lunes, 17 de mayo de 2010

MÁS POEMAS DE JENNIFER GONZÁLEZ

MÁS POEMAS DE JENNIFER GONZÁLEZ

DELIRIO
Cada visible gota de perfección
Es percibida por el recorrido de las horas.
En mi ventana se asoma el viento: Me grita, lo escucho.
Discurriendo y navegando entre mis sueños huérfanos
He encontrado aquél pincel de ensueños,
Artista y protagonista de mi dicha.
Fuera de mi universo cabizbajo, las veteranas hojas
Cantan a un nuevo atardecer,
El destemplado sol ha cegado mis sentidos.
He permanecido cavilando,
Cruzando aquél verosímil umbral de mi conciencia.
Al percibir la muerte de la tarde
La penumbra de aquél recoveco se diluye
En los caminos entrecruzados que me guían
Hacia la tez del crepúsculo.
Mis taciturnos pensamientos recobran la solidez
Que amedrenta cada uno de mis yacimientos.
Una vez más, aquella impasible ventisca
Parecía espesar ese cosmos donde yacía mi ser
Rezagando mi propio reflejo.
Las furtivas miradas del pavimento
Se avientan contra el satén bidimensional
Y el crispado estruendo se ve manchado
Por la indiferencia del contexto en que me encuentro
Divagando entre posibilidad y posibilidad.
VOLAR
Quiero volar parafraseando las experiencias
mientras mis costillas se quebrantan al vibrar las horas;
mientras multitudes aclaman supervivencia
y las almohadas de esmeraldas paisajísticas
lucen castigadas por la vejez del otoño.
Volar descifrando la melodía de mi canción
y el líquido vital de las cuerdas atrapadas
en la fiebre de una guitarra,
conocer el álgebra del querer y enderezar el sendero
de la hiperbólica razón de mi ser.
Volar encontrando el atardecer oculto
mientras el mar se eleva y recorre en pleno vuelo mi pensar;
mientras la noche se pinta de colores carnavalescos y el día desaparece
sumergido en la voz del universo.
Volar con las alas de la imaginación,
pues ésta con sus sábanas de sueño, abrazan
hasta el más irónico de los sentimientos.
Volar, cuando el fuego desnudo de la sensatez invada mi interior,
con las manos atadas de libertad y mi pecho,
ahogado en el abismo de respiración
cuando la inercia del mundo deje de existir.
Volar sin sentir miedo de mí;
sin consolar los diurnos gritos de fascismo,
sin arrasar con los secretos de las aureolas,
sin escuchar los ríos al cantar su palpable ópera cristalina,
solo, volar...
Déjame ser yo y volar, no ver más angosto de lo que todo está,
escribir en las páginas mestizas de la historia,
cuando el cónyuge de fe embriaga los creyentes.
Ya déjame volar, déjame partir,
para viajar por los rincones de una frase
domando fieras y borrando anécdotas del sol,
retractándome de mis victorias y aceptando mis derrotas.
Déjame percibir el llanto de una rosa al llorar su desamor.
Mientras exista en la faz de la creación
tan solo una gota de amargura y desolación
¡¡Volaré muy alto!!
TILDANDO EL VIENTO
Cada desaire, cada beso gravitatorio
cual sumisa pasarela de notas hambrientas
caminan dirigidas hacia la tarde,
donde perplejos los sentidos
y el calor del movimiento, deliran el misterio
de la ortográfica historia recorrida.
Caucásico amanecer que humedece el desierto de la voz;
Perplejas las reflexiones del sol
equilibradas en la consonancia
del bullicioso silencio, que reprende el eco
de mis pensamientos, mientras el infierno abarrotado
se escabulle bajo mi puerta.
Ya no cobran vida los rostros fugitivos
de la existencia en el armario de mis secretos,
ni bailan los cuerpos envilecidos,
ni me asalta el encubrimiento del fervor,
ni los pasos de mi tumba os llamáis a la muerte.
El rocío ya no es cristal,
sino gotas desnudas que desmantelan
mis primaveras y que en la palma de la razón
me provocan anomalías distantes del sueño.
Pupilas corredizas de lumbres interrogativas
que agujeran las alas torrentes de la nada musical.
Picaportes mortales de los días de gloria
que sujetan las caídas del mar,
que con el lápiz de la consonancia dibujan las rosas
del despertar y el don del paisaje.
Tulipanes de huellas, Ventisca de aguas,
paz originaria de hilachas doradas fuera del cosmos
y Bellos rituales de ocio, caracterizan mi presente.
Sombras poetizas de exclamatoria sangre azul, con pétalos divinos
descienden de pleno vuelo y el nublado amanecer
oculta mil luceros.
Aquí, me encuentro, bailando con un ritmo transparente y sin fin,
de fugas líquidas, vitales, exquisitas....
Corrigiendo las hojas invernales de lluvia
que hicieron sudar mi calma
y gastar mi voz en estado de sublimidad,
tildando el viento he de vivir.
YA NO EXISTE TIEMPO
El tiempo no existe, se ha ido
como aquella sedienta gota resbalando por tu nombre,
como una abrasadora llamarada que destierra el espacio,
que destila las piedras de aquel río, dulce sueño palpitante,
cuyas raíces yacen donde amanece, en el estío de un jardín,
fragancia apacible de este cosmos, perla cristalina
con sabor a hiel.
Solo el tiempo, es incierto, iluso,
navío de corazones, cegador de tus nocturnos ojos y
de tu piel de seda, río que se desborda
y desemboca en la vereda desconocida,
cavitación confusa de inservibles cenizas
donde el alba no se muestra.
tan sólo un lazo de la tarde, eso eres, eso soy,
no hay más que tiempo,
trazo de los hilos de mi pensamiento,
donde escalo a tientas la soledad,
danzantes memorias saladas que estallan
a la luz de un desconocido roce,
encubierto bajo una vibrante voz
y la silueta de tus dedos
y un cielo calcinado dibujando tu flamante boca.
Tiempo, verosímil umbral desmantelado
a los pies de un oscuro túnel,
caminos incesantes hacia el destino,
donde el sol riega su aroma por doquier,
disputa prisionera que nos lacera en el celeste atardecer.
Amulatado humo quemante
que deja tus huellas en mi camino,
amor que sangra a herida abierta,
lluvia que resbala por el marco del dolor,
esto somos, el reflejo del tiempo,
insistencia a la lentitud,
la maleza que crece oliendo el agua,
la greda donde no rompen las olas,
Seres encadenados e hijos de un volcán de amores y sinsabores.
tiempo, susurro de los labios de una flor,
del llanto del cielo,
otoño retornante que une al nunca con el siempre,
cuyo errante matiz se asemeja al aroma de un olivo,
barcarola de notas blancas cuya mirada desborda rosas
y brinda la furia de mis ardientes quemaduras,
veterano vino agridulce de silencio sumergido en mi garganta,
ligereza del aire fragante que trepa hacia lo lejos,
eso soy, eso eres.
Eso somos,
indócil caldo del tiempo,
servidos en el bufé de la ternura,
racimo del destino, acosados por el bailotear de las horas,
tomar una gota de aquél vaso de vida,
para dejar vestigios carentes de desdén
y destruir los sueños existentes
en el ala de nuestras palabras
ya no existe tiempo para percibir el alba una vez más,
ya no existe tiempo…
OSCURIDAD
Oscuridad de ensimismada calumnia
y llanto de consolas aupadoras
intimidan el brillo del recoveco hastiado de diafanidad
y traumatizan mis límpidas aureolas
como fotografías de pisoteados recuerdos
Mientras los cuervos omisos penetran mi espacio
invadiendo la paz de mis horas;
ya mis minutos son un calvario.
Oscuridad, cuando el reloj apunta las 11:13,
cada hora es una sombra,
cada sombra un recuerdo,
cada recuerdo una alucinación,
cada alucinación es una locura,
inmunda locura,
locura perversa de miles de sombras.
Ponderada oscuridad
que recae del cielo nublado,
se apoya en las gotas de lluvia
que resbalan hacia el negro vacío,
no sólo oscura he de vivir.
¿Preguntas sobre mí?
Heme aquí bailando en la fusión lóbrega
de mis cóleras, la razón de mis inefables prestigios.
Cada celo, cada envidia,
cada egoísmo es oscuro,
mi propia identidad.
Absurda oscuridad de mi absurda imaginación,
luz de sombras entran en olvido
y mis páginas en blanco esperan ser escritas
por mi sombría historia.

PISANDO MI SOMBRA
La sombra de lo que fui, dulce agonía que destierra mi camino,
silencioso llanto que me ahoga y se dibuja tras de mí,
secuelas de sigiloso anhelo me alejan de la realidad.
veraz furia encadenada a mis pasos, que me escolta al caminar,
pisando mi sombra.
Jugando con las comisuras de mis sueños
al partir el atardecer, escapándose tras el desengaño
de un incierto mañana, me hallo corroída en los minutos
que ahora son un fragmento de mí, desfilando por mis venas.
Pisando mi sombra, entretanto aquellas auroras se fragmentan
Al ver las siluetas de mi rastro, danzando dentro del ritmo oral
Que desprende mi sendero, y ráfagas de soplo incitan mis sentidos,
Mientras el sol acaricia las vías de mis filamentos,
y las delirantes garras de la oda marchita,
bloquean las alas del silencio, y la nada florece hacia mí.
Navegando entre segundo y segundo,
mi noción no es más que mi propia sombra,
Cargada de arduas pisadas de desesperación,
Que culpan a la greda que me guía hacia el estrellado cosmos,
Difuminado sobre el espesor del tiempo.
Mis latidos caen por un instante, mas luego
recobran nueva postura en el vaivén de mis atadas emociones.
Diminutas partículas cenicientas, se elevan ante el impacto
De mi organismo en movimiento, percibo miradas,
las miradas grisáceas de mi sombra, ortodoxa,
manchada por la ira de mis pies al contacto con el pavimento.
UN QUIZÁS Y DESPUÉS CALLO
Espero con ansias sujetar los recuerdos
que bombardeaban mis mañanas
y escuchar la melódica insistencia del viento
al ver que lo ignoro.
Mientras ando por los valles
descubriendo los colores sumisos del agua,
cincelando palabras y mirando a través de los ojos del rocío,
callando, admirando aquella esférica puesta del sol,
cual indecisa manta vociferante de almas desoladas,
bordadas con hilos de arena, que en júbilo acarician
hasta el más retenido de los rincones en vela.
Quizás vuelva a sentir el cielo destilado, con nubes
a los pies del atardecer,
cuando la incertidumbre acosa
el transparente vuelo de las rosas
y se perciben las palabras de un suspiro
susurrando gotas de sed.
Mis ojos, nublados de existencia,
galopan al encuentro de aquella voz,
que ensordece al oído que la escucha
como mordisco de fantasiosa calamidad.
Al montarse en aquél tren de ensueño
y viajar hacia el fin de las horas, buscando el puerto
donde los sueños han sido prestados,
se pierden los sentidos
y la llegada podría no esperarse.
Silenciosamente, persigo el tacto codiciado
de amnesias estridentes,
que dormidos en un grito de lluvia han invadido la realidad,
y sueltan las corrientes del aquél multiforme río solitario
lleno de nada, solo nada,
nada más que trásfugas de delirio,
evocantes de la noche, aquélla noche
donde el sol se encuentra oculto
y la luna luce su galardonado estruendo,
enfureciendo la primavera,
cual mujer hermosa vestida de flores. Amanece...
Amanece y las esperanzas de un nuevo sueño cobran vuelo
y recorren aquel paisaje vislumbrado en mi ventana,
un sueño no es, pues ya he despertado
y el silencio se encuentra sentado junto a mí,
arropando el dolor de la conciencia,
al despertarme de este vaivén rotundo
donde la ceguera te invade dibujando el día frente a ti.
Sólo me acompaña un quizás
y después callo.
A LA ESPERA
Es gris, me refiero al matiz de la tarde
que hoy se sienta a mi lado.
Arroja su llanto pero,
Sin tener yo la culpa,
¿Quién podrá calmar al cielo?
Es de ensueños flamantes,
frutos vedados del agua franca que corre por el caudal,
tan fresco, tan rápido...
días agudos de eterna juventud,
de júbilo infernal que se enreda
tras la montaña cubierta de niebla,
que se torna ante un cielo tan celeste
como el infinito secreto que guardan tus ojos....
Noches veteranas de soledad insaciable,
de turbios pensamientos,
que resbalan por mi tez como ángeles por entre las nubes gozosas,
que vuelan ávidas como sin importancia alguna....
Mirando a la oscuridad, de una luz prendida.
Queriendo encontrarme sin tener respuesta.
Dolorida, sin sentimientos,
sin pensamientos, sin querer vivir...
Apenas suspirando para ello.
Pensativa sin ideas, indagándome
Y no lo consigo.
Angustia, y corro, corro sin respuesta...
Me detengo.
Todo está en silencio, he regresado y rueda de mi mejilla
Una gota clara de una angustia vana.
recuerdos infelices de niñez muda
que se escapa en un hálito de vida, en un coqueto
murmuro de letras negras en un fondo falto de color,
de gracia, de gratas palabras...
días festivos de sonrisas burlonas,
tras la acción de un ente frívolo
caminando en la tempestad del día,
sin más entidad que su sombra,
sin más vida que la propia,
sin más ser que al que mira al cielo.
INFINITO
Desmantelados vestigios,
desnudas páginas de espontaneidad,
tiernos episodios,
hastío de lo inmediato,
chubascos de imaginación,
mi amor ha sido un terreno baldío.
Usurpadores de piedad, la confusión es polvo, no más que polvo.
Los zapatos que han dejado las huellas del recuerdo caminan en mis pies.
Talvez aquél sentimiento aún existe,
aquél sentimiento vagabundo de vivencias de aquel día
cuando el saxo amoroso del destino tocó las notas de mi futuro,
Mi futuro incierto.
Frente a mí, las palomas evocan su bolero romántico.
Los dedos mágicos de la soledad
acarician mis pensamientos.
Ensimismados movimientos de mi ser.
Sombras tristes han perdido su grisáceo parecer.
Rostros de alegría han burlado mi presencia
y tu ausencia es lo único que me acompaña.
Pensando en ti en una noche transparente.
Tan sólo hay luna, estrellas, mares y desiertos
todos llenos de ti. Tú, resonante en el esqueleto de mi asfixia amorosa
donde mis huesos se han quebrado
y donde tus frases me asesinan
y culminan lo nunca empezado.
Proyectiles de mis inocencias culpables...
Que tachan mis honores
que olfatean mi espíritu buscando rastros de ti
que dibujan mi quicio
que resuenan en el eco de no volverte a ver.
¡Quiero verte otra vez!
Espejismos, son el reflejo de aquél día cuando habitaste en mí
y así de sencillo dan un mazazo en el ayer
y el pasado atornilla mi existir.
Tus besos he de borrar y mi otro yo ya no existe.
El peso del vacío, infinito... Infinito.
¡No otra vez! marchitos, socavando en lo real,
sin rumbo, solos en su propio andén de sueños
mientras brota sangre sólida del triste amanecer que se acerca
y han de partir, inútiles recuerdos infinitos...
ERES…
Eres magnolia desatada en las llamas,
sutil es tu belleza comparada
con las magnéticas olas del mar,
que envuelven en su espuma,
hasta la más olvidada de las quimeras.
oh silencio sellado con acosado desaire,
claustro efervescente sediento de frío,
clandestina noche que acomete
y es ahora murmullo de primavera,
restregando su belleza en las manos del rocío,
joya quejumbrosa de la brisa que ciñe el cristal de una rosa.
Consumido desierto, de ilusorio reverbero,
son tus pasos en la sombra,
y tus palabras transparentes sellan el pacto
del salobre soneto intacto, pleno y oscuro.
Nocturna capa que embellece tus ojos,
tempestad deliciosa que recorre el umbral de tu presencia,
espeso clavel de miel amarga en las sombras,
pobladas de fuego.
Mar de huellas, eres, nublado occidente diminuto
en los remos de mi cuerpo,
fino mandil bañado en sol, lago que sustenta mis lágrimas,
nada más que una centella en el crepúsculo.
La mañana desmantela su cuerpo ante la presencia de la noche,
dejando al descubierto su semblante, y tú,
perforado aroma que rodea mi sutil grafía,
desentrañas en un bolero la gema de la aurora
que baila a su encuentro con la gloria.
Alondras de encrespada angustia,
se incorporan en las puertas transitorias
del eco que desprende tu mirada, aupadora, hostil,
como cada ilustre gota de fragancia.


VERDAD A MEDIAS
Tus palabras, nublado cielo
Que cierra los ojos sobre mí, ciego horizonte, calumniado
E irrevocablemente borrascoso que ilustra
las páginas manchadas de mi ayer,
indagando en aquél rincón.
Verdad a medias, bolero sarcástico, poema ilustre
De vocablos infinitivos, sonido estridente
Que se asfixia en mi exterior.
Verdad, ciénaga de abarrotadas madrugadas,
Discurriendo un viejo marco de mis lapsos.
A medias, espera sin tiempo,
delicado desliz, dulce sinsabor que transita por las vías
de mi torso, atravesando mis huesos, calcinados
por el reconcomio que me origina tú reflejo,
vislumbrado en las ventanas del oxidado tren
de mis memorias lila.
Suspiro…
…Mitad y mitad. ¿Verdad a medias,
O media mentira?
Llamarada encadenada a mi ser, que envuelve en tela
Frustrados sueños, al compás con la inmersión
En mi propio mar de retiro, aguardando
Por el rápido ir de las horas que adornan mi reloj.
Gotas de sal desbordando mi alma,
rodando cuesta abajo por el umbral de mis mejillas
como cristalinas perlas despobladas
De calor, de verdad. Caricias infinitas
de los dedos de la soledad, soslayada mirada atrapada
en mi fetal postura, contra mil y un barrotes de concreto.
PASOS
Por el acantilado
Donde el mar es siempre
El que enfurece su espíritu.
En ese acantilado
Donde los anillos de la bruma
Hacen blandas las rocas,
Muy cerca, ni las tejas
De la espuma, ni las
Alas de las grullas,
Ni las voces del boquerón,
Nada hace detener.
pasos, hacia el vacío rocoso,
Nada detiene, ni aquellas
Voces celestiales, ni tus alas, ni las mías,
Ni el sueño frágil que guarda
Tu ilusión, ni el sol de verano,
Nada retiene,
Eran los inmortales
puños Los que golpeaban huellas,
Provenientes de unos pasos
Las huellas que desvían
Cual tren al sur.
En esta oscura noche del alma,
cuando la tormenta copiosa
baña el bosque de los sueños;
(llueve afuera, llueve adentro).
Mi mente está nublada,
mis recuerdos apagados,
mi espíritu dormido,
mi corazón cansado.
Sublime caparazón canónico situado en el trayecto
De la negrura de aquél cobijo,
Acentuado en el delirio de mis pasos, secos,
Sedientos, cubiertos de hiedra,
Dibujando castillos en la arena.
La lluvia arrastra memorias vacías,
Tejidas de aureolas, empapadas de sed,
rebosantes de asonados virtigios,
intuitivos de cada nota, que petrifican
cada connotado atardecer ahogado en voces.
TE VI AYER
Te vi ayer oh ilustre recuerdo
Que palpabas los latidos de mi corazón,
Que aupabas lo inaupable y me tornabas en un litigio.
¡Subordinado reflejo de mi ser!
¿Cómo habré de deshacerme de mis ansias,
De mis pesares?
Y callo mis indulgencias,
Y siento arduas llagas como volcanes internos,
Y olvido que eres irreal.
Conmigo has caminado y dejas desterradas
Aquellas sinfonías, garrafales sinfonías
De mi infancia.
Te vi ayer, gran marinero de sueños,
Artista de fantasías, irreverente ante la gloria,
Ante lo hermoso de un mañana.
Te vi ayer, proyectando en mi recóndito ser,
Lo dócil de un nuevo amanecer.




SINFONÍAS DE UN ADIÓS
Una de mis perlas cristalinas
se deslizaba cuesta abajo
por el umbral de mi mejilla.
Mi arisco sentimiento de martirios incesantes
ha brotado de mi recoveco ilícito,
martillante, la culpa, mi falsedad.
Ímprobas mis ganas de continuar.

Gestos incandescentes me han delatado,
ésta es la verdad de mis mentiras.
El remordimiento sobrepesa
como migrañas de pensamientos,
de inmemorables gotas de adiós,
éste ha sido mi final.
He permanecido en el inverosímil cosmos,
más allá de lo inimaginable,
con un funeral de sin sabores.
He percibido la magia de los rayos cristalinos del sol,
a mitad de la aurora:
inocente, resplandeciente y solitaria.

He batallado contra arpías inmunes,
Crepúsculos vagabundos y recuerdos llenos de ocio.
Mas siento un vacío,
como si el precipicio dentro de mi empezara a desbordarse.
Empiezo a extrañar mi infortunado parecer.
El reloj me persuade desvergonzadamente ¡las horas se evaporan!
Tan solo queda cosechar mis propias cizañas.
Pues lo último que he de hacer
es admirar aquella luminiscente puesta del sol
que llora su partida, hasta la próxima vez,
cuando haya tan solo una pizca de esperanza.
SILENTE VOZ
Admiro lo pulcro de una rosa,
la exquisitez de una canción,
mas he optado por descifrar lo indescifrable.
el color del satén del mar
más allá de lo visible,
me guía por los rieles del mundo
y el trauma a través de los días afligidos.
Silente voz que deja huellas sobre mí,
Aliento de vehementes sueños, que acompañan
A caer cada majestuoso amanecer,
Envolviéndote, envolviéndonos en oscura seda.
la tristeza de las rocas
me desvanece en el telón de cada amanecer,
donde lo irreal destejido de fe,
me sumerge en un mar de desazón.
Silente voz, que disuelve mis diluvios
Con soberbios versos alentadores
que otorgan puntos a mi favor
y me llenan de vida,
que desmantelan mi verdadero yo,
Y me hacen descubrir cada diminuto color del cielo,
solitaria, mientras el velo de la noche cubre de luto la ciudad
y el pincel de mis esperanzas dibuja las estrellas
que lucen inútiles, sin compañía alguna.
Recuerdos navegantes del viento,
soñoliento el velo de las quimeras, que suscitan
Los valles llenos de palabras, envejecientes junto al reloj
De la repisa postrada detrás de mí.

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