ciudad de Chicago donde compartió la escritura literaria y la práctica de la cardiología.
A su práctica profesional se une un ludismo innato: la práctica de la creación literaria con responsabilidad y destreza. Esa vocación no le viene como hobby o herencia familiar, sino como resultado de un profundo proceso de asimilación de las más amplias y diversas lecturas, las cuales asumió desde su primera juventud santiagués.
Quien se adentre en sus páginas profanas descubrirá la presencia de un escritor en plena madurez, de un hombre instruido, culto, con mucho que decir y poseedor de los recursos para hacerlo. Su vocación fundadora lo ha llevado a crear una estética cultural donde cine, filosofía, artes visuales, teatro, poesía y demás manifestaciones tienen, como ventana, trasfondos humanísticos. Sorprende que alguien de su elevado prestigio dentro del campo de la cardiología se detenga a tratar los problemas del espíritu.
Sus libros hablan por sí. Al igual que sus artículos difundidos en diversas publicaciones nacionales y extranjeras. Se trata de un profesional incansable que no se conforma con la altura de su ejercicio clínico en el sector de la salud. Herrera es un escritor que no teme a los temas ni a las ternas, que no se detiene en deslumbramientos, ni en evocaciones metafóricas.  Sus ensayos tocan controversias demasiado “fuertes” para un lector adaptado a historias cómodas y prosas ingeniosas.
Son textos donde se enrolan accidentes y presiones reprimidas, donde fluyen la armonía y la certeza, donde la antigüedad clásica, de la mano con la modernidad, acepta o rectifica sus partos, siempre con mirada severa y fijación en lo perpetuo. Qué se puede decir de un escritor de ensayos que resplandecen por su lucidez. Solo un autor con disciplina lectiva y el interés por la inserción en las profundas transformaciones del mundo cultural puede desentrañar  los contenidos elegidos para que, a partir de ellos, se inauguren puentes comunicativos con el lector que puedan servir de referencia.
Sus libros
Jochy Herrera es un autor que debemos leer. Algunos de sus libros “Extrasístoles (y otros accidentes)” (2009), “Seducir los sentidos” (2010) y “La flama magna” (2014) desafían la inteligencia. Temas diversos, reflexiones inimaginables, autores sorprendentes son tratados por una prosa puntual, sin sobresaltos que no acusa complicidades. 
El primero de ellos contiene temas mucho más cercanos a su especialidad clínica y a la relación de esta ciencia con otros fenómenos vinculados al corazón humano y a sus matices líricos. Son ensayos que saben trasgredir y romper la línea divisoria entre la ciencia y la espiritualidad. Sobresaltan escritos como el que cierra el libro: “Las misteriosas mariposas del alma...” donde el alma abandona la subjetiva vestidura de la divinidad para asemejarse  al sentimiento, a la emoción, a la vida misma. Para ello estudia a filósofos de la antigüedad como Aristóteles y Descartes, así como a algunos más recientes como Peter Watson quien “representó la transición del mundo del alma”(...); la diferencia entre la antigüedad y la modernidad (...) que es el cambio intelectual más importante de la historia.”
El segundo tomo es un tratado muy personal sobre la seducción como categoría, vista siempre a partir de su evolución dentro de las artes como la `poesía, el cine, la música y las artes visuales. Entre los temas incluidos, no tienen desperdicios sus ensayos “El discreto encanto de Penélope Cruz” y “El cine mexicano para la aldea global”. En el primero estudia algunos personajes que ha dado vida la diva española, comenzando por “Elegy” (Isabel Coixet, 2008) donde: “La imponente belleza de la actriz madrileña es, en esta cinta, más que en ninguna otra, un personaje esencial encarnado dentro del verdadero personaje”. También se estudian sus protagonismos en cintas como “Átame” (Almodóvar, 1990 ), “Volver” (Almodóvar, 2004), “Vicky, Cristina Barcelona (Woody Allen, 2008). En esa última, su personaje: “... está repleto de una intensa energía vital que suplementa el indiscutible atractivo físico con el talento de una pintora, fórmula que la hace demoledoramente irresistible, no solo frente a Cristina (Scarlett Johansson) sino también a Juan Antonio y hasta  a su envejeciente padre quien confiesa tener sueños eróticos con su nuera”. El ensayo dedicado al cine mexicano estudia algunas películas de tres directores aztecas que han trascendido al plano internacional y son aclamados por sus cintas producidas fuera de la patria de Juárez: Alfonso  Cuarón, Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu.
El tercer volumen, recientemente publicado por el Ministerio de Cultura  a través de su colección “Ediciones del Comisionado”, contiene una colección de diez ensayos ejemplares donde vincula la ciencia médica con las artes, incluyendo la poesía y el cine. Son piezas de disfrute intelectual que no solo producen calidad de lectura sino informaciones poco conocidas, y de las cuales, el autor señala cierta complicidad con la alquimia.
El segundo ensayo recomendado de este libro, “Suicidar el corazón” se considera por su propio autor como “la consumación del acto suicida”. En él se refieren algunos casos de este tipo en la historia de la medicina, y el que más llama la atención es la del gran poeta colombiano José Asunción Silva (1865-1896).
EL INFARTO UN MALOGRADO POETA

Recomiendo los dos textos finales: “Válvulas venéreas” y “Suicidar el corazón”. El primero entronca las obras y destinos de Gustave Flaubert, Charles Baudelaire, Alfred de Musset y otros, con las enfermedades venéreas, estudio completado a la luz de la condena que este tipo de mal por parte de la Iglesia y las distintas sociedades. Y concluye:  “La enfermedad que influyó sobre grandes personas, que transformó sociedades y sacudió las más rígidas normas, ha sido un libro abierto revelador de las emociones, desdichas y pasiones que, entrada la pre-modernidad, se abalanzaron sobre el nuevo hombre. Hoy, a pesar de que conocemos el esqueleto -el genoma- del Treponema, la crisis y las batallas que hace cinco siglos atormentaban a los hombres de aquellos tiempos, aún continúan: la sífilis y otras enfermedades de trasmisión sexual siguen diezmando amplios sectores de la población. Estigmatizados, tal cual siglos atrás, sus víctimas, que ya no son Papas, ni poetas, sufren, mientras el sofisticado Treponema del nuevo siglo por una parte es el arrogante símbolo del dolor que no desaparece y por otro, la terca enfermedad que, como la maldad ancestral, se resiste a morir.”

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