domingo, 24 de agosto de 2014

Julio Cortázar, recuerdos.

El martes se cumplen 100 años del nacimiento del argentino.


A Julio Cortázar (Bruselas, 1914), en su infancia, un médico le recetó que le prohibieran los libros por unos cinco meses. El pequeño leía tanto que su madre decía que había que sacarlo para que agarrara sol. Aquel chico solitario descubrió pronto su gusto por las letras: a los nueve años escribió una novela que nunca se publicó. Hoy, al cumplirse el martes el centenario de su nacimiento, la literatura celebra la vida y obra de ese escritor argentino que jamás dejó de ser un niño.


El propio Cortázar reconoció el carácter infantil que siempre lo acompañó en su adultez. Lo dijo en algunas entrevistas, lo plasmó varios de sus textos. "Siempre seré como un niño para tantas cosas, pero uno de esos niños que desde el comienzo llevan consigo al adulto", escribió, por ejemplo, en La vuelta al mundo en ochenta días. "El niño nunca ha muerto en mí y creo que no muere en ningún poeta ni en ningún escritor. He conservado siempre una capacidad lúdica muy grande", dijo en una de sus clases que dio en 1980 en Berkeley.

Fue Édgar Allan Poe uno de los autores que lo llevó a escribir. Le dijo a la mexicana Elena Poniatowska, en La vuelta a Julio Cortázar en (cerca de) 80 preguntas, que fue el estadounidense el que más lo influenció. Incluso más que el propio Borges, otro de sus admirados: "De niño desperté a la literatura moderna cuando leí los cuentos de Poe, que me hicieron mucho bien y mucho mal al mismo tiempo. Los leí a los nueve años y, por Poe, viví en el espanto, sujeto a terrores nocturnos hasta muy tarde en la adolescencia. Pero Poe me enseñó lo que es la literatura y lo que es el cuento". 

Julio Cortázar publicó su primer libro cuando tenía 24 años. Presencia, se llamó ese poemario que apenas se conoció. Hasta el mismo argentino consideró queBestiario (1951) fue el verdadero primer libro y el que le dio, con el tiempo, algún reconocimiento entre los lectores. Autocrítico, el escritor reprochó muchos de sus textos. Claro que también estaba consciente de sus propias limitaciones. "La idea de decir que hasta que yo no sea dueño de un estilo, de un campo mental e intuitivo perfecto no voy a publicar nada resulta vanidosa. Las cosas no son así. Un escritor nunca llega escribir lo que quisiera escribir", le dijo a Joaquín Soler Serrano en su programa de TV A fondo.


El argentino no se tomó en serio la profesión de escritor. Hasta se negó a llamarse maestro, o profesional de literatura. A pesar de todo, él escribía. "Siempre he escrito sin saber demasiado por qué lo hago, movido un poco por el azar, por serie de casualidades: las cosas me llegan como un pájaro que puede pasar por la ventana", le dijo a uno de sus estudiantes. A otro, que le preguntó sobre uno de sus relatos fantásticos, le contestó: "Aunque lo crean una paradoja, que me da vergüenza firmar mis cuentos porque tengo la impresión de que me los han dictado, de que no soy el autor. No voy a venir aquí con una mesita de tres patas, pero a veces tengo la impresión de que soy un poco médium que transmite o recibe cosas".

El autor de Rayuela siempre tuvo en los viajes uno de los principales objetivos de vida. Vivió en Francia, en España, en Argentina. Trabajó en diversos oficios: uno de ellos fue de exportador de libros, que le ocupaba las manos pero le dejaba la cabeza libre como para imaginar varios de sus cuentos. También quiso ser músico. "Sucedió que fue la palabra la que impuso su ley y no solamente no lo lamento sino que tengo la impresión de que a lo largo de mi vida de escritor lo he pasado bien", le indicó en una entrevista a su colega Ernesto González Bermejo, que lo publicó en uno de sus libros. 

Julio Cortázar fue un autor socialmente comprometido. Descubrió su responsabilidad extraliteraria y escribió artículos de características políticas. Apoyó a la revolución cubana. Del tema habló con la periodista española Rosa Montero : "Mi deber como argentino y como latinoamericano frente a los problemas pavorosos que tienen nuestros países es aprovechar ese acceso a miles de personas". A Roberto Fernández Retamar le escribió una carta: "De la Argentina se alejó un escritor para quien la realidad, como la imaginaba Mallarmé, debía culminar en un libro; en París nació un hombre para quien los libros deberán culminar en la realidad". 

sábado, 23 de agosto de 2014

Libro de Ramonet sobre Hugo Chávez fue el más vendido del verano en Cuba.

Se convirtió en un "éxito de ventas" y lideró las listas de la "ofensiva literaria" del verano.


LA HABANA. El libro "Hugo Chávez. Mi primera vida", la entrevista biográfica al fallecido presidente venezolano escrita por el periodista español Ignacio Ramonet, fue el título más vendido del verano en Cuba, informó el Instituto Cubano del Libro (ICL).

El texto de Ramonet se convirtió en un "éxito de ventas" y lideró las listas de la "ofensiva literaria" del verano, indicó el ICL a medios locales.

En Cuba, donde no suelen divulgarse listados con los libros más exitosos durante el año, esta temporada se vendieron en total unos 65.000 ejemplares más que en 2013, según precisó la agencia estatal Prensa Latina.

La fuente recordó que en 2012 el libro "Cuentos del Arañero", una recopilación de anécdotas de Chávez escrita por periodistas cubanos, también tuvo gran "acogida" y "demanda" en la isla.

En el caso de "Hugo Chávez. Mi primera vida", en abril apareció la edición cubana y el pasado 28 de julio Ramonet realizó una nueva presentación en La Habana, coincidiendo con los homenajes y actos que la isla dedicó a celebrar los 60 años del nacimiento del mandatario venezolano.

Hugo Chávez (1954-2013), fallecido el 5 de marzo de 2013 a causa de un cáncer por el que recibió tratamiento en La Habana, impulsó en sus casi 14 años de Gobierno un estrecho vínculo con Cuba que convirtió a Venezuela en el principal aliado político y económico del país caribeño.

Tras la muerte de Chávez, el líder cubano Fidel Castro, quien gobernó Cuba hasta 2006, aseveró el presidente venezolano fue el "mejor amigo" que tuvo en sus años como político activo.

Alfredo Pita novela la guerra en Perú en "El rincón de los muertos".

"Es un viaje de descubrimiento de la complejidad del horror"


LIMA. El horror de la guerra que asoló a Perú en las últimas décadas del siglo pasado es descubierto por un periodista español en las alturas andinas de Ayacucho en "El rincón de los muertos", la nueva novela del escritor Alfredo Pita.

Ganador en 1999 del Premio Internacional de Novela Las Dos Orillas con su novela "El Cazador Ausente" (1994), Pita relata en casi 500 páginas la travesía de descubrimiento del español Vicente Blanco, quien en 1991 llega a Ayacucho, donde traba amistad con dos colegas peruanos.

El autor, quien reside desde hace tres décadas en Francia, declaró a Efe que empezó a escribir esta obra a partir de "materiales que tenía de antes", ya que estuvo en Ayacucho como periodista en 1983, el mismo año de la masacre de Uchuracchay, en la que fueron asesinados ocho colegas, dos de los cuales eran amigos suyos.

"Ayacucho, después de mi experiencia de 1983, nunca me ha abandonado, ha sido una especie de herida o de cosa extraña que ha quedado dentro de mí, supurando y no dejándome vivir plenamente, por las razones entendibles: la pérdida de los amigos, los cadáveres de extraños que he visto en esa época", señaló.

Esta visión que le dio la guerra y la implacable realidad de la muerte le impusieron al escritor "una obligatoriedad moral, en el testimonio de que si has visto algo no tienes derecho a callar".

"Para la gente que quería ver, que era mi caso, las cosas estaban clarísimas: había empezado un proceso de guerra sucia, que se había ya lanzado, Uchuraccay no era más que el primer botón de lo que se venía y ese proceso era evidente que se iba a embalar en forma exponencial", remarcó.

Durante el proceso de escritura de su novela, publicada en Lima por el sello editorial Textual, Pita tuvo que enfrentar "las enormes dificultades de una realidad complejísima para los ayacuchanos mismos" y fue por ese motivo que decidió crear un narrador que pasara por un proceso "de iniciación y de descubrimiento" que le permitiera "hablar de Perú y sus contradicciones."

Vicente Blanco, su personaje, es español "por la identidad cultural, que de todas maneras existe, la cuestión del lenguaje, y además la verosimilitud de su interés cultural, político", explicó.

En la novela, tras pasar unos días en Lima, el periodista parte a Ayacucho, donde se relaciona con dos reporteros, a los que busca por recomendación de un amigo peruano que reside en París, y con los que afronta una guerra que por esos años era prácticamente invisible.

"Es un viaje de descubrimiento de la complejidad del horror", acotó Pita antes de decir que el protagonista "se encuentra con que la guerra en Ayacucho es una guerra casi invisible, que se da en la oscuridad de la noche, que las víctimas no son soldados, que están las barreras del idioma, del desprecio social."

"Mi protagonista se acerca a Ayacucho en 1991 para presenciar prácticamente los últimos coletazos de la resistencia informativa, no me había propuesto al comienzo hacer una novela de periodistas, pero me he dado cuenta, acabándola, que he hecho una novela de reporteros", dijo.

Pita, que en Perú es considerado un autor de culto, reconoció que las buenas críticas que está recibiendo su nueva obra le producen "un sentimiento muy grato" ya que, en su caso, está "acostumbrado a la receptividad limitada o a una especie de aceptación a regañadientes" que su trabajo anterior ha tenido.

"Creo que estamos en un momento de liberación de medios, que están en este momento creándose y recreándose, ya no hay los grandes autorizadores, el gran periódico, el gran suplemento que dictamina, creo que es un momento de liberación del creador y es también un momento de emancipación del lector", comentó.

Alfredo Pita, nacido en Celendín, en el norte de Perú, también es autor de los libros de cuentos "Y de pronto anochece" (1987), "Morituri" (1991) y "Extraños frutos" (2010), de los poemarios "Hacia los valles" (1966) y "Sandalias del viento" (1995), del libro para niños "Un pequeño capitán" (2002) y del libro de memorias "Días de sol y silencio. Arguedas: el tiempo final".

Escritores españoles incitan a la lectura para ser inteligentes.

"Quien lee es inteligente, el que no, no lo es"
PANAMÁ. Un grupo de autores españoles que asiste a la X Feria Internacional del Libro (FIL) de Panamá, incitó a leer para ser inteligentes durante un coloquio con estudiantes universitarios.

"Quien lee es inteligente, el que no, no lo es", afirmó tajante el escritor J.J. Armas Marcelo, quien participó en la charla en la Universidad de Panamá (estatal) con los novelistas Jesús Marchamalo, que hizo un repaso de las bibliotecas de autores conocidos, y Marta Robles y Juan Bonilla, que hablaron de sus recientes obras.

Los escritores participan del "Ciclo de Letras de España" que por cuarto año realiza el Ministerio de Cultura de España, el Centro Cultural de España, la Fundación Panamá-España y la Cámara Panameña del Libro, entre otros.

El cuarteto de autores profundizó en las claves de la escritura y defendió el libro de papel frente a las publicaciones digitales.

Armas Marcelo, que anoche superó un rifirrafe en la FIl en la presentación de su novela "Requiem Habanero por Fidel" con unos simpatizantes de Fidel Castro que le acusaron de anticastrista, le sugirió a los estudiantes y profesores que consideren que "leer es un privilegio".

En ese sentido, insistió en que "son más inteligentes los que leen que los que no leen" y que los lectores son importantes para los escritores.

Al autor canario le pareció interesante la posibilidad de un Premio Nobel para los lectores, pero enseguida apuntó que su "peor sospecha" es que de crearse "se lo ganaría un escritor".

Armas Marcelo dijo que esto es así porque los escritores son voraces lectores, al grado de que, indicó, si se dejase abierta y desprotegida a una librería o a la Feria del Libro durante 24 horas a los ladrones de dinero, o de libros, hay el "90% de posibilidades de que estos sean sustraídos en su mayoría por los autores".

"La gente que va a robar libros son escritores, esto es así porque los ladrones de verdad lo que les interesa es la pasta (dinero), y a nosotros nos dejan una librería y nunca vamos a la caja registradora donde está el dinero, no nos interesa", afirmó.

"Vamos como lobos desalmados -añadió- a ver los libros que hay y a llevarnos los mejores debajo del brazo y sin que nos agarren, esa es la vaina".

Marchamalo, por su parte, apoyado en diapositivas hizo un recorrido por bibliotecas de autores como Mario Vargas Llosa, Enrique Vila-Matas, Guillermo Cabrera Infante y Julio Cortázar, entre otros, para indagar en el "misterio atrayente" de estos lugares.

Según Marchamalo, entrar en contacto con una biblioteca "es la mejor manera de conocer a una persona (...) porque hablan de nuestra vida y nuestros desórdenes".

"Los libros hablan de quienes somos, lo que fuimos y lo que quisimos ser", señaló Marchamalo, aunque dijo que siempre hay quien le recuerda "la amenaza de lo virtual".

Autor de una decena de libros, Marchamalo expresó que para él los dos formatos "son compatibles", pero que prefiere el libro de papel porque "aporta algo más a la lectura" y "guardan las huellas de los lectores que nos precedieron".

A su vez, Marta Robles, autora de "Luisa y los espejos" (2013), Premio Fernando Lara de Novela 2013, y Juan Bonilla, I Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa por "Prohibido entrar sin pantalones" (2013), hablaron de sus obras.

Robles dijo que su última novela, que recrea el mito de Don Juan personificado en una mujer de la nobleza y está ambientada en Italia, marca "un antes y un después" en su carrera.

La escritora señaló que más que una novela histórica de amor acerca de su protagonista, Luisa Casati, "trituradora de fortunas" y amante del poeta y dramaturgo Gabriel D'annunzio, es una obra "para la reflexión de que muchos no llevamos la vida que queremos".

Bonilla, por su parte, explicó rápidamente que su novela retrata la historia del poeta revolucionario Vladimir Maiakovski y el discurso de la escuela poética rusa de "los futuristas".

La novela de Bonilla fue elogiada por los otros tres autores como ejemplo de lo eficaz e importante que es una buen primer párrafo, lo que el autor andaluz tomó con un "homenaje no anunciado".

La literatura para adolescentes domina las listas de los más vendidos.

"Bajo la misma estrella" de John Green y "Divergente" de Veronica Roth ocupan los primeros lugares.



La literatura para adolescentes y jóvenes adultos domina las listas de los más vendidos, con John Green y el título Bajo la misma estrella; Veronica Roth y su saga Divergente;  Suzane Collins con la trilogía Los juegos del hambre y la última entrega de la novela gráfica de Rick Riordan sobre su semidios Percy Jackson.

En Estados Unidos, Diana Gabaldón ocupa el número uno con la primera entrega de su serie de novela romántica "Outlander", mientras en Reino Unido Peter Robinson llega a lo más alto con "Abattoir Blues", la nueva aventura del inspector Alan Banks. 

Completan la biografía del emperador Hirohito.

La publicación tardó 24 años y contiene 12 mil páginas repartidas en 61 volúmenes.


Más de 24 años de trabajo y 12.000 páginas repartidas en 61 volúmenes han sido necesarios para completar la biografía del fallecido emperador nipón Hirohito, una obra que ha sido presentada esta semana y que se publicará en 2015 en Japón.

El libro, realizado por la Agencia de la Casa Imperial, relata el reinado de Hirohito (1901-1989), conocido póstumamente como el emperador Showa, que incluye delicados episodios históricos como la entrada del país en la II Guerra Mundial o la posguerra bajo ocupación estadounidense.

Los actuales emperadores nipones, Akihito y Michiko, han participado en la revisión de la obra y completado sus últimos capítulos, según informó el responsable de la citada agencia, Noriyuki Kazaoka, en unas declaraciones recogidas por los medios nacionales.

El compilado de información para redactar la biografía comenzó en 1990 e inicialmente estaba previsto que se completara en 16 años, aunque esta fecha límite tuvo que ser pospuesta hasta en dos ocasiones y hasta llegar al año en curso.

La obra se basa en el principio de "transparencia", según la Agencia del Palacio Imperial, que ha querido así dejar atrás las críticas que recibió la biografía del predecesor de Hirohito, el emperador Taisho (1879-1926), algunos de cuyos pasajes fueron censurados.

No obstante, la agencia imperial ha decidido dejar fuera los registros académicos de Hirohito y su historial médico.

La biografía se basa en información recopilada de unas 3.000 fuentes diferentes, entre ellas los diarios de asistentes del emperador, registros de sus visitas a otros países y entrevistas con medio centenar de empleados del Palacio Imperial.

Un total de 112 trabajadores a tiempo completo o parcial de esta institución han trabajado en la compilación de la información y en la redacción de la obra, cuya elaboración ha costado 200 millones de yenes (1,46 millones de euros), sin contar gastos de personal.

La Agencia del Palacio Imperial planea publicar el primer volumen del libro en marzo de 2015, y el resto de tomos se editará durante los siguientes cinco años.

El centenario de Julio Cortázar, el perseguidor del juego infinito.


Buenos Aires, 22 ago (dpa) - "Un escritor juega con las palabras pero juega en serio; juega en la medida en que tiene a su disposición las posibilidades interminables e infinitas de un idioma", decía el argentino Julio Cortázar, nacido hace un siglo en Bruselas, el 26 de agosto de 1914.

Al autor de "Rayuela" le tocó nacer y morir en Europa, en parte por ese azar que a su criterio hacía mejor las cosas que la lógica. Y justamente este 2014, además de celebrar su centenario, marca las tres décadas de su muerte en París, el 12 de febrero de 1984.

Por eso Argentina le rinde tributo con el "Año Cortázar 2014", mientras también por otras latitudes se evoca al cronopio mayor. Desde el Salón del Libro de París hasta próximamente la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, se suceden homenajes, conferencias y exposiciones.

Con la presencia permanente de lo lúdico y el humor, desarrolló una obra literaria única dentro de la lengua española. Sus magistrales relatos sorprendieron con la introducción de lo fantástico en la realidad cotidiana. Pero fue la explosiva novela "Rayuela" la que lo consagró a nivel internacional y se convirtió en una de las insignias del "boom" latinoamericano.

Cortázar buscó intensamente una renovación del lenguaje y le quitó un manto de solemnidad a la literatura. El escritor mexicano Carlos Fuentes, su amigo y compañero del "boom", lo definió como "el Bolívar de la novela latinoamericana". "Nos liberó liberándose, con un lenguaje nuevo, airoso, capaz de todas las aventuras".

Tenía cuatro años cuando su familia regresó a la Argentina y poco después su progenitor abandonó para siempre la casa familiar. La infancia y adolescencia de Cortázar transcurrieron en Banfield, suburbio sureño de Buenos Aires, con una enorme afición por leer y escribir.

Se graduó como profesor en letras y trabajó como docente en Bolívar y Chivilcoy, pueblos de la provincia de Buenos Aires. Posteriormente se desempeñó en la Universidad de Cuyo, provincia de Mendoza, a la que renunció en 1945 por oponerse al peronismo. Uno de sus primeros cuentos, "Casa tomada", fue publicado en 1946 nada menos que por Jorge Luis Borges, por entonces secretario de redacción de la revista porteña "Los Anales de Buenos Aires".

En una carta, definió así los años previos a su partida a París: "De 1946 a 1951, vida porteña, solitaria e independiente; convencido de ser un solterón irreductible, amigo de muy poca gente, melómano lector a jornada completa, enamorado del cine, burguesito ciego a todo lo que pasaba más allá de la esfera de lo estético".

Delgado, muy alto y de apariencia juvenil, Cortázar siempre arrastró las "erres" y fue un apasionado por el jazz y el boxeo. El año de su llegada a la capital francesa, 1951, se publicó en Buenos Aires su primer volumen de cuentos, "Bestiario". En 1953 contrajo matrimonio con la argentina Aurora Bernárdez y ambos trabajaron como traductores en la UNESCO. Esa misma década vieron la luz nuevos libros de relatos: "Final del juego" (1956) y "Las armas secretas" (1959).

Este último incluye "El perseguidor", inspirado en el saxofonista Charlie Parker y probablemente el cuento preferido de Cortázar. Una suerte de bisagra, porque allí se produce el descubrimiento del prójimo. "Un poco lo que el personaje de 'El perseguidor' busca en el cuento, yo lo estaba buscando también en la vida".

En 1960 se publicó su primera novela, "Los premios", y dos años más tarde, la colección de textos "Historias de cronopios y de famas", donde aparecen los cronopios, "esos seres desordenados y tibios" que obran con rebeldía. En 1963 fue el turno de "Rayuela", protagonizada por Horacio Oliveira y la Maga, que permite una lectura lineal, o bien invita al lector a convertirse en cómplice, saltando de un capítulo a otro, según indica su Tablero de Dirección.

Por entonces viajó a Cuba, invitado como jurado del Premio Casa de las Américas. Allí nació su compromiso con las causas latinoamericanas y una estrecha relación con la isla. Años más tarde, visitó varias veces Nicaragua para apoyar con fervor la revolución sandinista.

Se propuso seguir viviendo en su terreno lúdico y fantástico, pero con la adopción de un compromiso que se reflejaría en su creación literaria. Ese Cortázar que abandonó la torre de marfil de la "literatura pura" publicó entre otros "Libro de Manuel" (1973), que según el propio autor le valió "palos de izquierda y derecha".

Formó parte del Tribunal Russell II, que juzgó y denunció las violaciones a los derechos humanos de diversas dictaduras latinoamericanas. Su compromiso político lo convirtió en un cronopio trotamundos, mientras la junta militar argentina (1976-1983) lo colocaba en las "listas negras". Cortázar pasó de ser un emigrado voluntario a un exiliado.

En 1980 publicó los relatos de "Queremos tanto a Glenda" y dos años después editó otro volumen de cuentos, "Deshoras". Trabajó en "Los autonautas de la cosmopista", una curiosa expedición por las autopistas francesas, con su segunda esposa, la canadiense Carol Dunlop. Pero Dunlop falleció a los 36 años en 1982 y Cortázar quedó sumergido en el desconsuelo. Debió terminar solo el libro, cuyos derechos de autor destinó al pueblo nicaragüense.

El escritor concretó todavía una anhelada visita a Buenos Aires en diciembre de 1983 y se sorprendió por las amplias muestras de cariño en un país que recuperaba la democracia. Regresó a París, donde recibió los cuidados de Bernárdez, hasta que su vida se apagó a los 69 años a causa de una leucemia. Fue enterrado junto a Dunlop en el cementerio de Montparnasse. Sin embargo, la maquinaria del juego no se detiene, mientras Cortázar, tal como postula en "Rayuela", siga logrando hacer del lector un cómplice, un camarada de camino.