EL CUENTO DOMINICANO
Historia de un género tardío
El cuento es una forma del género narrativo, caracterizado por su brevedad expresiva, intensidad en la narración y la forma rápida en que se desenvuelve la situación, que es solamente una. A veces tiene un personaje nada más, pero puede tener varios, relacionados de manera compleja; pero siempre la situación es presentada en síntesis.
En la República Dominicana, como en las mayorías de las ex colonias españolas, este género literario se cultivo tardíamente, debido a que los inquisidores españoles, prohibieron que se publicaran o importaran narraciones ficticias en las colonias españolas, con el argumento de que esos libros disparatados y absurdos- es decir, mentirosos- podían ser perjudiciales para la salud espiritual de los indios. Por esta razón, los hispanoamericanos solo leyeron ficciones de contrabando durante trescientos años.
A pesar de este precepto inquisidor, el cuento es un género que ha tenido mejor suerte que la novela, en la República Dominicana, pues a juzgar por razones cronológicas la novela surgió primero que el cuento, tal y como se conoce hoy la definición de cuento moderno; pues aunque ‘El garito’ [1854], primera forma breve que se conoce de la narración dominicana de Angulo Guridi, y la primera novela ‘El montero’ [1856], [ según algunos críticos, pues otros consideran que fue ‘Los amores de los indios’ [1843] de Angulo Guridi], se es consciente que esa primera forma de la narración no es propiamente un cuento, sino una forma del relato.
El cuento dominicano según su definición moderna, se inicio con José Ramón López y sus ‘Cuentos Puertoplateños’ [1804], siendo el primero de estos y el más importante ‘Al pobre no lo llaman para nada bueno’. La cuentistica de López se caracteriza por la gracia de sus relatos, en el conocimiento de la vida del personaje y la psicología del ambiente, en la ausencia de toda oscuridad y de toda sintaxis torturada. Los cuentos de López no sobresalen, en cambio, por su riqueza inventiva ni por la originalidad del asunto; pero aunque no haya en los ‘Cuentos Puertoplateños’, nada digno de admiración por la sencillez del argumento, a López se le debe el reconocimiento de precursor del cuento en la República Dominicana.
Es prudente resaltar dos libros emblemáticos ‘Cosas Añejas’ de Cesar Nicolás Penson y ‘Narraciones Dominicanas’ de Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, anteriores a López, donde la tradición y la leyenda aparecen aquí con un argumento en ocasiones didáctico; ambos libros pertenecientes al cuento novecentista y al realismo costumbrista. En esa misma línea están los cuadros de costumbres que Virgínea Elena Ortea presenta en su colección ‘Risas y lagrimas’. Quizás estos libros fueron los precedentes que prepararon el ambiente para el desarrollo del cuento moderno.
La anterior tendencia del cuento novecentista y del realismo costumbrista, continuara hasta bien avanzado el siglo XX con autores como Sócrates Nolasco o Virgíl Díaz.
Con el surgimiento modernismo el cuento hispanoamericano adquiere un carácter definitivo de autonomía e independencia y se convierte en una expresión literaria apreciada por el público latinoamericano. El cuento modernista tiene su voz dominicana en la figura de Fabio Fiallo. Sus dos colecciones ‘Cuentos frágiles’ y ‘Las manzanas de Mefisto’ conservan ecos franceses y españoles de la época. No en vano Miguel de Unamuno percibió en Fiallo las influencias de Bécquer, Heine, Poe y Hoffman.
Posteriormente incursiono en el género, Sócrates Nolasco, quien inicio la tendencia naturalista con sus ‘Cuentos Cimarrones’. Si hubiera que resumir en una sola frase la evolución del cuento dominicano del siglo XX sería necesario utilizar los términos diversidad y opresión para encuadrar todos los autores bajo el mismo marco de creación literaria.
La ocupación norteamericana y la dictadura de Trujillo, limitaron las libertades sociales y de expresión en la República Dominicana; pues la censura cultural y la limitación del pensamiento obligo a que nuestros intelectuales, más liberales y auténticos, tomaran la vía del exilio.
A pesar de esto el 1923, traería toda una revelación al género, pues el libro ‘Camino real’ del Prof. Juan Bosch, máximo representante del cuento dominicano, y padre de la cuentística latinoamericana, inauguraría toda una técnica y prosa novedosa en el arte de narrar. Los cuentos boschianos presentan la esencia de nuestro pueblo y de los hombres del campo, además Bosch fue el mejor representante del realismo mágico en nuestro país. Sus cuentos están integrados en las colecciones: ‘Cuentos escritos antes del exilio’, ‘Cuentos escritos en el exilio’, y ‘mas cuentos escritos en el exilio’.
Durante la época de 1938-1961, dominaron el escenario cuentístico, en el país, Tomas Hernández Franco, Ramón Marrero Aristy, Manuel del Cabral, Virgilio Díaz Grullón y Manuel Rueda; quienes supieron abrir nuevos causes en el discurso narrativo del relato breve contribuyendo a una verdadera transformación de estructuras dotándolo de recursos estilísticos e imágenes que expresan plenamente la problemática del hombre actual.
Después del asesinato de Trujillo, la guerra de abril y la segunda intervención norteamericana provocan el surgimiento de actividades culturales y grupos literarios como La máscara, El puño, La antorcha, La Isla y el movimiento cultural universitario. Los concursos literarios organizados por estas organizaciones estimularon la producción de Marcio Veloz Maggiolo, René del Risco Bermúdez, Miguel Alfonseca, entre otros. Todos ellos fueron exponentes de un discurso urbano dominado por la cotidianidad, de manera que los elementos citadinos se convirtieron en materia prima para estos jóvenes narradores. De esta época son creaciones como ‘La fértil agonía del amor’, ‘Ahora que vuelvo, Tom’, ‘El enemigo’, ‘Delicatessen’, ‘En el barrio no hay banderas’…
En los años 70 encontramos, además de lo citadino de la época anterior, el desasosiego político y la ansia de libertad que sintió el país a causa de la represión política del momento. Narradores como Carlos Esteban Deive, José Alcántara Almánzar, Armando Almánzar Rodríguez, Diógenes Valdez, Efraím Castillo, Pedro Peix y otros intentaron iluminar las sombras tenebrosas que calcinaban las aspiraciones de cambios sociales que exigía el pueblo Dominicano.
Esta tendencia y generación de jóvenes escritores, estimulados por los premios Casa de Teatro y los premios nacionales otorgados por la Secretaria de Estado educación, se apropio del escenario literario nacional durante todo el decenio de los 70 y parte de los 80.
Entre las distintas tendencias de la cuentistica dominicana de los años 1980-2000, la que parece haber alcanzado mayor desarrollo es sin lugar a dudas la de los relatos existencialistas. Caben citarse aquí Rita Indiana Hernández, René Rodríguez Soriano, Orlando Suriel, Máximo Vega, Pedro Antonio Valdez, entre otros.
En definitiva, el cuento dominicano ha sabido superar las influencias foráneas para su propio camino dentro de la literatura latinoamericana, y a pesar de ser un genero tardío, ha dado maestros de la narrativa breve y un padre de la cuentistica hispanoamericana, dentro de la multiplicidad de cuentistas que han desfilado su prosa por el nuevo mundo.
Darío Uslar
Miembro del Taller Triple Llama de Moca
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LÁGRIMAS DE RÍOS
Por: Soneida Pérez
Gime la tarde en su lecho.
Llora el agitado viento despierto.
Grita el polvoriento piano
en un precipitado acorde
que desborda lágrimas de ríos,
ríos desbordando cauces:
inundan el espacio.
Se ahoga el piano en su melodía.
Llora como río la tarde.
Suspira la mar sobre la blanca sal
como llora el océano
en el cristal de tu rostro.
Alaridos brotan del manantial
del verde abismo de tus ojos.
Se quiebra el espacio
y es imposible detener
las calcificadas perlas
que se disuelven en las blancas arenas
que se precipitan en las salobres aguas.
El resplandeciente sol diseca las lágrimas,
el llanto de las espumas
dibuja en el paisaje del mar
el llanto eterno de los días.
Moca, 26 de abril de 2010
TU MIRADA I
Por Soneida Pérez
Tu mirada
es un río de luz.
Es una despierta carcajada.
Una mirada tras otras miradas.
Es un espejo de sombra entre albas.
Una llovizna en verano
Es un risueño adorno
que transita por azucarados labios.
Es una gota de lluvia que recorre
los sutiles latidos de tu piel.
Es una música que enjuga los cuerpos
en el mar de tus ojos.
TU MIRADA II
Por Soneida Pérez
Tu misteriosa mirada
es un puente
que va más allá de aquel otro puente.
Cubre lo profundo de la superficie.
Entonces, el túnel penetra
en lo recodo del polvo
que arrastra la helada brisa
que retoza en la desolada agua
de la nada.
LECHO DE PIEDRA
Por Soneida Pérez
Desde la tranquilidad de la ventana
observé las amordazadas
palabras en la garganta
que se estrangulaban agitadamente
por escapar, escapar de ti,
mientras mis manos empuñaban
las quebradas voces que no podían
mantenerse erguidas en otros
y en otras gargantas disecadas
en otros ríos de lechos de piedras.
MORIR
Soneida Pérez
Gajo del tiempo.
Ácidas lágrimas
caen en la piel del día.
Queman el palpitar
de los infinitos segundos
que quiebran el agridulce
gajo del espacio
que se diluye
en las alas del viento,
en el verde espejo del bosque
que despierta.
La cáscara de la tarde resbala
en mis ojos,
por mis ojos desorbitados
como el amarillo viento que se desliza
en la piel del aire inusitado.
Municipio de Moca, provincia Espaillat, República Dominicana. Lecturas y comentarios de textos literarios, de autores nacionales y extranjeros. Y Cultura General. Y Educación en Valores.
sábado, 29 de mayo de 2010
miércoles, 26 de mayo de 2010
EL TODO Y EL ESPEJO (Y OTROS POEMAS)
EL TODO Y EL ESPEJO
(Y OTROS POEMAS)
LIBRO INÉDITO DE BASILIO BELLIARD
Nació en Moca, República Dominicana, en 1966. Quizás el poeta más importante de las últimas generaciones en el panorama literario dominicano.
Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y Literatura Hispanomericana en New México State University, Estados Unidos.
Es profesor de las Escuelas de Artes y Letras en la UASD y formó parte del Taller Literario César Vallejo de esta misma casa de estudios.
También ha enseñado en la Universidad Católica Santo Domingo en la Escuela de Letras, donde también hizo estudios de postgrado.
En 2002 obtuvo el Premio Nacional de Poesía con su libro Sueño escrito.
Ha publicado los libros Diario del autófago (poesía, 1997), Vuelos de la memoria (poesía y ensayos, 1999), La espiral sonora. Antología del Poema en Prosa en Santo Domingo 1900-2000 (2002), Poética de la palabra. Ensayos de Teoría Literaria (2004). Acaba de editar el libro El buho y la Luna. Entrevistas a José Mármol (2005) y fue coeditor junto a Alexandra Meléndez de Puente de Palabras. Antología de Poetas Costarricenses y Dominicanos en ocasión de la IX Feria Internacional del Libro Costa Rica 2006, dedicada a la República Dominicana.
Sus textos aparecen en varias antologías y revistas del país y el exterior. Actualmente es Director General del Libro y la Lectura de la Secretaría de Estado de Cultura, donde además dirige la revista País Cultural.
ESPUMAS DE INVIERNO
Morada del cuerpo:
la sed busca el agua
desnuda en otro cuerpo.
Entre una taza de té y otra,
la memoria cae al olvido.
Celebración del tiempo
que traspasa el agua moribunda;
rueda espacial contra la tarde,
cae gelatinosa
entre espumas de invierno.
COLMENA
I
La colmena enjambra
el mediodía
II
El hacha clavada
en la segunda cruz de ceniza
aleja los temporales
III
Las abejas de piedra
se aniquilan con la lluvia:
despiertan con los rayos del sol
al conjuro de las campanas.
RÉQUIEM
Réquiem aeternam Dona ei Domine
-y tu voz queda detrás del puro en los labios
ahogada en el sueño
hundida en el humo
cuando la tuberculosis
despide su ungüento trasnochado.
Un puro duerme
El hastío despierta
La salud de muerte
vigila el cuerpo.
Avispados cementerios
acechan la carne.
Requiescat in pace
-Dixi.
LOS RÍOS Y LA MUERTE
Los ríos enceguecen
como la muerte.
Los ríos son ángeles:
alumbran los estuarios
como las sombras de los tigres.
Los ríos son pájaros:
besan los mares
y aceleran la sangre
que corre como el fuego.
Los ríos como la muerte
enceguecen.
Los ríos son espejos derretidos
que perfuman
la vida y la muerte
y cantan de noche.
Oro líquido
que eyacula en el mar.
ESCARABAJO
Feliz
el escarabajo
rueda la bola fecal
pleno de cargar
lo desechable
De reversa
culea el alimento
que lo arriesga a la muerte
SUEÑO ELÁSTICO
(Homenaje a Dalí)
Tiempo derretido
en sueño elástico
Una mujer-caballo
duerme
en un árbol desnudo
Memoria blanda
del reloj exacto
en un mar solar
Gelatinosa la hora
Hormigueante espacio
Amarillo sueño
pintado en la materia.
PEREGRINO
En el fondo de la fuente
se ahoga
de sed el manantial.
El peregrino
apaga su sed
no en el agua
sino en el hastío.
La corriente muda
encauza su fragancia
de aire ígneo
sobre la arena.
Agua abajo
el sediento sueña
otros arroyos perfumados
por la sed.
Sombras sobre ondas
brotan los espejos de agua
sus cristales secos.
El peregrino sediento
seca sus labios
en la sombra del agua
que se extingue en el arroyo.
GOTAS DE ARENA
Unas gotas de arena
irrigan semillas de agua
en medio del camino muerto.
Un mundo en duermevela
que se olvida de sí mismo.
En el borde de una rama
el recuerdo del futuro
en que un breve sol
marchita un yo soñado.
Unas palabras que caminan
en sílabas babélicas
sobre estas manos tan mías
que desaparecen
en las siluetas del verso.
VUELO
Hay un pájaro en la glotis
Un vuelo de alas
que horadan la voz de la caída.
BOCA DE LUNA
Piel de luna:
el mar de tus ojos.
Cuerpo de noche.
Boca de luna
que enciende las ansias.
CARGA DE SUEÑOS
Brava la barca
palpa uniforme las aguas
cansadas y dulces
sobre la arena que araña
con dulzura la ribera del agua
Recta se desliza
rechina en espesor
canta a cal y canto
La lluvia que rema pesarosa
despierta del hastío marítimo
su lenta carga de sueños
Huecos y húmedos
en mitad de la alborada.
CIUDAD Y CUERPO
La ciudad es un cuerpo
un eco de libélulas.
El cuerpo de la ciudad es un fuego
trasnochado por el vino.
Un diapasón es el silencio citadino
estrellado en los labios del agua
en los aires secretos de la negrura
Una ciudad no habla:
habla en la lengua de los pasos
que retumban en la negra música del aire.
ETERNIDAD
La eternidad
acaba de empezar.
¿Quién necesita nacer
para seguir viviendo?
La eternidad aún
no termina de nacer.
¿Quién necesita nacer
para seguir viviendo?
La eternidad
acaba de e-ter-ni-zar-se.
CARNAVAL
Disfrazada de identidad
la máscara mira su rostro.
En el ojo
la luz carnavalesca
apea su sombra.
Cadenciosa se ilumina:
baila y ríe.
A carcajada,
el mundo se ríe de su máscara.
La calle:
carnaval del tiempo.
El mar se viste de máscara
en primavera.
CANTAR DEL GALLO
El gallo se contornea:
cacarea viento y merenguea.
Al escupir su polvorete,
canta y madruga.
Los gallos saben la hora:
bostezan de madrugada,
y dicen palabras desafiantes
a sus enemigos.
Un gallo es el macho de la casa:
arrea los Ulises del vecindario.
SUEÑO DE SOMBRA
Una sombra de sueño
ilumina la piel
que despierta bajo tierra
sobre alas enamoradas
y música unísona.
Un sueño de sombra
vela las trémulas formas
de los recuerdos apacibles
que se aposentan
y al despuntar el crepúsculo
chirrían como relámpagos
en los párpados.
MÚSICA GRIS
los pasos al son del color
la cadera rima a paso aflautado
en mosaico
al compás del corazón
en matiz de miradas
que danzan con energía…
y sea que el silencio
delate la cadencia
de las pieles…
y todo lo demás
es música gris
que electriza el aliento…
y todo lo demás
es ritmo.
HOGUERA DE SALES
Los ríos son serpientes
que defecan en el mar,
oro blando
que abrasa como seda
y recta en hogueras de sales,
se funden como relámpagos de aire,
y orean las piedras
que resuenan entre
oraciones y truenos ígneos.
SOMBRA DE LA MEMORIA
Luna es la memoria
en tu sien.
De tanto olvido
los pájaros mecen
sus lenguas en tu boca.
Los ojos de tu corazón
encienden sus alas.
Sombra la memoria
que juega a ser horizonte.
De tanto olvido
el azar golpea la suerte
en un batir de plumas milenarias.
Escucha pues
la voz del verdugo.
Acerca tu sangre
al bosque y sus latidos
y mece las alas de tu corazón
cuando va dejando sus cenizas.
La memoria juega a los colores
y libera las mil alas
que se posan en tus venas.
Acerca pues
tus oídos en la mar
y escucha caer tus sueños
que pelean con la sal.
POLVO DE LOS MUERTOS
En las noches de alcanfor
los sepulcros aguardan
la sangre de los tuberculosos
bajo la gris sal
que sigue a los osarios
en el alba en que la tierra
se arrodilla
entre el polvo de los muertos.
PÁRPADOS DE MAR
Tus ojos
tienen la forma de tu corazón
y tus labios las líneas de la luna.
Estás sumergida
en mi sombra
como un cielo horizontal
como un arco iris
en tus párpados de mar.
El mundo se equilibra
en tus ojos
que giran al compás de las estrellas.
SOLEDAD
Sola
la soledad
vuela en la sombra.
El vuelo de la soledad
se aposenta en tu noche,
solitaria.
CAVILACIONES Y MUNDO
¿Cuántos dioses habitan
en un grano de arena?
¿Cuántos demonios
en un átomo de mar?
Si hablo de un sueño
ya un Dios lo destruyó.
Si hablo de un tiempo
es porque ya no es.
Si hablo de un mundo
es porque ya cuelga
en el pico de un colibrí.
CÍRCULO
Prisión la libertad,
luz la muerte.
Círculo el sueño,
círculo el amor.
Todo mata, nada salva.
A una nueva vida la sigue otra muerte.
La carne se abre a otros huesos.
Las cenizas corporizan en otros cuerpos.
Quien quiera ganar su vida se esclavizará.
Quien quiera soñar su muerte por otros la hallará
Despertar es descansar.
LABERINTO
Duerme el sueño.
El sueño duerme de la muerte.
El sueño se muere de la muerte.
Espiral la noche.
Laberinto el día.
El sueño despierta y pregunta por los ojos.
La piel duerme y pregunta por el cuerpo.
Espiral la noche.
Laberinto el día.
Nadie se despierta del insomnio.
Todos dormimos con el tedio.
Nadie sueña que sueña.
Todos soñamos que despertamos.
El sueño mata la muerte.
El suicidio sueña eternidad.
Espiral la noche.
Laberinto el día.
Nadie se atreve a despertar la muerte.
SON DEL CORAZÓN
Los ojos tiritan naufragio:
son dos círculos de tomate
que revientan en amarillo
tasados en vasos.
Espejos son
al son del corazón
sus lloros de río.
Las raíces de sangre
aguardan epitafios
cuando la tierra
resucita sus huecas cenizas.
Los ojos se contornean:
se miran el uno al otro.
Se ahoga el iris en la córnea.
La esclerótica cruza el párpado:
atraviesa miope la ceguera.
Se revienta en astigmatismo
su invidente rayo de hielo.
Canta el ojo su fuego.
Vaciada en guiño la mirada,
pinta con trampa de luz
las comisuras y las cuencas
cadavéricas de sus vicios.
POÉTICA
El sueño cincela
un verso de piedra:
esculpe la memoria
en materia ciega.
Luminaria la rima
abandona la blancura,
libre de visión.
El ritmo pule la ceguera;
en azar medida,
compone tachadura:
borra la negra línea
que calcula
un tirar de dedos.
SOÑAR
Los sueños caminan en el sueño
duermen cuando están durmiendo
los sueños sueñan que sueñan
las manos de los sueños sueñan
sueñan que están durmiendo
los sueños sueñan que están despiertos.
LÍNEAS DEL AZAR
Dibujo el horizonte
en las palmas de mis manos
y la línea del destino
en la sombra de un muro.
Las líneas del azar
se ocultan en la sombra del mar.
El moriviví se duerme
y despierta el horizonte
al tercer canto del cernícalo.
El destino lanza sus dados
al moriviví que bosteza
al compás del arado,
y despierta
al son del tamarindo.
DÍAS DE EUCALIPTOS
La noche vuela
como un murciélago
en los días de eucalipto.
Las noches vuelan
y son murciélagos,
constelaciones de sueños
abiertos en colmenas.
Pájaros somos
…y en el mar andamos.
NIEVE
La nieve cae
en mitad del corazón.
La nieve alumbra la noche
y cae
en el centro de mis oídos
en la negra tarde del alma.
La nieve cae
y no se levanta
hasta perder su cabeza leve.
ÁTOMOS DEL CORAZÓN
Las llamas del mar
ondulan y son alas
que arden dulcemente.
El fuego de sus aguas
llamea como plumajes
que encienden los lechos
de los náufragos.
El frío de las olas
quema la respiración
y fatiga la almohada.
El hielo del amor
quema como hoguera
la sangre del Ave Fénix
cuando despierta del mar.
Fuego leve
que humedece los átomos del corazón:
eterniza
en las cárceles de los cuerpos.
ENTRO Y SALGO
Entro en tu piel
salgo en tu nombre.
El río de tu boca
sabe a hielo.
La flor de tu aliento
dispara sales.
Entro a tu sueño
como búho diurno.
Salgo a tu arribo
como un navío mudo.
Encontrada y perdida.
Muerta y viva.
Ando en tu aroma
naufrago en tus manos.
Entro y salgo
mareado
en cada poro de tus huesos.
CORAZÓN DEL RELOJ
El tiempo es un viento de fuego
que se hace bronce en el mar.
El mar pasa como la nada
y se silencia en la hoguera.
La eternidad relampaguea
en sílabas de viento
-en hilos de aire-
gira como trompo
en un índice de cielo y
naufraga en el corazón del reloj.
VENTANA
Ninguna ventana da al viento sino al sueño.
Las ventanas abren sus espejos
a los grises truenos de las colmenas.
Toda ventana es una herida en el vértice del sueño.
Las ventanas son el purgatorio de los cuerpos
y el océano del insomnio.
PASO DE HORMIGAS
La noche
trae una muerte
que camina a paso de hormiga.
Cada día
un sueño pulveriza
la claridad.
Cada noche
un rayo hace trizas
el sueño del maniquí.
El día y la noche
son relámpagos de sombras,
guiños de tortugas agoreras
que pasan y traen siempre la misma muerte.
La noche cae de rodillas:
vela sombría que dice adiós
en la víspera del combate con la vida.
Un vuelo de buitres
anuncia el final de la partida.
LABRADOR
El labrador
entre dos soles
desnuda la tierra
y la fecunda de galaxias.
Un cielo mudo lo surca.
Entre un océano de helechos,
con una espada
dibuja la tiniebla
que lo conduce al bosque.
SEMBRADORES
Los días son semillas de palabras.
Las noches son voces de salivas de sembradores.
Los días y las tierras:
cara y cruz de la luna.
POÉTICA DE LA LLUVIA
I
Siempre cuando veía que iba a llover huía hasta mi lecho a oír la lluvia caer, aunque me decían que era pecado decirlo. Cuando apenas si empezaban los primeros goterones, tomaba su ruido como eco para alimentar mi poesía, y la sensación de frío para enhebrar palabras, que poblaba de sueños. Mis oídos eran entonces caracoles en las tardes de avellanas y mis manos, tenazas. Mis ojos estaban casi rotos, apretados por unos párpados de azogue que actuaban como muros de hielo. En ese estado de sombra, los puños en los ojos eran como binoculares que auscultaban los relámpagos y los truenos. Cerraba los ojos para leer lo cantado, las aguas de los manantiales celestes que se posaban como
espejos. De cada tempestad de lluvia manaban versos y bullían constelaciones de tropos, que se encendían con la calma y apagaban con el viento en duermevela.
II
Ahora que ya no llueve, leo los versos que están dados en los hombres y en los libros, en el viento y las cavernas. Ahora que ya no hay techo sino cielo; aire y no sueño; experiencia y no inocencia.
CANAL DE LA MONA
El Canal de la Mona
deja su olor a huesos
vomitados por escualos.
Miles de cuerpos
amamantados por la luna
que cubre sudores y sangre
azotando esperanzas y pesadumbres.
Cada noche
las serpientes cantan
y su eco revolotea
en los almácigos y los robles.
De sed
las bocas de los náufragos
con hambre de medusas
se soliviantan como helechos
sus gritos que se ahogan en la sal.
Y los escualos en reversa
se alejan de los cetáceos
y esperan la zozobra de los mástiles.
Desde Miches a la Sahona
los desheredados del oro
los buscadores de miel
se lanzan en estribor contra los tirsos
a cazar las madrugadas de luna menguante.
Los ojos de la sal
de los hijos del mar
son ojos de lobos
que volverán siempre siempre siempre
a tomar la proa
y rectar sus sueños
que se estrellan sobre el horizonte.
Detrás de la historia
una memoria que se escribe
entre Santurce y Mayagüez
Higuey y Nagua.
Mientras los traficantes de náufragos
aúllan como ratas
y su rosario de ansias
buscan otros cebos
para frenar el corazón
y lanzar al destino las menstruantes
que huelen a luna moribunda.
Los navegantes
asaltan los insomnios del miedo
y naufragan como pulgas
en el reino de la sal.
Otra vez y siempre…
el Canal de la Mona
deja su olor de huesos
vomitados por escualos.
LUNA MEDIEVAL
Bien sé,
Diosa de octubre
en las noches que penden de los párpados,
luna medieval
que desnuda los cuerpos,
gira,
y es un ojo equinoccial
que da fuego a la locura,
inyecta a los árboles de agua,
en cardinal marea,
y siglos locos,
dormida en pleamar,
sola se duerme
en su cielo de plata,
y despierta en un bostezo redondo
en la hoguera de la tribu.
POESÍA
Duro es el taller de las palabras
cuando el ritmo cincela la lengua.
Dúctil el verso
cuando pinta de arena
las sílabas y los días.
PLEGARIA
Desnudo está tu dolor
desnudo tu goce,
y el alma reza a tu Demiurgo
con voz vestida de piel,
y entregada a su carne,
con un corazón mudo.
Toda palabra tuya
rescata un amor moribundo
que aguarda sus entrañas
cuando aún respira
el clamor de su pecho.
La suerte está pactada
como plegaria
que clama una victoria increada.
Desnudos están tus ojos
que ya esperan su morada,
la tierra.
POÉTICA DEL VACÍO
La hoja en blanco
tiene tu voz,
espera tu pensamiento
que la taladre y la vacíe
y la haga parir espumas
Tu vida
es esa hoja que has dilapidado
con tu negro silencio.
CANTO DE LAS TÓRTOLAS
Un sol
clavado en tu corazón
estalla
cuando escuchamos
el canto de las tórtolas
que se desliza
en tu bosque emponzoñado.
LUNA
La luna
es el sueño de los pájaros,
la voz de los insomnes,
el ojo de la noche infinita,
el corazón de un cielo mudo.
La luna está vacía
porque sus alas se cayeron al mar.
La luna,
huevo de unicornio que gira,
y es luz que flecha a los amantes.
MEDIOEVO
Las campanas del sol
miran nonas la prima luz.
El olor a tiempo del astrolabio.
La daga del peregrino dibuja
una chimenea
en la ceremonia del pan.
RAYO DE MAR
Un rayo de mar
cae al río
y ahoga sus aguas.
Un pensamiento se clava
en tus entrañas.
Con designio de gloria,
se alza en azar lance
al centro del ojo.
LAS COSAS
Todas las cosas son una sola cosa.
La rosa es una sola palabra, una cosa
que anhela ser casa;
casa habitada por lumbres de sueños.
Así, todas las palabras quieren ser
la cosa que nada sirve, en despertar,
mil alas deshechas por el aire,
naderías de las mil palabras que no dicen nada;
son versos que borran como arena,
las sombras de las aguas que rectan
vacías en las letras de los nombres,
en la blanca respiración de la hora,
cuando sus cuerpos caminan sobre pasos de hielo;
memoria de las cosas que desean olvido,
hasta que los sueños de las cosas
se entreguen a la blanca muerte de los ojos.
¿Qué es el sol si no lo soñamos?
La vida es el sueño de la cosa
que recordamos al despertar.
SOMBRA DE MAR
Asómate a la sombra del mar,
al son del río
que aflauta con sus ondulaciones,
tus desnudos pasos vacíos.
Arroja pues,
tus sandalias al sueño del agua
que va dejando sus manos entreabiertas
sobre piedras ahogadas
y sombras de olas.
Arroja tus sueños
para que maduren al son del corazón
y al sol que se sumerge
en la música del ruiseñor.
Las voces de las piedras
que iluminan el mundo,
no te pertenecen,
ni la memoria de la tierra
enraizada en otros cielos
que luchan con tu alma.
En este mar,
nada es tuyo,
ni siquiera el silencio
de los molinos de viento.
CARPE DIEM
Breve es el verso
en la incierta mañana
cuando los dados
asaltan el destino.
El vacío del azar
alumbra el azogue
de una memoria olvidada.
Los dados lanzan
un carpe diem
a los cuerpos madrugados
en la espesura del placer.
HIMNO A LA SOMBRA
La mañana
siempre vuelve a su sombra,
al día.
Su arribo a la noche
jamás será un himno
que reina en la luz.
Perenne
el sueño se derrama
en jornadas
y trae la llave
que abre
los reinos prohibidos del amor.
PÁRPADOS SILENTES
Insepulta
tu sombra camina entre boleros.
Errabundo titila tu espíritu
en movimiento.
Los heraldos alumbran tu corazón.
Tu memoria brilla
como éter
y lo elemental despliega su aliento
derramado en un cielo solar
que reposa en tus párpados silentes.
NOCHE DE MUJER
Unas sombras encendidas
silencian el oído de la noche.
Un claro bosque canta
en la abierta tierra mestiza.
Un viento maduro de soles
que reverbera en el oblicuo
silencio de la espuma.
Todo y nada de esto es la anoche:
noche de yodo, balsámica, alada,
noche constelada, caída y sin días.
Una noche:
es una mujer lunar,
un cuerpo de mujer que busca a un eclipse.
ESPACIO Y TIEMPO
El tiempo se desangra
en la sima de su pulso.
Vertiginoso,
el instante se consuma
abismado en minutos.
Pierde el tiempo su tiempo.
Ceniza que transcurre en la sal
y la piel
su levadura sumergida.
Prófugo,
el espacio despuebla
sus aguas de tinieblas.
¿Qué somos sino espejos abismados?
Ecos deshabitados
que caen en el hielo de la razón.
MÚSICA Y DESEO
I
La música es el silencio
del aire que acontece
en un naufragio de lluvia:
número de agua perfecta
que hace coro con el bosque.
II
El deseo de la música
es callar para que cante el pensamiento.
III
La blancura de la música
anhela la voluntad del azar
al compás del susurro.
TEOREMA
I
El dolor es el silencio del amor.
II
La alegría es el deseo mortal
de una noche lunar
imantada por la mente.
Los nombres de la noche
En la noche de las pieles
sólo el silencio del corazón
teje sus voces
y con su acento insomne
tiñe la morada del deseo.
Los nombres de la noche
destilan sus ecos
en el bosque de la tormenta.
LLUVIA EN VIGILIA
Cierro los ojos
y oigo correr
tu voz río abajo
como aurora
que respira
y despierta de tus ojos.
Tu cuerpo
que es la lluvia en vigilia
palpita como salamandra
en el fuego de tu respiración.
METAMORFOSIS
Silencio habitado de silencio.
Aire ocioso
donde el zángano
despereza la cosecha del hielo.
Silencio pleno
fundido sobre el polen.
En metamorfosis
vuela entre mariposas y polvo.
EL SUEÑO DE LA CIGARRA
La piel palpa el sueño
y en una nube de plomo
se disipa.
La lengua imanta
los nombres del viento
que vibran al menor tris de los párpados.
Un olor a polen, un rumor de miel
que envuelve la cosecha.
El iris lunar
afila un círculo color sombra
y corta en trasluz
la mañana y la noche.
A paso de liebre
el silencio perfuma
el tenso arco del verso
que apunta ciego al ojo del día.
Lira la noche, arco la tarde
la flor afila sus pasos,
su sonido de hielo.
Los muros son palabras
que se disuelven en polvo,
memorias y letras.
Las sílabas son alas
que caen como dioses
y al cerrarse sus ojos
empieza un mundo.
Todo nace en un cerrar de iris
cuando balbucean las hormigas.
Las piedras son monedas
que fulguran entre los cantos de las abejas.
Un sol soñado que pare hielo
y desmigaja los sueños de las cigarras.
La piel vuela,
naufraga en las llamas
de los cuerpos.
La sangre apresa los miedos
y corre al mínimo canto del gorrión.
La sangre ahoga los mares
cuando sueña fuego
Blancos son los sueños de los muertos,
apuntan como dardos envenenados
la huella de Sésamo
El sol y la muerte
se miran de frente,
entre telarañas
clavan sus pesadillas
como dagas de oro
en mitad del rayo.
Un río de silencio
desborda las sombras de los mares
Los deseos desean semillas
para los pájaros del corazón
Las olas danzan su plegaria
que revolotean en la sangre de los verdugos
La luna gotea sudor de dioses ociosos
La conciencia echa alas,
se vuelve cuerpo para su perdición
El verso se corrige en la mente,
se borra en la voz
silencia los ruiseñores de la prosa
La mirada y el fuego,
el lince y la salamandra
intercambian sus sexos
entre las piedras y las olas.
La danza del caracol
rima un azul eco
que se mezcla en los oídos del aire.
El mar caracolea ebrio,
perdona las islas
y rompe aires y cielos.
Los sueños se embriagan en los ojos,
vomitan su culpa en los párpados
El horizonte parte en dos
la piel que se oxigena
en pausas y crepúsculos
Todo viene del mar
Todos los mares vienen del mal
Todos los males vienen del mar
Todos los males de las islas vienen del mar.
Los ojos rotos
de signos rotos
gozosos como espumas de mareas
nacen de la sal y del sol
La isla parpadea
como insecto que devora
en un guiño el sueño
Luna menguante de dos puntas,
macho y hembra
que apuntan la isla
Espiral del aire
cuyo vaivén cubre
las pieles de las cosas.
Ofrenda de dioses ígneos
que taladran el polvo,
celebraciones de cigarras
que despiertan los álamos
Las voces del mar
en claroscuro
dibujan la Belleza,
sus sílabas de sales
deambulan a ras de río.
Las sombras de los vientos
ondulan en crestas,
se vuelven luz en el fondo de la orilla
Los peces se comen la isla
bajo la desierta marea
cuando los pájaros picotean las barcas
que besan la arena y los tirsos.
Las palabras del sueño
se refugian en la canción de la lechuza,
vacían su imagen en el amanecer
Rendijas donde penetra la noche
con su blancura y esplendor
Las cigarras cantan hasta estallar,
los gallos le responden
y le regalan la hora
Los sueños enceguecen las sombras,
destruyen los pensamientos
y sus dados tanáticos.
Criaturas de la luna
que caminan en pleamar,
sus pasos retumban en la arena.
El sueño se borra
El sol ya se toca
No hay nada detrás
Nada delante
El mar se abisma
No hay fondo
Solo formas que se desvanecen
como la sal
Nada puede detener esta música.
SUEÑO DE LA MIEL
La memoria canta
y escribe con su pluma de oro
en el agua celeste
el epitafio del mundo.
Bella es la memoria
y en su pupila
habitan los sueños de la miel.
En una esquina del recuerdo
los labios encuentran su reposo.
La memoria despierta
y enmudece los deseos.
Olvido, silencio, sueños
El olvido purifica la memoria.
El silencio purifica el habla.
Los sueños filtran la muerte.
Solo la noche es eterna.
LENTITUD DE AGUA
El agua en su lentitud
se hunde en el cielo,
temblando
La raíz de la luz
se estremece
y se bifurca en semillas.
Queda la tierra.
TRAMPA
Las heridas del amor
suceden a la trampa del ojo,
y se curan en el mar
la sangre en la sal
-como el mar el mal de ojo.
LUNAR
Herencia de madres
un lunar en el cuello
como mosca que todo el mundo
mata en las manos.
Signo y seña
de un antojo
que dispara ciego a la luna.
HOGUERAS DE AIRE
Muerta de sed
el agua
se muere de sed
Ahogada por el fuego
en hogueras de aire
el fuego expirará…
Y la tierra enterrará
sus crímenes en el fuego
donde se ahogan de sed
los ahogados
los náufragos de tierra.
(Y OTROS POEMAS)
LIBRO INÉDITO DE BASILIO BELLIARD
Nació en Moca, República Dominicana, en 1966. Quizás el poeta más importante de las últimas generaciones en el panorama literario dominicano.
Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y Literatura Hispanomericana en New México State University, Estados Unidos.
Es profesor de las Escuelas de Artes y Letras en la UASD y formó parte del Taller Literario César Vallejo de esta misma casa de estudios.
También ha enseñado en la Universidad Católica Santo Domingo en la Escuela de Letras, donde también hizo estudios de postgrado.
En 2002 obtuvo el Premio Nacional de Poesía con su libro Sueño escrito.
Ha publicado los libros Diario del autófago (poesía, 1997), Vuelos de la memoria (poesía y ensayos, 1999), La espiral sonora. Antología del Poema en Prosa en Santo Domingo 1900-2000 (2002), Poética de la palabra. Ensayos de Teoría Literaria (2004). Acaba de editar el libro El buho y la Luna. Entrevistas a José Mármol (2005) y fue coeditor junto a Alexandra Meléndez de Puente de Palabras. Antología de Poetas Costarricenses y Dominicanos en ocasión de la IX Feria Internacional del Libro Costa Rica 2006, dedicada a la República Dominicana.
Sus textos aparecen en varias antologías y revistas del país y el exterior. Actualmente es Director General del Libro y la Lectura de la Secretaría de Estado de Cultura, donde además dirige la revista País Cultural.
ESPUMAS DE INVIERNO
Morada del cuerpo:
la sed busca el agua
desnuda en otro cuerpo.
Entre una taza de té y otra,
la memoria cae al olvido.
Celebración del tiempo
que traspasa el agua moribunda;
rueda espacial contra la tarde,
cae gelatinosa
entre espumas de invierno.
COLMENA
I
La colmena enjambra
el mediodía
II
El hacha clavada
en la segunda cruz de ceniza
aleja los temporales
III
Las abejas de piedra
se aniquilan con la lluvia:
despiertan con los rayos del sol
al conjuro de las campanas.
RÉQUIEM
Réquiem aeternam Dona ei Domine
-y tu voz queda detrás del puro en los labios
ahogada en el sueño
hundida en el humo
cuando la tuberculosis
despide su ungüento trasnochado.
Un puro duerme
El hastío despierta
La salud de muerte
vigila el cuerpo.
Avispados cementerios
acechan la carne.
Requiescat in pace
-Dixi.
LOS RÍOS Y LA MUERTE
Los ríos enceguecen
como la muerte.
Los ríos son ángeles:
alumbran los estuarios
como las sombras de los tigres.
Los ríos son pájaros:
besan los mares
y aceleran la sangre
que corre como el fuego.
Los ríos como la muerte
enceguecen.
Los ríos son espejos derretidos
que perfuman
la vida y la muerte
y cantan de noche.
Oro líquido
que eyacula en el mar.
ESCARABAJO
Feliz
el escarabajo
rueda la bola fecal
pleno de cargar
lo desechable
De reversa
culea el alimento
que lo arriesga a la muerte
SUEÑO ELÁSTICO
(Homenaje a Dalí)
Tiempo derretido
en sueño elástico
Una mujer-caballo
duerme
en un árbol desnudo
Memoria blanda
del reloj exacto
en un mar solar
Gelatinosa la hora
Hormigueante espacio
Amarillo sueño
pintado en la materia.
PEREGRINO
En el fondo de la fuente
se ahoga
de sed el manantial.
El peregrino
apaga su sed
no en el agua
sino en el hastío.
La corriente muda
encauza su fragancia
de aire ígneo
sobre la arena.
Agua abajo
el sediento sueña
otros arroyos perfumados
por la sed.
Sombras sobre ondas
brotan los espejos de agua
sus cristales secos.
El peregrino sediento
seca sus labios
en la sombra del agua
que se extingue en el arroyo.
GOTAS DE ARENA
Unas gotas de arena
irrigan semillas de agua
en medio del camino muerto.
Un mundo en duermevela
que se olvida de sí mismo.
En el borde de una rama
el recuerdo del futuro
en que un breve sol
marchita un yo soñado.
Unas palabras que caminan
en sílabas babélicas
sobre estas manos tan mías
que desaparecen
en las siluetas del verso.
VUELO
Hay un pájaro en la glotis
Un vuelo de alas
que horadan la voz de la caída.
BOCA DE LUNA
Piel de luna:
el mar de tus ojos.
Cuerpo de noche.
Boca de luna
que enciende las ansias.
CARGA DE SUEÑOS
Brava la barca
palpa uniforme las aguas
cansadas y dulces
sobre la arena que araña
con dulzura la ribera del agua
Recta se desliza
rechina en espesor
canta a cal y canto
La lluvia que rema pesarosa
despierta del hastío marítimo
su lenta carga de sueños
Huecos y húmedos
en mitad de la alborada.
CIUDAD Y CUERPO
La ciudad es un cuerpo
un eco de libélulas.
El cuerpo de la ciudad es un fuego
trasnochado por el vino.
Un diapasón es el silencio citadino
estrellado en los labios del agua
en los aires secretos de la negrura
Una ciudad no habla:
habla en la lengua de los pasos
que retumban en la negra música del aire.
ETERNIDAD
La eternidad
acaba de empezar.
¿Quién necesita nacer
para seguir viviendo?
La eternidad aún
no termina de nacer.
¿Quién necesita nacer
para seguir viviendo?
La eternidad
acaba de e-ter-ni-zar-se.
CARNAVAL
Disfrazada de identidad
la máscara mira su rostro.
En el ojo
la luz carnavalesca
apea su sombra.
Cadenciosa se ilumina:
baila y ríe.
A carcajada,
el mundo se ríe de su máscara.
La calle:
carnaval del tiempo.
El mar se viste de máscara
en primavera.
CANTAR DEL GALLO
El gallo se contornea:
cacarea viento y merenguea.
Al escupir su polvorete,
canta y madruga.
Los gallos saben la hora:
bostezan de madrugada,
y dicen palabras desafiantes
a sus enemigos.
Un gallo es el macho de la casa:
arrea los Ulises del vecindario.
SUEÑO DE SOMBRA
Una sombra de sueño
ilumina la piel
que despierta bajo tierra
sobre alas enamoradas
y música unísona.
Un sueño de sombra
vela las trémulas formas
de los recuerdos apacibles
que se aposentan
y al despuntar el crepúsculo
chirrían como relámpagos
en los párpados.
MÚSICA GRIS
los pasos al son del color
la cadera rima a paso aflautado
en mosaico
al compás del corazón
en matiz de miradas
que danzan con energía…
y sea que el silencio
delate la cadencia
de las pieles…
y todo lo demás
es música gris
que electriza el aliento…
y todo lo demás
es ritmo.
HOGUERA DE SALES
Los ríos son serpientes
que defecan en el mar,
oro blando
que abrasa como seda
y recta en hogueras de sales,
se funden como relámpagos de aire,
y orean las piedras
que resuenan entre
oraciones y truenos ígneos.
SOMBRA DE LA MEMORIA
Luna es la memoria
en tu sien.
De tanto olvido
los pájaros mecen
sus lenguas en tu boca.
Los ojos de tu corazón
encienden sus alas.
Sombra la memoria
que juega a ser horizonte.
De tanto olvido
el azar golpea la suerte
en un batir de plumas milenarias.
Escucha pues
la voz del verdugo.
Acerca tu sangre
al bosque y sus latidos
y mece las alas de tu corazón
cuando va dejando sus cenizas.
La memoria juega a los colores
y libera las mil alas
que se posan en tus venas.
Acerca pues
tus oídos en la mar
y escucha caer tus sueños
que pelean con la sal.
POLVO DE LOS MUERTOS
En las noches de alcanfor
los sepulcros aguardan
la sangre de los tuberculosos
bajo la gris sal
que sigue a los osarios
en el alba en que la tierra
se arrodilla
entre el polvo de los muertos.
PÁRPADOS DE MAR
Tus ojos
tienen la forma de tu corazón
y tus labios las líneas de la luna.
Estás sumergida
en mi sombra
como un cielo horizontal
como un arco iris
en tus párpados de mar.
El mundo se equilibra
en tus ojos
que giran al compás de las estrellas.
SOLEDAD
Sola
la soledad
vuela en la sombra.
El vuelo de la soledad
se aposenta en tu noche,
solitaria.
CAVILACIONES Y MUNDO
¿Cuántos dioses habitan
en un grano de arena?
¿Cuántos demonios
en un átomo de mar?
Si hablo de un sueño
ya un Dios lo destruyó.
Si hablo de un tiempo
es porque ya no es.
Si hablo de un mundo
es porque ya cuelga
en el pico de un colibrí.
CÍRCULO
Prisión la libertad,
luz la muerte.
Círculo el sueño,
círculo el amor.
Todo mata, nada salva.
A una nueva vida la sigue otra muerte.
La carne se abre a otros huesos.
Las cenizas corporizan en otros cuerpos.
Quien quiera ganar su vida se esclavizará.
Quien quiera soñar su muerte por otros la hallará
Despertar es descansar.
LABERINTO
Duerme el sueño.
El sueño duerme de la muerte.
El sueño se muere de la muerte.
Espiral la noche.
Laberinto el día.
El sueño despierta y pregunta por los ojos.
La piel duerme y pregunta por el cuerpo.
Espiral la noche.
Laberinto el día.
Nadie se despierta del insomnio.
Todos dormimos con el tedio.
Nadie sueña que sueña.
Todos soñamos que despertamos.
El sueño mata la muerte.
El suicidio sueña eternidad.
Espiral la noche.
Laberinto el día.
Nadie se atreve a despertar la muerte.
SON DEL CORAZÓN
Los ojos tiritan naufragio:
son dos círculos de tomate
que revientan en amarillo
tasados en vasos.
Espejos son
al son del corazón
sus lloros de río.
Las raíces de sangre
aguardan epitafios
cuando la tierra
resucita sus huecas cenizas.
Los ojos se contornean:
se miran el uno al otro.
Se ahoga el iris en la córnea.
La esclerótica cruza el párpado:
atraviesa miope la ceguera.
Se revienta en astigmatismo
su invidente rayo de hielo.
Canta el ojo su fuego.
Vaciada en guiño la mirada,
pinta con trampa de luz
las comisuras y las cuencas
cadavéricas de sus vicios.
POÉTICA
El sueño cincela
un verso de piedra:
esculpe la memoria
en materia ciega.
Luminaria la rima
abandona la blancura,
libre de visión.
El ritmo pule la ceguera;
en azar medida,
compone tachadura:
borra la negra línea
que calcula
un tirar de dedos.
SOÑAR
Los sueños caminan en el sueño
duermen cuando están durmiendo
los sueños sueñan que sueñan
las manos de los sueños sueñan
sueñan que están durmiendo
los sueños sueñan que están despiertos.
LÍNEAS DEL AZAR
Dibujo el horizonte
en las palmas de mis manos
y la línea del destino
en la sombra de un muro.
Las líneas del azar
se ocultan en la sombra del mar.
El moriviví se duerme
y despierta el horizonte
al tercer canto del cernícalo.
El destino lanza sus dados
al moriviví que bosteza
al compás del arado,
y despierta
al son del tamarindo.
DÍAS DE EUCALIPTOS
La noche vuela
como un murciélago
en los días de eucalipto.
Las noches vuelan
y son murciélagos,
constelaciones de sueños
abiertos en colmenas.
Pájaros somos
…y en el mar andamos.
NIEVE
La nieve cae
en mitad del corazón.
La nieve alumbra la noche
y cae
en el centro de mis oídos
en la negra tarde del alma.
La nieve cae
y no se levanta
hasta perder su cabeza leve.
ÁTOMOS DEL CORAZÓN
Las llamas del mar
ondulan y son alas
que arden dulcemente.
El fuego de sus aguas
llamea como plumajes
que encienden los lechos
de los náufragos.
El frío de las olas
quema la respiración
y fatiga la almohada.
El hielo del amor
quema como hoguera
la sangre del Ave Fénix
cuando despierta del mar.
Fuego leve
que humedece los átomos del corazón:
eterniza
en las cárceles de los cuerpos.
ENTRO Y SALGO
Entro en tu piel
salgo en tu nombre.
El río de tu boca
sabe a hielo.
La flor de tu aliento
dispara sales.
Entro a tu sueño
como búho diurno.
Salgo a tu arribo
como un navío mudo.
Encontrada y perdida.
Muerta y viva.
Ando en tu aroma
naufrago en tus manos.
Entro y salgo
mareado
en cada poro de tus huesos.
CORAZÓN DEL RELOJ
El tiempo es un viento de fuego
que se hace bronce en el mar.
El mar pasa como la nada
y se silencia en la hoguera.
La eternidad relampaguea
en sílabas de viento
-en hilos de aire-
gira como trompo
en un índice de cielo y
naufraga en el corazón del reloj.
VENTANA
Ninguna ventana da al viento sino al sueño.
Las ventanas abren sus espejos
a los grises truenos de las colmenas.
Toda ventana es una herida en el vértice del sueño.
Las ventanas son el purgatorio de los cuerpos
y el océano del insomnio.
PASO DE HORMIGAS
La noche
trae una muerte
que camina a paso de hormiga.
Cada día
un sueño pulveriza
la claridad.
Cada noche
un rayo hace trizas
el sueño del maniquí.
El día y la noche
son relámpagos de sombras,
guiños de tortugas agoreras
que pasan y traen siempre la misma muerte.
La noche cae de rodillas:
vela sombría que dice adiós
en la víspera del combate con la vida.
Un vuelo de buitres
anuncia el final de la partida.
LABRADOR
El labrador
entre dos soles
desnuda la tierra
y la fecunda de galaxias.
Un cielo mudo lo surca.
Entre un océano de helechos,
con una espada
dibuja la tiniebla
que lo conduce al bosque.
SEMBRADORES
Los días son semillas de palabras.
Las noches son voces de salivas de sembradores.
Los días y las tierras:
cara y cruz de la luna.
POÉTICA DE LA LLUVIA
I
Siempre cuando veía que iba a llover huía hasta mi lecho a oír la lluvia caer, aunque me decían que era pecado decirlo. Cuando apenas si empezaban los primeros goterones, tomaba su ruido como eco para alimentar mi poesía, y la sensación de frío para enhebrar palabras, que poblaba de sueños. Mis oídos eran entonces caracoles en las tardes de avellanas y mis manos, tenazas. Mis ojos estaban casi rotos, apretados por unos párpados de azogue que actuaban como muros de hielo. En ese estado de sombra, los puños en los ojos eran como binoculares que auscultaban los relámpagos y los truenos. Cerraba los ojos para leer lo cantado, las aguas de los manantiales celestes que se posaban como
espejos. De cada tempestad de lluvia manaban versos y bullían constelaciones de tropos, que se encendían con la calma y apagaban con el viento en duermevela.
II
Ahora que ya no llueve, leo los versos que están dados en los hombres y en los libros, en el viento y las cavernas. Ahora que ya no hay techo sino cielo; aire y no sueño; experiencia y no inocencia.
CANAL DE LA MONA
El Canal de la Mona
deja su olor a huesos
vomitados por escualos.
Miles de cuerpos
amamantados por la luna
que cubre sudores y sangre
azotando esperanzas y pesadumbres.
Cada noche
las serpientes cantan
y su eco revolotea
en los almácigos y los robles.
De sed
las bocas de los náufragos
con hambre de medusas
se soliviantan como helechos
sus gritos que se ahogan en la sal.
Y los escualos en reversa
se alejan de los cetáceos
y esperan la zozobra de los mástiles.
Desde Miches a la Sahona
los desheredados del oro
los buscadores de miel
se lanzan en estribor contra los tirsos
a cazar las madrugadas de luna menguante.
Los ojos de la sal
de los hijos del mar
son ojos de lobos
que volverán siempre siempre siempre
a tomar la proa
y rectar sus sueños
que se estrellan sobre el horizonte.
Detrás de la historia
una memoria que se escribe
entre Santurce y Mayagüez
Higuey y Nagua.
Mientras los traficantes de náufragos
aúllan como ratas
y su rosario de ansias
buscan otros cebos
para frenar el corazón
y lanzar al destino las menstruantes
que huelen a luna moribunda.
Los navegantes
asaltan los insomnios del miedo
y naufragan como pulgas
en el reino de la sal.
Otra vez y siempre…
el Canal de la Mona
deja su olor de huesos
vomitados por escualos.
LUNA MEDIEVAL
Bien sé,
Diosa de octubre
en las noches que penden de los párpados,
luna medieval
que desnuda los cuerpos,
gira,
y es un ojo equinoccial
que da fuego a la locura,
inyecta a los árboles de agua,
en cardinal marea,
y siglos locos,
dormida en pleamar,
sola se duerme
en su cielo de plata,
y despierta en un bostezo redondo
en la hoguera de la tribu.
POESÍA
Duro es el taller de las palabras
cuando el ritmo cincela la lengua.
Dúctil el verso
cuando pinta de arena
las sílabas y los días.
PLEGARIA
Desnudo está tu dolor
desnudo tu goce,
y el alma reza a tu Demiurgo
con voz vestida de piel,
y entregada a su carne,
con un corazón mudo.
Toda palabra tuya
rescata un amor moribundo
que aguarda sus entrañas
cuando aún respira
el clamor de su pecho.
La suerte está pactada
como plegaria
que clama una victoria increada.
Desnudos están tus ojos
que ya esperan su morada,
la tierra.
POÉTICA DEL VACÍO
La hoja en blanco
tiene tu voz,
espera tu pensamiento
que la taladre y la vacíe
y la haga parir espumas
Tu vida
es esa hoja que has dilapidado
con tu negro silencio.
CANTO DE LAS TÓRTOLAS
Un sol
clavado en tu corazón
estalla
cuando escuchamos
el canto de las tórtolas
que se desliza
en tu bosque emponzoñado.
LUNA
La luna
es el sueño de los pájaros,
la voz de los insomnes,
el ojo de la noche infinita,
el corazón de un cielo mudo.
La luna está vacía
porque sus alas se cayeron al mar.
La luna,
huevo de unicornio que gira,
y es luz que flecha a los amantes.
MEDIOEVO
Las campanas del sol
miran nonas la prima luz.
El olor a tiempo del astrolabio.
La daga del peregrino dibuja
una chimenea
en la ceremonia del pan.
RAYO DE MAR
Un rayo de mar
cae al río
y ahoga sus aguas.
Un pensamiento se clava
en tus entrañas.
Con designio de gloria,
se alza en azar lance
al centro del ojo.
LAS COSAS
Todas las cosas son una sola cosa.
La rosa es una sola palabra, una cosa
que anhela ser casa;
casa habitada por lumbres de sueños.
Así, todas las palabras quieren ser
la cosa que nada sirve, en despertar,
mil alas deshechas por el aire,
naderías de las mil palabras que no dicen nada;
son versos que borran como arena,
las sombras de las aguas que rectan
vacías en las letras de los nombres,
en la blanca respiración de la hora,
cuando sus cuerpos caminan sobre pasos de hielo;
memoria de las cosas que desean olvido,
hasta que los sueños de las cosas
se entreguen a la blanca muerte de los ojos.
¿Qué es el sol si no lo soñamos?
La vida es el sueño de la cosa
que recordamos al despertar.
SOMBRA DE MAR
Asómate a la sombra del mar,
al son del río
que aflauta con sus ondulaciones,
tus desnudos pasos vacíos.
Arroja pues,
tus sandalias al sueño del agua
que va dejando sus manos entreabiertas
sobre piedras ahogadas
y sombras de olas.
Arroja tus sueños
para que maduren al son del corazón
y al sol que se sumerge
en la música del ruiseñor.
Las voces de las piedras
que iluminan el mundo,
no te pertenecen,
ni la memoria de la tierra
enraizada en otros cielos
que luchan con tu alma.
En este mar,
nada es tuyo,
ni siquiera el silencio
de los molinos de viento.
CARPE DIEM
Breve es el verso
en la incierta mañana
cuando los dados
asaltan el destino.
El vacío del azar
alumbra el azogue
de una memoria olvidada.
Los dados lanzan
un carpe diem
a los cuerpos madrugados
en la espesura del placer.
HIMNO A LA SOMBRA
La mañana
siempre vuelve a su sombra,
al día.
Su arribo a la noche
jamás será un himno
que reina en la luz.
Perenne
el sueño se derrama
en jornadas
y trae la llave
que abre
los reinos prohibidos del amor.
PÁRPADOS SILENTES
Insepulta
tu sombra camina entre boleros.
Errabundo titila tu espíritu
en movimiento.
Los heraldos alumbran tu corazón.
Tu memoria brilla
como éter
y lo elemental despliega su aliento
derramado en un cielo solar
que reposa en tus párpados silentes.
NOCHE DE MUJER
Unas sombras encendidas
silencian el oído de la noche.
Un claro bosque canta
en la abierta tierra mestiza.
Un viento maduro de soles
que reverbera en el oblicuo
silencio de la espuma.
Todo y nada de esto es la anoche:
noche de yodo, balsámica, alada,
noche constelada, caída y sin días.
Una noche:
es una mujer lunar,
un cuerpo de mujer que busca a un eclipse.
ESPACIO Y TIEMPO
El tiempo se desangra
en la sima de su pulso.
Vertiginoso,
el instante se consuma
abismado en minutos.
Pierde el tiempo su tiempo.
Ceniza que transcurre en la sal
y la piel
su levadura sumergida.
Prófugo,
el espacio despuebla
sus aguas de tinieblas.
¿Qué somos sino espejos abismados?
Ecos deshabitados
que caen en el hielo de la razón.
MÚSICA Y DESEO
I
La música es el silencio
del aire que acontece
en un naufragio de lluvia:
número de agua perfecta
que hace coro con el bosque.
II
El deseo de la música
es callar para que cante el pensamiento.
III
La blancura de la música
anhela la voluntad del azar
al compás del susurro.
TEOREMA
I
El dolor es el silencio del amor.
II
La alegría es el deseo mortal
de una noche lunar
imantada por la mente.
Los nombres de la noche
En la noche de las pieles
sólo el silencio del corazón
teje sus voces
y con su acento insomne
tiñe la morada del deseo.
Los nombres de la noche
destilan sus ecos
en el bosque de la tormenta.
LLUVIA EN VIGILIA
Cierro los ojos
y oigo correr
tu voz río abajo
como aurora
que respira
y despierta de tus ojos.
Tu cuerpo
que es la lluvia en vigilia
palpita como salamandra
en el fuego de tu respiración.
METAMORFOSIS
Silencio habitado de silencio.
Aire ocioso
donde el zángano
despereza la cosecha del hielo.
Silencio pleno
fundido sobre el polen.
En metamorfosis
vuela entre mariposas y polvo.
EL SUEÑO DE LA CIGARRA
La piel palpa el sueño
y en una nube de plomo
se disipa.
La lengua imanta
los nombres del viento
que vibran al menor tris de los párpados.
Un olor a polen, un rumor de miel
que envuelve la cosecha.
El iris lunar
afila un círculo color sombra
y corta en trasluz
la mañana y la noche.
A paso de liebre
el silencio perfuma
el tenso arco del verso
que apunta ciego al ojo del día.
Lira la noche, arco la tarde
la flor afila sus pasos,
su sonido de hielo.
Los muros son palabras
que se disuelven en polvo,
memorias y letras.
Las sílabas son alas
que caen como dioses
y al cerrarse sus ojos
empieza un mundo.
Todo nace en un cerrar de iris
cuando balbucean las hormigas.
Las piedras son monedas
que fulguran entre los cantos de las abejas.
Un sol soñado que pare hielo
y desmigaja los sueños de las cigarras.
La piel vuela,
naufraga en las llamas
de los cuerpos.
La sangre apresa los miedos
y corre al mínimo canto del gorrión.
La sangre ahoga los mares
cuando sueña fuego
Blancos son los sueños de los muertos,
apuntan como dardos envenenados
la huella de Sésamo
El sol y la muerte
se miran de frente,
entre telarañas
clavan sus pesadillas
como dagas de oro
en mitad del rayo.
Un río de silencio
desborda las sombras de los mares
Los deseos desean semillas
para los pájaros del corazón
Las olas danzan su plegaria
que revolotean en la sangre de los verdugos
La luna gotea sudor de dioses ociosos
La conciencia echa alas,
se vuelve cuerpo para su perdición
El verso se corrige en la mente,
se borra en la voz
silencia los ruiseñores de la prosa
La mirada y el fuego,
el lince y la salamandra
intercambian sus sexos
entre las piedras y las olas.
La danza del caracol
rima un azul eco
que se mezcla en los oídos del aire.
El mar caracolea ebrio,
perdona las islas
y rompe aires y cielos.
Los sueños se embriagan en los ojos,
vomitan su culpa en los párpados
El horizonte parte en dos
la piel que se oxigena
en pausas y crepúsculos
Todo viene del mar
Todos los mares vienen del mal
Todos los males vienen del mar
Todos los males de las islas vienen del mar.
Los ojos rotos
de signos rotos
gozosos como espumas de mareas
nacen de la sal y del sol
La isla parpadea
como insecto que devora
en un guiño el sueño
Luna menguante de dos puntas,
macho y hembra
que apuntan la isla
Espiral del aire
cuyo vaivén cubre
las pieles de las cosas.
Ofrenda de dioses ígneos
que taladran el polvo,
celebraciones de cigarras
que despiertan los álamos
Las voces del mar
en claroscuro
dibujan la Belleza,
sus sílabas de sales
deambulan a ras de río.
Las sombras de los vientos
ondulan en crestas,
se vuelven luz en el fondo de la orilla
Los peces se comen la isla
bajo la desierta marea
cuando los pájaros picotean las barcas
que besan la arena y los tirsos.
Las palabras del sueño
se refugian en la canción de la lechuza,
vacían su imagen en el amanecer
Rendijas donde penetra la noche
con su blancura y esplendor
Las cigarras cantan hasta estallar,
los gallos le responden
y le regalan la hora
Los sueños enceguecen las sombras,
destruyen los pensamientos
y sus dados tanáticos.
Criaturas de la luna
que caminan en pleamar,
sus pasos retumban en la arena.
El sueño se borra
El sol ya se toca
No hay nada detrás
Nada delante
El mar se abisma
No hay fondo
Solo formas que se desvanecen
como la sal
Nada puede detener esta música.
SUEÑO DE LA MIEL
La memoria canta
y escribe con su pluma de oro
en el agua celeste
el epitafio del mundo.
Bella es la memoria
y en su pupila
habitan los sueños de la miel.
En una esquina del recuerdo
los labios encuentran su reposo.
La memoria despierta
y enmudece los deseos.
Olvido, silencio, sueños
El olvido purifica la memoria.
El silencio purifica el habla.
Los sueños filtran la muerte.
Solo la noche es eterna.
LENTITUD DE AGUA
El agua en su lentitud
se hunde en el cielo,
temblando
La raíz de la luz
se estremece
y se bifurca en semillas.
Queda la tierra.
TRAMPA
Las heridas del amor
suceden a la trampa del ojo,
y se curan en el mar
la sangre en la sal
-como el mar el mal de ojo.
LUNAR
Herencia de madres
un lunar en el cuello
como mosca que todo el mundo
mata en las manos.
Signo y seña
de un antojo
que dispara ciego a la luna.
HOGUERAS DE AIRE
Muerta de sed
el agua
se muere de sed
Ahogada por el fuego
en hogueras de aire
el fuego expirará…
Y la tierra enterrará
sus crímenes en el fuego
donde se ahogan de sed
los ahogados
los náufragos de tierra.
lunes, 24 de mayo de 2010
PUESTA EN CIRCULACION DEL LIBRO EL COLOR DE LA SOLEDAD DEL ILUSTRE ESCRITOR PEDRO OVALLES
EL JOVEN POETA Y NARRADOR MOCANO, FARI ROSARIO, PRESENTA EL POEMARIO EL COLOR DE LA SOLEDAD, AUTORIA DEL COORDINADOR DEL TALLER: PEDRO OVALLES, EN EL MARCO DE LA PUESTA EN CIRCULACION DE DICHO LIBRO EN MOCA.
DOS JOVENES MIEMBRAS DEL TALLER TRIPLE LLAMA DE MOCA MUESTRAN Y VENDEN A LOS ASISTENTES EL LIBRO DE POEMAS EL COLOR DE LA SOLEDAD.
EL POETA MOCANO, PEDRO OVALLES, SE DIRIGE A LOS ASISTENETES EN EL MARCO DE LA PUESTA EN CIRCULACION DE SU POEMARIO EL COLOR DE LA SOLEDAD, EL 14 DE AGOSTO DE 2009, MOCA, EN EL CENTRO TECNOLOGICO DON JUAN MARIA CONTIN.
DOS JOVENES MIEMBRAS DEL TALLER TRIPLE LLAMA DE MOCA MUESTRAN Y VENDEN A LOS ASISTENTES EL LIBRO DE POEMAS EL COLOR DE LA SOLEDAD.
EL POETA MOCANO, PEDRO OVALLES, SE DIRIGE A LOS ASISTENETES EN EL MARCO DE LA PUESTA EN CIRCULACION DE SU POEMARIO EL COLOR DE LA SOLEDAD, EL 14 DE AGOSTO DE 2009, MOCA, EN EL CENTRO TECNOLOGICO DON JUAN MARIA CONTIN.
MUESTRA DE EJEMPLARES DEL POEMARIO EL COLOR DE LA SOLEDAD Y DE LA REVISTA TRIPLE LLAMA, ORGANO DE DIFUSION DEL TALLER LITERARIO DEL MISMO NOMBRE, MOCA, PROVINCIA ESPAILLAT.
EL DIRECTOR PROVINCIAL DE CULTURA, CUENTISTA EUGENIO CAMACHO, SE DIRIGE AL PUBLICO ASISTENTE: PONDERA EL POEMARIO PUESTO A CIRCULAR.
domingo, 23 de mayo de 2010
lunes, 17 de mayo de 2010
POEMAS DE SONEIDA PEREZ
LÁGRIMAS DE RÍOS
Por: Soneida Pérez
Gime la tarde en su lecho.
Llora el agitado viento despierto.
Grita el polvoriento piano
en un precipitado acorde
que desborda lágrimas de ríos,
ríos desbordando cauces:
inundan el espacio.
Se ahoga el piano en su melodía.
Llora como río la tarde.
Suspira la mar sobre la blanca sal
como llora el océano
en el cristal de tu rostro.
Alaridos brotan del manantial
del verde abismo de tus ojos.
Se quiebra el espacio
y es imposible detener
las calcificadas perlas
que se disuelven en las blancas arenas
que se precipitan en las salobres aguas.
El resplandeciente sol diseca las lágrimas,
el llanto de las espumas
dibuja en el paisaje del mar
el llanto eterno de los días.
Moca, 26 de abril de 2010
TU MIRADA I
Por Soneida Pérez
Tu mirada
es un río de luz.
Es una despierta carcajada.
Una mirada tras otras miradas.
Es un espejo de sombra entre albas.
Una llovizna en verano
Es un risueño adorno
que transita por azucarados labios.
Es una gota de lluvia que recorre
los sutiles latidos de tu piel.
Es una música que enjuga los cuerpos
en el mar de tus ojos.
TU MIRADA II
Por Soneida Pérez
Tu misteriosa mirada
es un puente
que va más allá de aquel otro puente.
Cubre lo profundo de la superficie.
Entonces, el túnel penetra
en lo recodo del polvo
que arrastra la helada brisa
que retoza en la desolada agua
de la nada.
LECHO DE PIEDRA
Por Soneida Pérez
Desde la tranquilidad de la ventana
observé las amordazadas
palabras en la garganta
que se estrangulaban agitadamente
por escapar, escapar de ti,
mientras mis manos empuñaban
las quebradas voces que no podían
mantenerse erguidas en otros
y en otras gargantas disecadas
en otros ríos de lechos de piedras.
MORIR
Soneida Pérez
Gajo del tiempo.
Ácidas lágrimas
caen en la piel del día.
Queman el palpitar
de los infinitos segundos
que quiebran el agridulce
gajo del espacio
que se diluye
en las alas del viento,
en el verde espejo del bosque
que despierta.
La cáscara de la tarde resbala
en mis ojos,
por mis ojos desorbitados
como el amarillo viento que se desliza
en la piel del aire inusitado.
CULTURA GENERAL: INDICIOS DE DICTADURAS EN LATINOAMÉRICA
INDICIOS DE DICTADURAS EN LATINOAMÉRICA
Por Pedro Ovalles
La libertad verdadera consiste en la posibilidad mínima de darle sentido a la realidad y darle realidad al mundo siempre consiste en una tarea por hacer. La libertad no nos he dada. La debemos hacer y la hacemos buscándola. Ni siquiera el sombrío (aunque siempre sonriente) Maquiavelo se atrevió a decir lo contrario.
Carlos Fuentes
Quien escribe no ha vivido dictadura alguna, aunque nací en la postrimería (1957) de la represión trujillista; pero sí he leído textos de temas históricos contentivos a ese aciago periodo de nuestra historia política. Los que no tenemos esa experiencia: vivir en un medio cuya sociedad esté controlada en todos los órdenes de su vida por la voluntad exclusiva de un sujeto que se erige como monarca, dueño y señor de las decisiones que se tomen, sí podemos, si somos lectores asiduos y metódicos, conocer las duras limitaciones que supone pertenecer a un Estado autocrático, totalitario.
Aunque en Latinoamérica ya los gobiernos de facto son cosa del pasado (el caso reciente de Honduras desmiente tal aseveración), lo cierto es que se ha consolidado en cierta medida un sistema político seudodemocrático que permite ciertas libertades a los ciudadanos de sus respectivos países, no menos cierto es que el traje represivo de unas décadas atrás que exhibían algunas de estas naciones latinoamericanas arropadas por regímenes de fuerza, hoy podemos decir que ha cambiado; sin embargo ha cambiado sólo de color porque se ha desteñido; lo que ha hecho es voltearse: es el mismo ropaje pero puesto al reverso; lo han invertido para que lo de afuera quede hacia adentro, y lo de adentro se exhiba hacia fuera.
Me explico: nuestros pueblos latinoamericanos han aceptado hasta la fecha tal situación. Sin embargo, se percibe la voluntad de ponerse otra vestimenta donde la justicia social sea más asequible y el grado de institucionalidad esté a la altura de estos tiempos del siglo XXI. Pero sólo han sido tentativas.
Antes, en plena tiranía trujillista (1930 hasta el 1961) aquí en Santo Domingo; en Chile, con el general Augusto Pinochet Ugarte, quien ostentó el poder en ese país entre 1973 hasta el 1990; en 1934 hasta el 1979 en Nicaragua con Anastasio Somoza y familia; en 1954 hasta el 1989 en Paraguay con Alfredo Stroessner; en 1964 hasta el 1984 en Brasil con Ernesto Geisel; en 1966 hasta el 1978 en República Dominicana otra vez con Joaquín Balaguer (Civil); en 1971 hasta el 1982 en Bolivia con Hugo Banzer; en 1971 hasta el 1985 en Uruguay con José María Bordaberry (Civil); en 1976 hasta el 1983 en Argentina con Jorge Rafael Videla, entre otras dictaduras más, pues no se podía disentir del régimen; cuestionar sus medidas era aceptar la defunción; en fin, exigir los derechos que le conciernen al ciudadano era caer en la peor desgracia.
Había un terror generalizado en la población. Por lo regular había que callar, no reclamar nada, enmudecer forzadamente, so pena de ir a la 40, al campo de torturas o de concentración; ser victimado, totalmente aniquilado en la peor inhumanidad. Pues toda dictadura reprime, es intolerable, cruel, no tiene más ley que la voluntad del jefe, o del Señor Presidente omnipotente, sabelotodo, superlíder, comandante militar y político (aunque sea gobierno civil); sus palabras son órdenes duras; sólo él decide, dictamina, no deja que le hagan sombra porque devora, reduce a obediencia, descalabra con mecanismos sutiles y a veces aplica la “ley del garrote”, de la exclusión expresa, del silencio torturador; saca de su mapa y de todas posibilidades de acceso a cargos públicos o estatales a todos aquellos que se declaren contrarios a su gobierno o partido en el poder.
El ciudadano que no le rinde homenaje, que no sea dócil a la voluntad de un superlíder así, que no calle, que no sea “aguajero”, “tumbapolvo”, “lavasaco”, que no sea de su parcela política de forma confesa y resignado, o que no sea un correligionario de sus huestes, no le queda más alternativa que “enterrarse vivo”, porque será aplastado, ignorado, discriminado, humillado, minimizado, desconocido; es como si fuera un pobre extranjero sin identidad alguna, sin memoria, una sombra, una entelequia, un cadáver andante.
En Latinoamérica en la actualidad se está dando una situación peligrosa para el futuro político de estas naciones del hemisferio. Creo que se está gestando cierto conato de dictaduras. Hay indicios. Las reelecciones han vuelto a ponerse de moda. ¿Acaso ésa no fue una causa (entre otras muchas más quizás de más peso) que hizo posible las diferentes dictaduras que tuvimos a todo lo largo del siglo XX? ¿Acaso los líderes únicos, omnipotentes, recelosos de que les hagan sombra, pues no terminaron siendo dictadores, aun ellos vociferando poses de demócratas? ¿No fue ésa otra de las tantas causas del surgimiento de las sanguinarias tiranías pasadas y ya mencionadas en esta misma exposición?
Percibo algo funesto que puede en el futuro dar al traste con futuras dictaduras en este hemisferio: la alternabilidad en el poder, como uno de los tantos mecanismos de funcionamiento de la democracia y contención para aquellos gobiernos de pretensiones continuistas, se ha comenzado a dejarse a un lado, como que ya se está pretendiendo descontinuar esa opción democrática, pues los regímenes de estos tiempos en Latinoamérica están exigiendo continuar en el poder más allá de su periodo gubernamental, por lo que están constantemente modificando la Carta Magna para justificar “seguir haciéndolo bien”, y como tienen a mano todos los resortes del Estado, los utilizan para convencer a la población de que es necesario y es un bien para las naciones que gobiernos que hayan contribuido a mantener estabilidad económica y política, pues se mantengan por varios periodos constitucionales, digamos entre comillas; y después, poco a poco, subrepticiamente, van implantando la exclusión y el silencio entre sus oponentes inflexibles, ante los reclamos de las poblaciones, reclamos que serán resueltos si tal acción le granjea a tal o cual político candidato resultados en las elecciones próximas.
Situación mencionada que debilita el orden institucional, diseminando y profundizando la impunidad, la inmunidad en los burócratas, en los de cuello blanco. Asimismo, poco a poco, se van controlando los distintos organismos gremiales, el Congreso Nacional, los Ayuntamientos; se va creando una empleomanía parásita y adulona; surge, por consecuencia, una burocracia estatal que incide en el control de la Justicia, la Educación, la Salud, todo un montaje planificado con la única intención de perpetuarse en el poder.
Hasta la oposición se resquebraja producto de que el partido en el gobierno crea estrategias y estratagemas para sonsacar sus miembros y dirigentes, ya que en el fondo lo que busca es cero oposición, allanar el camino para reinar como partido único, como clase gobernante acaparadora de todo el suscitar de la vida nacional. Es por ello, pues, que percibo en Latinoamérica un proceso de putrefacción institucional que se está acrecentando, y que si seguimos así, no muy tarde surgirán regímenes totalitarios.
Ahora resulta que hemos caído en una seudodictadura, sutil, camuflada. Antes te aniquilaban si protestaba o cuestionaba el gobierno, o te oponía al dictador; pero ahora surge que te excluyen y te aplican el silencio, y así sucesivamente te van aplastando, convirtiéndote en un ciudadano cadáver, en una momia social; esto, si eres opositor sin precio, ciudadano no alineado, contestatario, con cierta pose de libre pensador, amante de la justicia real, de la libertad no contaminada, de la democracia verdadera. De ahí la tanta frustración entre la juventud latinoamericana, el incremento de la delincuencia, el alto consumo y tráfico de drogas, la acentuación alarmante de la pobreza; en fin, la desigualdad social.
En estos tiempos muchos regímenes latinoamericanos que dicen ser democráticos, están fertilizando la idea de que las sociedades deben reelegirlos por varios periodos consecutivos, cuyos líderes son ley, batuta y constitución en sus respectivos partidos. Se hace lo que ellos digan. Incluso, han surgidos movimientos en algunos países que dicen así: “Lo que diga…”.
Ojalá esté equivocado. Ojalá sea todo lo contrario. Pero los indicios son bastantes elocuentes. Despertemos. Miremos más allá de la nariz. Busquemos con tiempo los antídotos. Y que Dios nos proteja, hoy mañana y siempre.
Moca, 24 de abril de 2010
Por Pedro Ovalles
La libertad verdadera consiste en la posibilidad mínima de darle sentido a la realidad y darle realidad al mundo siempre consiste en una tarea por hacer. La libertad no nos he dada. La debemos hacer y la hacemos buscándola. Ni siquiera el sombrío (aunque siempre sonriente) Maquiavelo se atrevió a decir lo contrario.
Carlos Fuentes
Quien escribe no ha vivido dictadura alguna, aunque nací en la postrimería (1957) de la represión trujillista; pero sí he leído textos de temas históricos contentivos a ese aciago periodo de nuestra historia política. Los que no tenemos esa experiencia: vivir en un medio cuya sociedad esté controlada en todos los órdenes de su vida por la voluntad exclusiva de un sujeto que se erige como monarca, dueño y señor de las decisiones que se tomen, sí podemos, si somos lectores asiduos y metódicos, conocer las duras limitaciones que supone pertenecer a un Estado autocrático, totalitario.
Aunque en Latinoamérica ya los gobiernos de facto son cosa del pasado (el caso reciente de Honduras desmiente tal aseveración), lo cierto es que se ha consolidado en cierta medida un sistema político seudodemocrático que permite ciertas libertades a los ciudadanos de sus respectivos países, no menos cierto es que el traje represivo de unas décadas atrás que exhibían algunas de estas naciones latinoamericanas arropadas por regímenes de fuerza, hoy podemos decir que ha cambiado; sin embargo ha cambiado sólo de color porque se ha desteñido; lo que ha hecho es voltearse: es el mismo ropaje pero puesto al reverso; lo han invertido para que lo de afuera quede hacia adentro, y lo de adentro se exhiba hacia fuera.
Me explico: nuestros pueblos latinoamericanos han aceptado hasta la fecha tal situación. Sin embargo, se percibe la voluntad de ponerse otra vestimenta donde la justicia social sea más asequible y el grado de institucionalidad esté a la altura de estos tiempos del siglo XXI. Pero sólo han sido tentativas.
Antes, en plena tiranía trujillista (1930 hasta el 1961) aquí en Santo Domingo; en Chile, con el general Augusto Pinochet Ugarte, quien ostentó el poder en ese país entre 1973 hasta el 1990; en 1934 hasta el 1979 en Nicaragua con Anastasio Somoza y familia; en 1954 hasta el 1989 en Paraguay con Alfredo Stroessner; en 1964 hasta el 1984 en Brasil con Ernesto Geisel; en 1966 hasta el 1978 en República Dominicana otra vez con Joaquín Balaguer (Civil); en 1971 hasta el 1982 en Bolivia con Hugo Banzer; en 1971 hasta el 1985 en Uruguay con José María Bordaberry (Civil); en 1976 hasta el 1983 en Argentina con Jorge Rafael Videla, entre otras dictaduras más, pues no se podía disentir del régimen; cuestionar sus medidas era aceptar la defunción; en fin, exigir los derechos que le conciernen al ciudadano era caer en la peor desgracia.
Había un terror generalizado en la población. Por lo regular había que callar, no reclamar nada, enmudecer forzadamente, so pena de ir a la 40, al campo de torturas o de concentración; ser victimado, totalmente aniquilado en la peor inhumanidad. Pues toda dictadura reprime, es intolerable, cruel, no tiene más ley que la voluntad del jefe, o del Señor Presidente omnipotente, sabelotodo, superlíder, comandante militar y político (aunque sea gobierno civil); sus palabras son órdenes duras; sólo él decide, dictamina, no deja que le hagan sombra porque devora, reduce a obediencia, descalabra con mecanismos sutiles y a veces aplica la “ley del garrote”, de la exclusión expresa, del silencio torturador; saca de su mapa y de todas posibilidades de acceso a cargos públicos o estatales a todos aquellos que se declaren contrarios a su gobierno o partido en el poder.
El ciudadano que no le rinde homenaje, que no sea dócil a la voluntad de un superlíder así, que no calle, que no sea “aguajero”, “tumbapolvo”, “lavasaco”, que no sea de su parcela política de forma confesa y resignado, o que no sea un correligionario de sus huestes, no le queda más alternativa que “enterrarse vivo”, porque será aplastado, ignorado, discriminado, humillado, minimizado, desconocido; es como si fuera un pobre extranjero sin identidad alguna, sin memoria, una sombra, una entelequia, un cadáver andante.
En Latinoamérica en la actualidad se está dando una situación peligrosa para el futuro político de estas naciones del hemisferio. Creo que se está gestando cierto conato de dictaduras. Hay indicios. Las reelecciones han vuelto a ponerse de moda. ¿Acaso ésa no fue una causa (entre otras muchas más quizás de más peso) que hizo posible las diferentes dictaduras que tuvimos a todo lo largo del siglo XX? ¿Acaso los líderes únicos, omnipotentes, recelosos de que les hagan sombra, pues no terminaron siendo dictadores, aun ellos vociferando poses de demócratas? ¿No fue ésa otra de las tantas causas del surgimiento de las sanguinarias tiranías pasadas y ya mencionadas en esta misma exposición?
Percibo algo funesto que puede en el futuro dar al traste con futuras dictaduras en este hemisferio: la alternabilidad en el poder, como uno de los tantos mecanismos de funcionamiento de la democracia y contención para aquellos gobiernos de pretensiones continuistas, se ha comenzado a dejarse a un lado, como que ya se está pretendiendo descontinuar esa opción democrática, pues los regímenes de estos tiempos en Latinoamérica están exigiendo continuar en el poder más allá de su periodo gubernamental, por lo que están constantemente modificando la Carta Magna para justificar “seguir haciéndolo bien”, y como tienen a mano todos los resortes del Estado, los utilizan para convencer a la población de que es necesario y es un bien para las naciones que gobiernos que hayan contribuido a mantener estabilidad económica y política, pues se mantengan por varios periodos constitucionales, digamos entre comillas; y después, poco a poco, subrepticiamente, van implantando la exclusión y el silencio entre sus oponentes inflexibles, ante los reclamos de las poblaciones, reclamos que serán resueltos si tal acción le granjea a tal o cual político candidato resultados en las elecciones próximas.
Situación mencionada que debilita el orden institucional, diseminando y profundizando la impunidad, la inmunidad en los burócratas, en los de cuello blanco. Asimismo, poco a poco, se van controlando los distintos organismos gremiales, el Congreso Nacional, los Ayuntamientos; se va creando una empleomanía parásita y adulona; surge, por consecuencia, una burocracia estatal que incide en el control de la Justicia, la Educación, la Salud, todo un montaje planificado con la única intención de perpetuarse en el poder.
Hasta la oposición se resquebraja producto de que el partido en el gobierno crea estrategias y estratagemas para sonsacar sus miembros y dirigentes, ya que en el fondo lo que busca es cero oposición, allanar el camino para reinar como partido único, como clase gobernante acaparadora de todo el suscitar de la vida nacional. Es por ello, pues, que percibo en Latinoamérica un proceso de putrefacción institucional que se está acrecentando, y que si seguimos así, no muy tarde surgirán regímenes totalitarios.
Ahora resulta que hemos caído en una seudodictadura, sutil, camuflada. Antes te aniquilaban si protestaba o cuestionaba el gobierno, o te oponía al dictador; pero ahora surge que te excluyen y te aplican el silencio, y así sucesivamente te van aplastando, convirtiéndote en un ciudadano cadáver, en una momia social; esto, si eres opositor sin precio, ciudadano no alineado, contestatario, con cierta pose de libre pensador, amante de la justicia real, de la libertad no contaminada, de la democracia verdadera. De ahí la tanta frustración entre la juventud latinoamericana, el incremento de la delincuencia, el alto consumo y tráfico de drogas, la acentuación alarmante de la pobreza; en fin, la desigualdad social.
En estos tiempos muchos regímenes latinoamericanos que dicen ser democráticos, están fertilizando la idea de que las sociedades deben reelegirlos por varios periodos consecutivos, cuyos líderes son ley, batuta y constitución en sus respectivos partidos. Se hace lo que ellos digan. Incluso, han surgidos movimientos en algunos países que dicen así: “Lo que diga…”.
Ojalá esté equivocado. Ojalá sea todo lo contrario. Pero los indicios son bastantes elocuentes. Despertemos. Miremos más allá de la nariz. Busquemos con tiempo los antídotos. Y que Dios nos proteja, hoy mañana y siempre.
Moca, 24 de abril de 2010
PIEDRA DE SOL (OCTAVIO PAZ, POETA MEXICANO)
PIEDRA DE SOL
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre:
un caminar tranquilo
de estrella o primavera sin premura,
agua que con los párpados cerrados
mana toda la noche profecías,
unánime presencia en oleaje,
ola tras ola hasta cubrirlo todo,
verde soberanía sin ocaso
como el deslumbramiento de las alas
cuando se abren en mitad del cielo,
un caminar entre las espesuras
de los días futuros y el aciago
fulgor de la desdicha como un ave
petrificando el bosque con su canto
y las felicidades inminentes
entre las ramas que se desvanecen,
horas de luz que pican ya los pájaros,
presagios que se escapan de la mano,
una presencia como un canto súbito,
como el viento cantando en el incendio,
una mirada que sostiene en vilo
al mundo con sus mares y sus montes,
cuerpo de luz filtrado por un ágata,
piernas de luz, vientre de luz, bahías,
roca solar, cuerpo color de nube,
color de día rápido que salta,
la hora centellea y tiene cuerpo,
el mundo ya es visible por tu cuerpo,
es transparente por tu transparencia,
voy entre galerías de sonidos,
fluyo entre las presencias resonantes,
voy por las transparencias como un ciego,
un reflejo me borra, nazco en otro,
oh bosque de pilares encantados,
bajo los arcos de la luz penetro
los corredores de un otoño diáfano,
voy por tu cuerpo como por el mundo,
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos,
mis miradas te cubren como yedra,
eres una ciudad que el mar asedia,
una muralla que la luz divide
en dos mitades de color durazno,
un paraje de sal, rocas y pájaros
bajo la ley del mediodía absorto,
vestida del color de mis deseos
como mi pensamiento vas desnuda,
voy por tus ojos como por el agua,
los tigres beben sueño de esos ojos,
el colibrí se quema en esas llamas,
voy por tu frente como por la luna,
como la nube por tu pensamiento,
voy por tu vientre como por tus sueños,
tu falda de maíz ondula y canta,
tu falda de cristal, tu falda de agua,
tus labios, tus cabellos, tus miradas,
toda la noche llueves, todo el día
abres mi pecho con tus dedos de agua,
cierras mis ojos con tu boca de agua,
sobre mis huesos llueves, en mi pecho
hunde raíces de agua un árbol líquido,
voy por tu talle como por un río,
voy por tu cuerpo como por un bosque,
como por un sendero en la montaña
que en un abismo brusco se termina
voy por tus pensamientos afilados
y a la salida de tu blanca frente
mi sombra despeñada se destroza,
recojo mis fragmentos uno a uno
y prosigo sin cuerpo, busco a tientas,
corredores sin fin de la memoria,
puertas abiertas a un salón vacío
donde se pudren todos lo veranos,
las joyas de la sed arden al fondo,
rostro desvanecido al recordarlo,
mano que se deshace si la toco,
cabelleras de arañas en tumulto
sobre sonrisas de hace muchos años,
a la salida de mi frente busco,
busco sin encontrar, busco un instante,
un rostro de relámpago y tormenta
corriendo entre los árboles nocturnos,
rostro de lluvia en un jardín a obscuras,
agua tenaz que fluye a mi costado,
busco sin encontrar, escribo a solas,
no hay nadie, cae el día, cae el año,
caigo en el instante, caigo al fondo,
invisible camino sobre espejos
que repiten mi imagen destrozada,
piso días, instantes caminados,
piso los pensamientos de mi sombra,
piso mi sombra en busca de un instante,
busco una fecha viva como un pájaro,
busco el sol de las cinco de la tarde
templado por los muros de tezontle:
la hora maduraba sus racimos
y al abrirse salían las muchachas
de su entraña rosada y se esparcían
por los patios de piedra del colegio,
alta como el otoño caminaba
envuelta por la luz bajo la arcada
y el espacio al ceñirla la vestía
de un piel más dorada y transparente,
tigre color de luz, pardo venado
por los alrededores de la noche,
entrevista muchacha reclinada
en los balcones verdes de la lluvia,
adolescente rostro innumerable,
he olvidado tu nombre, Melusina,
Laura, Isabel, Perséfona, María,
tienes todos los rostros y ninguno,
eres todas las horas y ninguna,
te pareces al árbol y a la nube,
eres todos los pájaros y un astro,
te pareces al filo de la espada
y a la copa de sangre del verdugo,
yedra que avanza, envuelve y desarraiga
al alma y la divide de sí misma,
escritura de fuego sobre el jade,
grieta en la roca, reina de serpientes,
columna de vapor, fuente en la peña,
circo lunar, peñasco de las águilas,
grano de anís, espina diminuta
y mortal que da penas inmortales,
pastora de los valles submarinos
y guardiana del valle de los muertos,
liana que cuelga del cantil del vértigo,
enredadera, planta venenosa,
flor de resurrección, uva de vida,
señora de la flauta y del relámpago,
terraza del jazmín, sal en la herida,
ramo de rosas para el fusilado,
nieve en agosto, luna del patíbulo,
escritura del mar sobre el basalto,
escritura del viento en el desierto,
testamento del sol, granada, espiga,
rostro de llamas, rostro devorado,
adolescente rostro perseguido
años fantasmas, días circulares
que dan al mismo patio, al mismo muro,
arde el instante y son un solo rostro
los sucesivos rostros de la llama,
todos los nombres son un solo nombre
todos los rostros son un solo rostro,
todos los siglos son un solo instante
y por todos los siglos de los siglos
cierra el paso al futuro un par de ojos,
no hay nada frente a mí, sólo un instante
rescatado esta noche, contra un sueño
de ayuntadas imágenes soñado,
duramente esculpido contra el sueño,
arrancado a la nada de esta noche,
a pulso levantado letra a letra,
mientras afuera el tiempo se desboca
y golpea las puertas de mi alma
el mundo con su horario carnicero,
sólo un instante mientras las ciudades,
los nombres, lo sabores, lo vivido,
se desmoronan en mi frente ciega,
mientras la pesadumbre de la noche
mi pensamiento humilla y mi esqueleto,
y mi sangre camina más despacio
y mis dientes se aflojan y mis ojos
se nublan y los días y los años
sus horrores vacíos acumulan,
mientras el tiempo cierra su abanico
y no hay nada detrás de sus imágenes
el instante se abisma y sobrenada
rodeado de muerte, amenazado
por la noche y su lúgubre bostezo,
amenazado por la algarabía
de la muerte vivaz y enmascarada
el instante se abisma y se penetra,
como un puño se cierra, como un fruto
que madura hacia dentro de sí mismo
y a sí mismo se bebe y se derrama
el instante translúcido se cierra
y madura hacia dentro, echa raíces,
crece dentro de mí, me ocupa todo,
me expulsa su follaje delirante,
mis pensamientos sólo son su pájaros,
su mercurio circula por mis venas,
árbol mental, frutos sabor de tiempo,
oh vida por vivir y ya vivida,
tiempo que vuelve en una marejada
y se retira sin volver el rostro,
lo que pasó no fue pero está siendo
y silenciosamente desemboca
en otro instante que se desvanece:
frente a la tarde de salitre y piedra
armada de navajas invisibles
una roja escritura indescifrable
escribes en mi piel y esas heridas
como un traje de llamas me recubren,
ardo sin consumirme, busco el agua
y en tus ojos no hay agua, son de piedra,
y tus pechos, tu vientre, tus caderas
son de piedra, tu boca sabe a polvo,
tu boca sabe a tiempo emponzoñado,
tu cuerpo sabe a pozo sin salida,
pasadizo de espejos que repiten
los ojos del sediento, pasadizo
que vuelve siempre al punto de partida,
y tú me llevas ciego de la mano
por esas galerías obstinadas
hacia el centro del círculo y te yergues
como un fulgor que se congela en hacha,
como luz que desuella, fascinante
como el cadalso para el condenado,
flexible como el látigo y esbelta
como un arma gemela de la luna,
y tus palabras afiladas cavan
mi pecho y me despueblan y vacían,
uno a uno me arrancas los recuerdos,
he olvidado mi nombre, mis amigos
gruñen entre los cerdos o se pudren
comidos por el sol en un barranco,
no hay nada en mí sino una larga herida,
una oquedad que ya nadie recorre,
presente sin ventanas, pensamiento
que vuelve, se repite, se refleja
y se pierde en su misma transparencia,
conciencia traspasada por un ojo
que se mira mirarse hasta anegarse
de claridad:
yo vi tu atroz escama,
Melusina, brillar verdosa al alba,
dormías enroscada entre las sábanas
y al despertar gritaste como un pájaro
y caíste sin fin, quebrada y blanca,
nada quedó de ti sino tu grito,
y al cabo de los siglos me descubro
con tos y mala vista, barajando
viejas fotos:
no hay nadie, no eres nadie,
un montón de ceniza y una escoba,
un cuchillo mellado y un plumero,
un pellejo colgado de unos huesos,
un racimo ya seco, un hoyo negro
y en el fondo del hoyo los dos ojos
de una niña ahogada hace mil años,
miradas enterradas en un pozo,
miradas que nos ven desde el principio,
mirada niña de la madre vieja
que ve en el hijo grande un padre joven,
mirada madre de la niña sola
que ve en el padre grande un hijo niño,
miradas que nos miran desde el fondo
de la vida y son trampas de la muerte
—¿o es al revés: caer en esos ojos
es volver a la vida verdadera?,
¡caer, volver, soñarme y que me sueñen
otros ojos futuros, otra vida,
otras nubes, morirme de otra muerte!
—esta noche me basta, y este instante
que no acaba de abrirse y revelarme
dónde estuve, quién fui, cómo te llamas,
cómo me llamo yo:
¿hacía planes
para el verano —y todos los veranos—
en Christopher Street, hace diez años,
con Filis que tenía dos hoyuelos
donde bebían luz los gorriones?,
¿por la Reforma Carmen me decía
"no pesa el aire, aquí siempre es octubre",
o se lo dijo a otro que he perdido
o yo lo invento y nadie me lo ha dicho?,
¿caminé por la noche de Oaxaca,
inmensa y verdinegra como un árbol,
hablando solo como el viento loco
y al llegar a mi cuarto —siempre un cuarto—
no me reconocieron los espejos?,
¿desde el hotel Vernet vimos al alba
bailar con los castaños — "ya es muy tarde"
decías al peinarte y yo veía
manchas en la pared, sin decir nada?,
¿subimos juntos a la torre, vimos
caer la tarde desde el arrecife?
¿comimos uvas en Bidart?, ¿compramos
gardenias en Perote?,
nombres, sitios,
calles y calles, rostros, plazas, calles,
estaciones, un parque, cuartos solos,
manchas en la pared, alguien se peina,
alguien canta a mi lado, alguien se viste,
cuartos, lugares, calles, nombres, cuartos,
Madrid, 1937,
en la Plaza del Ángel las mujeres
cosían y cantaban con sus hijos,
después sonó la alarma y hubo gritos,
casas arrodilladas en el polvo,
torres hendidas, frentes esculpidas
y el huracán de los motores, fijo:
los dos se desnudaron y se amaron
por defender nuestra porción eterna,
nuestra ración de tiempo y paraíso,
tocar nuestra raíz y recobrarnos,
recobrar nuestra herencia arrebatada
por ladrones de vida hace mil siglos,
los dos se desnudaron y besaron
porque las desnudeces enlazadas
saltan el tiempo y son invulnerables,
nada las toca, vuelven al principio,
no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,
verdad de dos en sólo un cuerpo y alma,
oh ser total...
cuartos a la deriva
entre ciudades que se van a pique,
cuartos y calles, nombres como heridas,
el cuarto con ventanas a otros cuartos
con el mismo papel descolorido
donde un hombre en camisa lee el periódico
o plancha una mujer; el cuarto claro
que visitan las ramas de un durazno;
el otro cuarto: afuera siempre llueve
y hay un patio y tres niños oxidados;
cuartos que son navíos que se mecen
en un golfo de luz; o submarinos:
el silencio se esparce en olas verdes,
todo lo que tocamos fosforece;
mausoleos de lujo, ya roídos
los retratos, raídos los tapetes;
trampas, celdas, cavernas encantadas,
pajareras y cuartos numerados,
todos se transfiguran, todos vuelan,
cada moldura es nube, cada puerta
da al mar, al campo, al aire, cada mesa
es un festín; cerrados como conchas
el tiempo inútilmente los asedia,
no hay tiempo ya, ni muro: ¡espacio, espacio,
abre la mano, coge esta riqueza,
corta los frutos, come de la vida,
tiéndete al pie del árbol, bebe el agua!,
todo se transfigura y es sagrado,
es el centro del mundo cada cuarto,
es la primera noche, el primer día,
el mundo nace cuando dos se besan,
gota de luz de entrañas transparentes
el cuarto como un fruto se entreabre
o estalla como un astro taciturno
y las leyes comidas de ratones,
las rejas de los bancos y las cárceles,
las rejas de papel, las alambradas,
los timbres y las púas y los pinchos,
el sermón monocorde de las armas,
el escorpión meloso y con bonete,
el tigre con chistera, presidente
del Club Vegetariano y la Cruz Roja,
el burro pedagogo, el cocodrilo
metido a redentor, padre de pueblos,
el Jefe, el tiburón, el arquitecto
del porvenir, el cerdo uniformado,
el hijo pedilecto de la Iglesia
que se lava la negra dentadura
con el agua bendita y toma clases
de inglés y democracia, las paredes
invisibles, las máscaras podridas
que dividen al hombe de los hombres,
al hombre de sí mismo,
se derrumban
por un instante inmenso y vislumbramos
nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte,
el olvidado asombro de estar vivos;
amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan las alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas,
dejar de ser fantasma con un número
a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro;
el mundo cambia
si dos se miran y se reconocen,
amar es desnudarse de los nombres:
"déjame ser tu puta", son palabras
de Eloísa, mas él cedió a las leyes,
la tomó por esposa y como premio
lo castraron después;
mejor el crimen,
los amantes suicidas, el incesto
de los hermanos como dos espejos
enamorados de su semejanza,
mejor comer el pan envenenado,
el adulterio en lechos de ceniza,
los amores feroces, el delirio,
su yedra ponzoñosa, el sodomita
que lleva por clavel en la solapa
un gargajo, mejor ser lapidado
en las plazas que dar vuelta a la noria
que exprime la substancia de la vida,
cambia la eternidad en horas huecas,
los minutos en cárceles, el tiempo
en monedas de cobre y mierda abstracta;
mejor la castidad, flor invisible
que se mece en los tallos del silencio,
el difícil diamante de los santos
que filtra los deseos, sacia al tiempo,
nupcias de la quietud y el movimiento,
canta la soledad en su corola,
pétalo de cristal en cada hora,
el mundo se despoja de sus máscaras
y en su centro, vibrante transparencia,
lo que llamamos Dios, el ser sin nombre,
se contempla en la nada, el ser sin rostro
emerge de sí mismo, sol de soles,
plenitud de presencias y de nombres;
sigo mi desvarío, cuartos, calles,
camino a tientas por los corredores
del tiempo y subo y bajo sus peldaños
y sus paredes palpo y no me muevo,
vuelvo donde empecé, busco tu rostro,
camino por las calles de mí mismo
bajo un sol sin edad, y tú a mi lado
caminas como un árbol, como un río
caminas y me hablas como un río,
creces como una espiga entre mis manos,
lates como una ardilla entre mis manos,
vuelas como mil pájaros, tu risa
me ha cubierto de espumas, tu cabeza
es un astro pequeño entre mis manos,
el mundo reverdece si sonríes
comiendo una naranja,
el mundo cambia
si dos, vertiginosos y enlazados,
caen sobre las yerba: el cielo baja,
los árboles ascienden, el espacio
sólo es luz y silencio, sólo espacio
abierto para el águila del ojo,
pasa la blanca tribu de las nubes,
rompe amarras el cuerpo, zarpa el alma,
perdemos nuestros nombres y flotamos
a la deriva entre el azul y el verde,
tiempo total donde no pasa nada
sino su propio transcurrir dichoso,
no pasa nada, callas, parpadeas
(silencio: cruzó un ángel este instante
grande como la vida de cien soles),
¿no pasa nada, sólo un parpadeo?
—y el festín, el destierro, el primer crimen,
la quijada del asno, el ruido opaco
y la mirada incrédula del muerto
al caer en el llano ceniciento,
Agamenón y su mugido inmenso
y el repetido grito de Casandra
más fuerte que los gritos de las olas,
Sócrates en cadenas "(el sol nace,
morir es despertar: "Critón, un gallo
a Esculapio, ya sano de la vida"),
el chacal que diserta entre las ruinas
de Nínive, la sombra que vio Bruto
antes de la batalla, Moctezuma
en el lecho de espinas de su insomnio,
el viaje en la carretera hacia la muerte
—el viaje interminable mas contado
por Robespierre minuto tras minuto,
la mandíbula rota entre las manos—,
Churruca en su barrica como un trono
escarlata, los pasos ya contados
de Lincoln al salir hacia el teatro,
el estertor de Trotsky y sus quejidos
de jabalí, Madero y su mirada
que nadie contestó: ¿por qué me matan?,
los carajos, los ayes, los silencios
del criminal, el santo, el pobre diablo,
cementerio de frases y de anécdotas
que los perros retóricos escarban,
el delirio, el relincho, el ruido obscuro
que hacemos al morir y ese jadeo
que la vida que nace y el sonido
de huesos machacadosen la riña
y la boca de espuma del profeta
y su grito y el grito del verdugo
y el grito de la víctima...
son llamas
los ojos y son llamas lo que miran,
llama la oreja y el sonido llama,
brasa los labios y tizón la lengua,
el tacto y lo que toca, el pensamiento
y lo pensado, llama el que lo piensa,
todo se quema, el universo es llama,
arde la misma nada que no es nada
sino un pensar en llamas, al fin humo:
no hay verdugo ni víctima...
¿y el grito
en la tarde del viernes?, y el silencio
que se cubre de signos, el silencio
que dice sin decir, ¿no dice nada?,
¿no son nada los gritos de los hombres?,
¿no pasa nada cuando pasa el tiempo?
—no pasa nada, sólo un parpadeo
del sol, un movimiento apenas, nada,
no hay redención, no vuelve atrás el tiempo,
los muerto están fijos en su muerte
y no pueden morirse de otra muerte,
intocables, clavados en su gesto,
desde su soledad, desde su muerte
sin remedio nos miran sin mirarnos,
su muerte ya es la estatua de su vida,
un siempre estar ya nada para siempre,
cada minuto es nada para siempre,
un rey fantasma rige sus latidos
y tu gesto final, tu dura máscara
labra sobre tu rostro cambiante:
el monumento somos de una vida
ajena y no vivida, apenas nuestra,
—¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,
¿cuándo somos de veras lo que somos?,
bien mirado no somos, nunca somos
a solas sino vértigo y vacío,
muecas en el espejo, horror y vómito,
nunca la vida es nuestra, es de los otros,
la vida no es de nadie, todos somos
la vida —pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos—,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos,
Eloísa, Perséfona, María,
muestra tu rostro al fin para que vea
mi cara verdadera, la del otro,
mi cara de nosotros siempre todos,
cara de árbol y de panadero,
de chófer y de nube y de marino,
cara de sol y arroyo y Pedro y Pablo,
cara de solitario colectivo,
despiértame, ya nazco:
vida y muerte
pactan en ti, señora de la noche,
torre de claridad, reina del alba,
virgen lunar, madre del agua madre,
cuerpo del mundo, casa de la muerte,
caigo sin fin desde mi nacimiento,
caigo en mí mismo sin tocar mi fondo,
recógeme en tus ojos, junta el polvo
disperso y reconcilia mis cenizas,
ata mis huesos divididos, sopla
sobre mi ser, entiérrame en tu tierra,
tu silencio dé paz al pensamiento
contra sí mismo airado;
abre la mano,
señora de semillas que son días,
el día es inmortal, asciende, crece,
acaba de nacer y nunca acaba,
cada día es nacer, un nacimiento
es cada amanecer y yo amanezco,
amanecemos todos, amanece
el sol cara de sol, Juan amanece
con su cara de Juan cara de todos,
puerta del ser, despiértame, amanece,
déjame ver el rostro de este día,
déjame ver el rostro de esta noche,
todo se comunica y transfigura,
arco de sangre, puente de latidos,
llévame al otro lado de esta noche,
adonde yo soy tú somos nosotros,
al reino de pronombres enlazados,
puerta del ser: abre tu ser, despierta,
aprende a ser también, labra tu cara,
trabaja tus facciones, ten un rostro
para mirar mi rostro y que te mire,
para mirar la vida hasta la muerte,
rostro de mar, de pan, de roca y fuente,
manantial que disuelve nuestros rostros
en el rostro sin nombre, el ser sin rostro,
indecible presencia de presencias...
quiero seguir, ir más allá, y no puedo:
se despeñó el instante en otro y otro,
dormí sueños de piedra que no sueña
y al cabo de los años como piedras
oí cantar mi sangre encarcelada,
con un rumor de luz el mar cantaba,
una a una cedían las murallas,
todas las puertas se desmoronaban
y el sol entraba a saco por mi frente,
despegaba mis párpados cerrados,
desprendía mi ser de su envoltura,
me arrancaba de mí, me separaba
de mi bruto dormir siglos de piedra
y su magia de espejos revivía
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre.
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre:
un caminar tranquilo
de estrella o primavera sin premura,
agua que con los párpados cerrados
mana toda la noche profecías,
unánime presencia en oleaje,
ola tras ola hasta cubrirlo todo,
verde soberanía sin ocaso
como el deslumbramiento de las alas
cuando se abren en mitad del cielo,
un caminar entre las espesuras
de los días futuros y el aciago
fulgor de la desdicha como un ave
petrificando el bosque con su canto
y las felicidades inminentes
entre las ramas que se desvanecen,
horas de luz que pican ya los pájaros,
presagios que se escapan de la mano,
una presencia como un canto súbito,
como el viento cantando en el incendio,
una mirada que sostiene en vilo
al mundo con sus mares y sus montes,
cuerpo de luz filtrado por un ágata,
piernas de luz, vientre de luz, bahías,
roca solar, cuerpo color de nube,
color de día rápido que salta,
la hora centellea y tiene cuerpo,
el mundo ya es visible por tu cuerpo,
es transparente por tu transparencia,
voy entre galerías de sonidos,
fluyo entre las presencias resonantes,
voy por las transparencias como un ciego,
un reflejo me borra, nazco en otro,
oh bosque de pilares encantados,
bajo los arcos de la luz penetro
los corredores de un otoño diáfano,
voy por tu cuerpo como por el mundo,
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos,
mis miradas te cubren como yedra,
eres una ciudad que el mar asedia,
una muralla que la luz divide
en dos mitades de color durazno,
un paraje de sal, rocas y pájaros
bajo la ley del mediodía absorto,
vestida del color de mis deseos
como mi pensamiento vas desnuda,
voy por tus ojos como por el agua,
los tigres beben sueño de esos ojos,
el colibrí se quema en esas llamas,
voy por tu frente como por la luna,
como la nube por tu pensamiento,
voy por tu vientre como por tus sueños,
tu falda de maíz ondula y canta,
tu falda de cristal, tu falda de agua,
tus labios, tus cabellos, tus miradas,
toda la noche llueves, todo el día
abres mi pecho con tus dedos de agua,
cierras mis ojos con tu boca de agua,
sobre mis huesos llueves, en mi pecho
hunde raíces de agua un árbol líquido,
voy por tu talle como por un río,
voy por tu cuerpo como por un bosque,
como por un sendero en la montaña
que en un abismo brusco se termina
voy por tus pensamientos afilados
y a la salida de tu blanca frente
mi sombra despeñada se destroza,
recojo mis fragmentos uno a uno
y prosigo sin cuerpo, busco a tientas,
corredores sin fin de la memoria,
puertas abiertas a un salón vacío
donde se pudren todos lo veranos,
las joyas de la sed arden al fondo,
rostro desvanecido al recordarlo,
mano que se deshace si la toco,
cabelleras de arañas en tumulto
sobre sonrisas de hace muchos años,
a la salida de mi frente busco,
busco sin encontrar, busco un instante,
un rostro de relámpago y tormenta
corriendo entre los árboles nocturnos,
rostro de lluvia en un jardín a obscuras,
agua tenaz que fluye a mi costado,
busco sin encontrar, escribo a solas,
no hay nadie, cae el día, cae el año,
caigo en el instante, caigo al fondo,
invisible camino sobre espejos
que repiten mi imagen destrozada,
piso días, instantes caminados,
piso los pensamientos de mi sombra,
piso mi sombra en busca de un instante,
busco una fecha viva como un pájaro,
busco el sol de las cinco de la tarde
templado por los muros de tezontle:
la hora maduraba sus racimos
y al abrirse salían las muchachas
de su entraña rosada y se esparcían
por los patios de piedra del colegio,
alta como el otoño caminaba
envuelta por la luz bajo la arcada
y el espacio al ceñirla la vestía
de un piel más dorada y transparente,
tigre color de luz, pardo venado
por los alrededores de la noche,
entrevista muchacha reclinada
en los balcones verdes de la lluvia,
adolescente rostro innumerable,
he olvidado tu nombre, Melusina,
Laura, Isabel, Perséfona, María,
tienes todos los rostros y ninguno,
eres todas las horas y ninguna,
te pareces al árbol y a la nube,
eres todos los pájaros y un astro,
te pareces al filo de la espada
y a la copa de sangre del verdugo,
yedra que avanza, envuelve y desarraiga
al alma y la divide de sí misma,
escritura de fuego sobre el jade,
grieta en la roca, reina de serpientes,
columna de vapor, fuente en la peña,
circo lunar, peñasco de las águilas,
grano de anís, espina diminuta
y mortal que da penas inmortales,
pastora de los valles submarinos
y guardiana del valle de los muertos,
liana que cuelga del cantil del vértigo,
enredadera, planta venenosa,
flor de resurrección, uva de vida,
señora de la flauta y del relámpago,
terraza del jazmín, sal en la herida,
ramo de rosas para el fusilado,
nieve en agosto, luna del patíbulo,
escritura del mar sobre el basalto,
escritura del viento en el desierto,
testamento del sol, granada, espiga,
rostro de llamas, rostro devorado,
adolescente rostro perseguido
años fantasmas, días circulares
que dan al mismo patio, al mismo muro,
arde el instante y son un solo rostro
los sucesivos rostros de la llama,
todos los nombres son un solo nombre
todos los rostros son un solo rostro,
todos los siglos son un solo instante
y por todos los siglos de los siglos
cierra el paso al futuro un par de ojos,
no hay nada frente a mí, sólo un instante
rescatado esta noche, contra un sueño
de ayuntadas imágenes soñado,
duramente esculpido contra el sueño,
arrancado a la nada de esta noche,
a pulso levantado letra a letra,
mientras afuera el tiempo se desboca
y golpea las puertas de mi alma
el mundo con su horario carnicero,
sólo un instante mientras las ciudades,
los nombres, lo sabores, lo vivido,
se desmoronan en mi frente ciega,
mientras la pesadumbre de la noche
mi pensamiento humilla y mi esqueleto,
y mi sangre camina más despacio
y mis dientes se aflojan y mis ojos
se nublan y los días y los años
sus horrores vacíos acumulan,
mientras el tiempo cierra su abanico
y no hay nada detrás de sus imágenes
el instante se abisma y sobrenada
rodeado de muerte, amenazado
por la noche y su lúgubre bostezo,
amenazado por la algarabía
de la muerte vivaz y enmascarada
el instante se abisma y se penetra,
como un puño se cierra, como un fruto
que madura hacia dentro de sí mismo
y a sí mismo se bebe y se derrama
el instante translúcido se cierra
y madura hacia dentro, echa raíces,
crece dentro de mí, me ocupa todo,
me expulsa su follaje delirante,
mis pensamientos sólo son su pájaros,
su mercurio circula por mis venas,
árbol mental, frutos sabor de tiempo,
oh vida por vivir y ya vivida,
tiempo que vuelve en una marejada
y se retira sin volver el rostro,
lo que pasó no fue pero está siendo
y silenciosamente desemboca
en otro instante que se desvanece:
frente a la tarde de salitre y piedra
armada de navajas invisibles
una roja escritura indescifrable
escribes en mi piel y esas heridas
como un traje de llamas me recubren,
ardo sin consumirme, busco el agua
y en tus ojos no hay agua, son de piedra,
y tus pechos, tu vientre, tus caderas
son de piedra, tu boca sabe a polvo,
tu boca sabe a tiempo emponzoñado,
tu cuerpo sabe a pozo sin salida,
pasadizo de espejos que repiten
los ojos del sediento, pasadizo
que vuelve siempre al punto de partida,
y tú me llevas ciego de la mano
por esas galerías obstinadas
hacia el centro del círculo y te yergues
como un fulgor que se congela en hacha,
como luz que desuella, fascinante
como el cadalso para el condenado,
flexible como el látigo y esbelta
como un arma gemela de la luna,
y tus palabras afiladas cavan
mi pecho y me despueblan y vacían,
uno a uno me arrancas los recuerdos,
he olvidado mi nombre, mis amigos
gruñen entre los cerdos o se pudren
comidos por el sol en un barranco,
no hay nada en mí sino una larga herida,
una oquedad que ya nadie recorre,
presente sin ventanas, pensamiento
que vuelve, se repite, se refleja
y se pierde en su misma transparencia,
conciencia traspasada por un ojo
que se mira mirarse hasta anegarse
de claridad:
yo vi tu atroz escama,
Melusina, brillar verdosa al alba,
dormías enroscada entre las sábanas
y al despertar gritaste como un pájaro
y caíste sin fin, quebrada y blanca,
nada quedó de ti sino tu grito,
y al cabo de los siglos me descubro
con tos y mala vista, barajando
viejas fotos:
no hay nadie, no eres nadie,
un montón de ceniza y una escoba,
un cuchillo mellado y un plumero,
un pellejo colgado de unos huesos,
un racimo ya seco, un hoyo negro
y en el fondo del hoyo los dos ojos
de una niña ahogada hace mil años,
miradas enterradas en un pozo,
miradas que nos ven desde el principio,
mirada niña de la madre vieja
que ve en el hijo grande un padre joven,
mirada madre de la niña sola
que ve en el padre grande un hijo niño,
miradas que nos miran desde el fondo
de la vida y son trampas de la muerte
—¿o es al revés: caer en esos ojos
es volver a la vida verdadera?,
¡caer, volver, soñarme y que me sueñen
otros ojos futuros, otra vida,
otras nubes, morirme de otra muerte!
—esta noche me basta, y este instante
que no acaba de abrirse y revelarme
dónde estuve, quién fui, cómo te llamas,
cómo me llamo yo:
¿hacía planes
para el verano —y todos los veranos—
en Christopher Street, hace diez años,
con Filis que tenía dos hoyuelos
donde bebían luz los gorriones?,
¿por la Reforma Carmen me decía
"no pesa el aire, aquí siempre es octubre",
o se lo dijo a otro que he perdido
o yo lo invento y nadie me lo ha dicho?,
¿caminé por la noche de Oaxaca,
inmensa y verdinegra como un árbol,
hablando solo como el viento loco
y al llegar a mi cuarto —siempre un cuarto—
no me reconocieron los espejos?,
¿desde el hotel Vernet vimos al alba
bailar con los castaños — "ya es muy tarde"
decías al peinarte y yo veía
manchas en la pared, sin decir nada?,
¿subimos juntos a la torre, vimos
caer la tarde desde el arrecife?
¿comimos uvas en Bidart?, ¿compramos
gardenias en Perote?,
nombres, sitios,
calles y calles, rostros, plazas, calles,
estaciones, un parque, cuartos solos,
manchas en la pared, alguien se peina,
alguien canta a mi lado, alguien se viste,
cuartos, lugares, calles, nombres, cuartos,
Madrid, 1937,
en la Plaza del Ángel las mujeres
cosían y cantaban con sus hijos,
después sonó la alarma y hubo gritos,
casas arrodilladas en el polvo,
torres hendidas, frentes esculpidas
y el huracán de los motores, fijo:
los dos se desnudaron y se amaron
por defender nuestra porción eterna,
nuestra ración de tiempo y paraíso,
tocar nuestra raíz y recobrarnos,
recobrar nuestra herencia arrebatada
por ladrones de vida hace mil siglos,
los dos se desnudaron y besaron
porque las desnudeces enlazadas
saltan el tiempo y son invulnerables,
nada las toca, vuelven al principio,
no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,
verdad de dos en sólo un cuerpo y alma,
oh ser total...
cuartos a la deriva
entre ciudades que se van a pique,
cuartos y calles, nombres como heridas,
el cuarto con ventanas a otros cuartos
con el mismo papel descolorido
donde un hombre en camisa lee el periódico
o plancha una mujer; el cuarto claro
que visitan las ramas de un durazno;
el otro cuarto: afuera siempre llueve
y hay un patio y tres niños oxidados;
cuartos que son navíos que se mecen
en un golfo de luz; o submarinos:
el silencio se esparce en olas verdes,
todo lo que tocamos fosforece;
mausoleos de lujo, ya roídos
los retratos, raídos los tapetes;
trampas, celdas, cavernas encantadas,
pajareras y cuartos numerados,
todos se transfiguran, todos vuelan,
cada moldura es nube, cada puerta
da al mar, al campo, al aire, cada mesa
es un festín; cerrados como conchas
el tiempo inútilmente los asedia,
no hay tiempo ya, ni muro: ¡espacio, espacio,
abre la mano, coge esta riqueza,
corta los frutos, come de la vida,
tiéndete al pie del árbol, bebe el agua!,
todo se transfigura y es sagrado,
es el centro del mundo cada cuarto,
es la primera noche, el primer día,
el mundo nace cuando dos se besan,
gota de luz de entrañas transparentes
el cuarto como un fruto se entreabre
o estalla como un astro taciturno
y las leyes comidas de ratones,
las rejas de los bancos y las cárceles,
las rejas de papel, las alambradas,
los timbres y las púas y los pinchos,
el sermón monocorde de las armas,
el escorpión meloso y con bonete,
el tigre con chistera, presidente
del Club Vegetariano y la Cruz Roja,
el burro pedagogo, el cocodrilo
metido a redentor, padre de pueblos,
el Jefe, el tiburón, el arquitecto
del porvenir, el cerdo uniformado,
el hijo pedilecto de la Iglesia
que se lava la negra dentadura
con el agua bendita y toma clases
de inglés y democracia, las paredes
invisibles, las máscaras podridas
que dividen al hombe de los hombres,
al hombre de sí mismo,
se derrumban
por un instante inmenso y vislumbramos
nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte,
el olvidado asombro de estar vivos;
amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan las alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas,
dejar de ser fantasma con un número
a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro;
el mundo cambia
si dos se miran y se reconocen,
amar es desnudarse de los nombres:
"déjame ser tu puta", son palabras
de Eloísa, mas él cedió a las leyes,
la tomó por esposa y como premio
lo castraron después;
mejor el crimen,
los amantes suicidas, el incesto
de los hermanos como dos espejos
enamorados de su semejanza,
mejor comer el pan envenenado,
el adulterio en lechos de ceniza,
los amores feroces, el delirio,
su yedra ponzoñosa, el sodomita
que lleva por clavel en la solapa
un gargajo, mejor ser lapidado
en las plazas que dar vuelta a la noria
que exprime la substancia de la vida,
cambia la eternidad en horas huecas,
los minutos en cárceles, el tiempo
en monedas de cobre y mierda abstracta;
mejor la castidad, flor invisible
que se mece en los tallos del silencio,
el difícil diamante de los santos
que filtra los deseos, sacia al tiempo,
nupcias de la quietud y el movimiento,
canta la soledad en su corola,
pétalo de cristal en cada hora,
el mundo se despoja de sus máscaras
y en su centro, vibrante transparencia,
lo que llamamos Dios, el ser sin nombre,
se contempla en la nada, el ser sin rostro
emerge de sí mismo, sol de soles,
plenitud de presencias y de nombres;
sigo mi desvarío, cuartos, calles,
camino a tientas por los corredores
del tiempo y subo y bajo sus peldaños
y sus paredes palpo y no me muevo,
vuelvo donde empecé, busco tu rostro,
camino por las calles de mí mismo
bajo un sol sin edad, y tú a mi lado
caminas como un árbol, como un río
caminas y me hablas como un río,
creces como una espiga entre mis manos,
lates como una ardilla entre mis manos,
vuelas como mil pájaros, tu risa
me ha cubierto de espumas, tu cabeza
es un astro pequeño entre mis manos,
el mundo reverdece si sonríes
comiendo una naranja,
el mundo cambia
si dos, vertiginosos y enlazados,
caen sobre las yerba: el cielo baja,
los árboles ascienden, el espacio
sólo es luz y silencio, sólo espacio
abierto para el águila del ojo,
pasa la blanca tribu de las nubes,
rompe amarras el cuerpo, zarpa el alma,
perdemos nuestros nombres y flotamos
a la deriva entre el azul y el verde,
tiempo total donde no pasa nada
sino su propio transcurrir dichoso,
no pasa nada, callas, parpadeas
(silencio: cruzó un ángel este instante
grande como la vida de cien soles),
¿no pasa nada, sólo un parpadeo?
—y el festín, el destierro, el primer crimen,
la quijada del asno, el ruido opaco
y la mirada incrédula del muerto
al caer en el llano ceniciento,
Agamenón y su mugido inmenso
y el repetido grito de Casandra
más fuerte que los gritos de las olas,
Sócrates en cadenas "(el sol nace,
morir es despertar: "Critón, un gallo
a Esculapio, ya sano de la vida"),
el chacal que diserta entre las ruinas
de Nínive, la sombra que vio Bruto
antes de la batalla, Moctezuma
en el lecho de espinas de su insomnio,
el viaje en la carretera hacia la muerte
—el viaje interminable mas contado
por Robespierre minuto tras minuto,
la mandíbula rota entre las manos—,
Churruca en su barrica como un trono
escarlata, los pasos ya contados
de Lincoln al salir hacia el teatro,
el estertor de Trotsky y sus quejidos
de jabalí, Madero y su mirada
que nadie contestó: ¿por qué me matan?,
los carajos, los ayes, los silencios
del criminal, el santo, el pobre diablo,
cementerio de frases y de anécdotas
que los perros retóricos escarban,
el delirio, el relincho, el ruido obscuro
que hacemos al morir y ese jadeo
que la vida que nace y el sonido
de huesos machacadosen la riña
y la boca de espuma del profeta
y su grito y el grito del verdugo
y el grito de la víctima...
son llamas
los ojos y son llamas lo que miran,
llama la oreja y el sonido llama,
brasa los labios y tizón la lengua,
el tacto y lo que toca, el pensamiento
y lo pensado, llama el que lo piensa,
todo se quema, el universo es llama,
arde la misma nada que no es nada
sino un pensar en llamas, al fin humo:
no hay verdugo ni víctima...
¿y el grito
en la tarde del viernes?, y el silencio
que se cubre de signos, el silencio
que dice sin decir, ¿no dice nada?,
¿no son nada los gritos de los hombres?,
¿no pasa nada cuando pasa el tiempo?
—no pasa nada, sólo un parpadeo
del sol, un movimiento apenas, nada,
no hay redención, no vuelve atrás el tiempo,
los muerto están fijos en su muerte
y no pueden morirse de otra muerte,
intocables, clavados en su gesto,
desde su soledad, desde su muerte
sin remedio nos miran sin mirarnos,
su muerte ya es la estatua de su vida,
un siempre estar ya nada para siempre,
cada minuto es nada para siempre,
un rey fantasma rige sus latidos
y tu gesto final, tu dura máscara
labra sobre tu rostro cambiante:
el monumento somos de una vida
ajena y no vivida, apenas nuestra,
—¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,
¿cuándo somos de veras lo que somos?,
bien mirado no somos, nunca somos
a solas sino vértigo y vacío,
muecas en el espejo, horror y vómito,
nunca la vida es nuestra, es de los otros,
la vida no es de nadie, todos somos
la vida —pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos—,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos,
Eloísa, Perséfona, María,
muestra tu rostro al fin para que vea
mi cara verdadera, la del otro,
mi cara de nosotros siempre todos,
cara de árbol y de panadero,
de chófer y de nube y de marino,
cara de sol y arroyo y Pedro y Pablo,
cara de solitario colectivo,
despiértame, ya nazco:
vida y muerte
pactan en ti, señora de la noche,
torre de claridad, reina del alba,
virgen lunar, madre del agua madre,
cuerpo del mundo, casa de la muerte,
caigo sin fin desde mi nacimiento,
caigo en mí mismo sin tocar mi fondo,
recógeme en tus ojos, junta el polvo
disperso y reconcilia mis cenizas,
ata mis huesos divididos, sopla
sobre mi ser, entiérrame en tu tierra,
tu silencio dé paz al pensamiento
contra sí mismo airado;
abre la mano,
señora de semillas que son días,
el día es inmortal, asciende, crece,
acaba de nacer y nunca acaba,
cada día es nacer, un nacimiento
es cada amanecer y yo amanezco,
amanecemos todos, amanece
el sol cara de sol, Juan amanece
con su cara de Juan cara de todos,
puerta del ser, despiértame, amanece,
déjame ver el rostro de este día,
déjame ver el rostro de esta noche,
todo se comunica y transfigura,
arco de sangre, puente de latidos,
llévame al otro lado de esta noche,
adonde yo soy tú somos nosotros,
al reino de pronombres enlazados,
puerta del ser: abre tu ser, despierta,
aprende a ser también, labra tu cara,
trabaja tus facciones, ten un rostro
para mirar mi rostro y que te mire,
para mirar la vida hasta la muerte,
rostro de mar, de pan, de roca y fuente,
manantial que disuelve nuestros rostros
en el rostro sin nombre, el ser sin rostro,
indecible presencia de presencias...
quiero seguir, ir más allá, y no puedo:
se despeñó el instante en otro y otro,
dormí sueños de piedra que no sueña
y al cabo de los años como piedras
oí cantar mi sangre encarcelada,
con un rumor de luz el mar cantaba,
una a una cedían las murallas,
todas las puertas se desmoronaban
y el sol entraba a saco por mi frente,
despegaba mis párpados cerrados,
desprendía mi ser de su envoltura,
me arrancaba de mí, me separaba
de mi bruto dormir siglos de piedra
y su magia de espejos revivía
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre.
MÁS POEMAS DE JENNIFER GONZÁLEZ
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DELIRIO
Cada visible gota de perfección
Es percibida por el recorrido de las horas.
En mi ventana se asoma el viento: Me grita, lo escucho.
Discurriendo y navegando entre mis sueños huérfanos
He encontrado aquél pincel de ensueños,
Artista y protagonista de mi dicha.
Fuera de mi universo cabizbajo, las veteranas hojas
Cantan a un nuevo atardecer,
El destemplado sol ha cegado mis sentidos.
He permanecido cavilando,
Cruzando aquél verosímil umbral de mi conciencia.
Al percibir la muerte de la tarde
La penumbra de aquél recoveco se diluye
En los caminos entrecruzados que me guían
Hacia la tez del crepúsculo.
Mis taciturnos pensamientos recobran la solidez
Que amedrenta cada uno de mis yacimientos.
Una vez más, aquella impasible ventisca
Parecía espesar ese cosmos donde yacía mi ser
Rezagando mi propio reflejo.
Las furtivas miradas del pavimento
Se avientan contra el satén bidimensional
Y el crispado estruendo se ve manchado
Por la indiferencia del contexto en que me encuentro
Divagando entre posibilidad y posibilidad.
VOLAR
Quiero volar parafraseando las experiencias
mientras mis costillas se quebrantan al vibrar las horas;
mientras multitudes aclaman supervivencia
y las almohadas de esmeraldas paisajísticas
lucen castigadas por la vejez del otoño.
Volar descifrando la melodía de mi canción
y el líquido vital de las cuerdas atrapadas
en la fiebre de una guitarra,
conocer el álgebra del querer y enderezar el sendero
de la hiperbólica razón de mi ser.
Volar encontrando el atardecer oculto
mientras el mar se eleva y recorre en pleno vuelo mi pensar;
mientras la noche se pinta de colores carnavalescos y el día desaparece
sumergido en la voz del universo.
Volar con las alas de la imaginación,
pues ésta con sus sábanas de sueño, abrazan
hasta el más irónico de los sentimientos.
Volar, cuando el fuego desnudo de la sensatez invada mi interior,
con las manos atadas de libertad y mi pecho,
ahogado en el abismo de respiración
cuando la inercia del mundo deje de existir.
Volar sin sentir miedo de mí;
sin consolar los diurnos gritos de fascismo,
sin arrasar con los secretos de las aureolas,
sin escuchar los ríos al cantar su palpable ópera cristalina,
solo, volar...
Déjame ser yo y volar, no ver más angosto de lo que todo está,
escribir en las páginas mestizas de la historia,
cuando el cónyuge de fe embriaga los creyentes.
Ya déjame volar, déjame partir,
para viajar por los rincones de una frase
domando fieras y borrando anécdotas del sol,
retractándome de mis victorias y aceptando mis derrotas.
Déjame percibir el llanto de una rosa al llorar su desamor.
Mientras exista en la faz de la creación
tan solo una gota de amargura y desolación
¡¡Volaré muy alto!!
TILDANDO EL VIENTO
Cada desaire, cada beso gravitatorio
cual sumisa pasarela de notas hambrientas
caminan dirigidas hacia la tarde,
donde perplejos los sentidos
y el calor del movimiento, deliran el misterio
de la ortográfica historia recorrida.
Caucásico amanecer que humedece el desierto de la voz;
Perplejas las reflexiones del sol
equilibradas en la consonancia
del bullicioso silencio, que reprende el eco
de mis pensamientos, mientras el infierno abarrotado
se escabulle bajo mi puerta.
Ya no cobran vida los rostros fugitivos
de la existencia en el armario de mis secretos,
ni bailan los cuerpos envilecidos,
ni me asalta el encubrimiento del fervor,
ni los pasos de mi tumba os llamáis a la muerte.
El rocío ya no es cristal,
sino gotas desnudas que desmantelan
mis primaveras y que en la palma de la razón
me provocan anomalías distantes del sueño.
Pupilas corredizas de lumbres interrogativas
que agujeran las alas torrentes de la nada musical.
Picaportes mortales de los días de gloria
que sujetan las caídas del mar,
que con el lápiz de la consonancia dibujan las rosas
del despertar y el don del paisaje.
Tulipanes de huellas, Ventisca de aguas,
paz originaria de hilachas doradas fuera del cosmos
y Bellos rituales de ocio, caracterizan mi presente.
Sombras poetizas de exclamatoria sangre azul, con pétalos divinos
descienden de pleno vuelo y el nublado amanecer
oculta mil luceros.
Aquí, me encuentro, bailando con un ritmo transparente y sin fin,
de fugas líquidas, vitales, exquisitas....
Corrigiendo las hojas invernales de lluvia
que hicieron sudar mi calma
y gastar mi voz en estado de sublimidad,
tildando el viento he de vivir.
YA NO EXISTE TIEMPO
El tiempo no existe, se ha ido
como aquella sedienta gota resbalando por tu nombre,
como una abrasadora llamarada que destierra el espacio,
que destila las piedras de aquel río, dulce sueño palpitante,
cuyas raíces yacen donde amanece, en el estío de un jardín,
fragancia apacible de este cosmos, perla cristalina
con sabor a hiel.
Solo el tiempo, es incierto, iluso,
navío de corazones, cegador de tus nocturnos ojos y
de tu piel de seda, río que se desborda
y desemboca en la vereda desconocida,
cavitación confusa de inservibles cenizas
donde el alba no se muestra.
tan sólo un lazo de la tarde, eso eres, eso soy,
no hay más que tiempo,
trazo de los hilos de mi pensamiento,
donde escalo a tientas la soledad,
danzantes memorias saladas que estallan
a la luz de un desconocido roce,
encubierto bajo una vibrante voz
y la silueta de tus dedos
y un cielo calcinado dibujando tu flamante boca.
Tiempo, verosímil umbral desmantelado
a los pies de un oscuro túnel,
caminos incesantes hacia el destino,
donde el sol riega su aroma por doquier,
disputa prisionera que nos lacera en el celeste atardecer.
Amulatado humo quemante
que deja tus huellas en mi camino,
amor que sangra a herida abierta,
lluvia que resbala por el marco del dolor,
esto somos, el reflejo del tiempo,
insistencia a la lentitud,
la maleza que crece oliendo el agua,
la greda donde no rompen las olas,
Seres encadenados e hijos de un volcán de amores y sinsabores.
tiempo, susurro de los labios de una flor,
del llanto del cielo,
otoño retornante que une al nunca con el siempre,
cuyo errante matiz se asemeja al aroma de un olivo,
barcarola de notas blancas cuya mirada desborda rosas
y brinda la furia de mis ardientes quemaduras,
veterano vino agridulce de silencio sumergido en mi garganta,
ligereza del aire fragante que trepa hacia lo lejos,
eso soy, eso eres.
Eso somos,
indócil caldo del tiempo,
servidos en el bufé de la ternura,
racimo del destino, acosados por el bailotear de las horas,
tomar una gota de aquél vaso de vida,
para dejar vestigios carentes de desdén
y destruir los sueños existentes
en el ala de nuestras palabras
ya no existe tiempo para percibir el alba una vez más,
ya no existe tiempo…
OSCURIDAD
Oscuridad de ensimismada calumnia
y llanto de consolas aupadoras
intimidan el brillo del recoveco hastiado de diafanidad
y traumatizan mis límpidas aureolas
como fotografías de pisoteados recuerdos
Mientras los cuervos omisos penetran mi espacio
invadiendo la paz de mis horas;
ya mis minutos son un calvario.
Oscuridad, cuando el reloj apunta las 11:13,
cada hora es una sombra,
cada sombra un recuerdo,
cada recuerdo una alucinación,
cada alucinación es una locura,
inmunda locura,
locura perversa de miles de sombras.
Ponderada oscuridad
que recae del cielo nublado,
se apoya en las gotas de lluvia
que resbalan hacia el negro vacío,
no sólo oscura he de vivir.
¿Preguntas sobre mí?
Heme aquí bailando en la fusión lóbrega
de mis cóleras, la razón de mis inefables prestigios.
Cada celo, cada envidia,
cada egoísmo es oscuro,
mi propia identidad.
Absurda oscuridad de mi absurda imaginación,
luz de sombras entran en olvido
y mis páginas en blanco esperan ser escritas
por mi sombría historia.
PISANDO MI SOMBRA
La sombra de lo que fui, dulce agonía que destierra mi camino,
silencioso llanto que me ahoga y se dibuja tras de mí,
secuelas de sigiloso anhelo me alejan de la realidad.
veraz furia encadenada a mis pasos, que me escolta al caminar,
pisando mi sombra.
Jugando con las comisuras de mis sueños
al partir el atardecer, escapándose tras el desengaño
de un incierto mañana, me hallo corroída en los minutos
que ahora son un fragmento de mí, desfilando por mis venas.
Pisando mi sombra, entretanto aquellas auroras se fragmentan
Al ver las siluetas de mi rastro, danzando dentro del ritmo oral
Que desprende mi sendero, y ráfagas de soplo incitan mis sentidos,
Mientras el sol acaricia las vías de mis filamentos,
y las delirantes garras de la oda marchita,
bloquean las alas del silencio, y la nada florece hacia mí.
Navegando entre segundo y segundo,
mi noción no es más que mi propia sombra,
Cargada de arduas pisadas de desesperación,
Que culpan a la greda que me guía hacia el estrellado cosmos,
Difuminado sobre el espesor del tiempo.
Mis latidos caen por un instante, mas luego
recobran nueva postura en el vaivén de mis atadas emociones.
Diminutas partículas cenicientas, se elevan ante el impacto
De mi organismo en movimiento, percibo miradas,
las miradas grisáceas de mi sombra, ortodoxa,
manchada por la ira de mis pies al contacto con el pavimento.
UN QUIZÁS Y DESPUÉS CALLO
Espero con ansias sujetar los recuerdos
que bombardeaban mis mañanas
y escuchar la melódica insistencia del viento
al ver que lo ignoro.
Mientras ando por los valles
descubriendo los colores sumisos del agua,
cincelando palabras y mirando a través de los ojos del rocío,
callando, admirando aquella esférica puesta del sol,
cual indecisa manta vociferante de almas desoladas,
bordadas con hilos de arena, que en júbilo acarician
hasta el más retenido de los rincones en vela.
Quizás vuelva a sentir el cielo destilado, con nubes
a los pies del atardecer,
cuando la incertidumbre acosa
el transparente vuelo de las rosas
y se perciben las palabras de un suspiro
susurrando gotas de sed.
Mis ojos, nublados de existencia,
galopan al encuentro de aquella voz,
que ensordece al oído que la escucha
como mordisco de fantasiosa calamidad.
Al montarse en aquél tren de ensueño
y viajar hacia el fin de las horas, buscando el puerto
donde los sueños han sido prestados,
se pierden los sentidos
y la llegada podría no esperarse.
Silenciosamente, persigo el tacto codiciado
de amnesias estridentes,
que dormidos en un grito de lluvia han invadido la realidad,
y sueltan las corrientes del aquél multiforme río solitario
lleno de nada, solo nada,
nada más que trásfugas de delirio,
evocantes de la noche, aquélla noche
donde el sol se encuentra oculto
y la luna luce su galardonado estruendo,
enfureciendo la primavera,
cual mujer hermosa vestida de flores. Amanece...
Amanece y las esperanzas de un nuevo sueño cobran vuelo
y recorren aquel paisaje vislumbrado en mi ventana,
un sueño no es, pues ya he despertado
y el silencio se encuentra sentado junto a mí,
arropando el dolor de la conciencia,
al despertarme de este vaivén rotundo
donde la ceguera te invade dibujando el día frente a ti.
Sólo me acompaña un quizás
y después callo.
A LA ESPERA
Es gris, me refiero al matiz de la tarde
que hoy se sienta a mi lado.
Arroja su llanto pero,
Sin tener yo la culpa,
¿Quién podrá calmar al cielo?
Es de ensueños flamantes,
frutos vedados del agua franca que corre por el caudal,
tan fresco, tan rápido...
días agudos de eterna juventud,
de júbilo infernal que se enreda
tras la montaña cubierta de niebla,
que se torna ante un cielo tan celeste
como el infinito secreto que guardan tus ojos....
Noches veteranas de soledad insaciable,
de turbios pensamientos,
que resbalan por mi tez como ángeles por entre las nubes gozosas,
que vuelan ávidas como sin importancia alguna....
Mirando a la oscuridad, de una luz prendida.
Queriendo encontrarme sin tener respuesta.
Dolorida, sin sentimientos,
sin pensamientos, sin querer vivir...
Apenas suspirando para ello.
Pensativa sin ideas, indagándome
Y no lo consigo.
Angustia, y corro, corro sin respuesta...
Me detengo.
Todo está en silencio, he regresado y rueda de mi mejilla
Una gota clara de una angustia vana.
recuerdos infelices de niñez muda
que se escapa en un hálito de vida, en un coqueto
murmuro de letras negras en un fondo falto de color,
de gracia, de gratas palabras...
días festivos de sonrisas burlonas,
tras la acción de un ente frívolo
caminando en la tempestad del día,
sin más entidad que su sombra,
sin más vida que la propia,
sin más ser que al que mira al cielo.
INFINITO
Desmantelados vestigios,
desnudas páginas de espontaneidad,
tiernos episodios,
hastío de lo inmediato,
chubascos de imaginación,
mi amor ha sido un terreno baldío.
Usurpadores de piedad, la confusión es polvo, no más que polvo.
Los zapatos que han dejado las huellas del recuerdo caminan en mis pies.
Talvez aquél sentimiento aún existe,
aquél sentimiento vagabundo de vivencias de aquel día
cuando el saxo amoroso del destino tocó las notas de mi futuro,
Mi futuro incierto.
Frente a mí, las palomas evocan su bolero romántico.
Los dedos mágicos de la soledad
acarician mis pensamientos.
Ensimismados movimientos de mi ser.
Sombras tristes han perdido su grisáceo parecer.
Rostros de alegría han burlado mi presencia
y tu ausencia es lo único que me acompaña.
Pensando en ti en una noche transparente.
Tan sólo hay luna, estrellas, mares y desiertos
todos llenos de ti. Tú, resonante en el esqueleto de mi asfixia amorosa
donde mis huesos se han quebrado
y donde tus frases me asesinan
y culminan lo nunca empezado.
Proyectiles de mis inocencias culpables...
Que tachan mis honores
que olfatean mi espíritu buscando rastros de ti
que dibujan mi quicio
que resuenan en el eco de no volverte a ver.
¡Quiero verte otra vez!
Espejismos, son el reflejo de aquél día cuando habitaste en mí
y así de sencillo dan un mazazo en el ayer
y el pasado atornilla mi existir.
Tus besos he de borrar y mi otro yo ya no existe.
El peso del vacío, infinito... Infinito.
¡No otra vez! marchitos, socavando en lo real,
sin rumbo, solos en su propio andén de sueños
mientras brota sangre sólida del triste amanecer que se acerca
y han de partir, inútiles recuerdos infinitos...
ERES…
Eres magnolia desatada en las llamas,
sutil es tu belleza comparada
con las magnéticas olas del mar,
que envuelven en su espuma,
hasta la más olvidada de las quimeras.
oh silencio sellado con acosado desaire,
claustro efervescente sediento de frío,
clandestina noche que acomete
y es ahora murmullo de primavera,
restregando su belleza en las manos del rocío,
joya quejumbrosa de la brisa que ciñe el cristal de una rosa.
Consumido desierto, de ilusorio reverbero,
son tus pasos en la sombra,
y tus palabras transparentes sellan el pacto
del salobre soneto intacto, pleno y oscuro.
Nocturna capa que embellece tus ojos,
tempestad deliciosa que recorre el umbral de tu presencia,
espeso clavel de miel amarga en las sombras,
pobladas de fuego.
Mar de huellas, eres, nublado occidente diminuto
en los remos de mi cuerpo,
fino mandil bañado en sol, lago que sustenta mis lágrimas,
nada más que una centella en el crepúsculo.
La mañana desmantela su cuerpo ante la presencia de la noche,
dejando al descubierto su semblante, y tú,
perforado aroma que rodea mi sutil grafía,
desentrañas en un bolero la gema de la aurora
que baila a su encuentro con la gloria.
Alondras de encrespada angustia,
se incorporan en las puertas transitorias
del eco que desprende tu mirada, aupadora, hostil,
como cada ilustre gota de fragancia.
VERDAD A MEDIAS
Tus palabras, nublado cielo
Que cierra los ojos sobre mí, ciego horizonte, calumniado
E irrevocablemente borrascoso que ilustra
las páginas manchadas de mi ayer,
indagando en aquél rincón.
Verdad a medias, bolero sarcástico, poema ilustre
De vocablos infinitivos, sonido estridente
Que se asfixia en mi exterior.
Verdad, ciénaga de abarrotadas madrugadas,
Discurriendo un viejo marco de mis lapsos.
A medias, espera sin tiempo,
delicado desliz, dulce sinsabor que transita por las vías
de mi torso, atravesando mis huesos, calcinados
por el reconcomio que me origina tú reflejo,
vislumbrado en las ventanas del oxidado tren
de mis memorias lila.
Suspiro…
…Mitad y mitad. ¿Verdad a medias,
O media mentira?
Llamarada encadenada a mi ser, que envuelve en tela
Frustrados sueños, al compás con la inmersión
En mi propio mar de retiro, aguardando
Por el rápido ir de las horas que adornan mi reloj.
Gotas de sal desbordando mi alma,
rodando cuesta abajo por el umbral de mis mejillas
como cristalinas perlas despobladas
De calor, de verdad. Caricias infinitas
de los dedos de la soledad, soslayada mirada atrapada
en mi fetal postura, contra mil y un barrotes de concreto.
PASOS
Por el acantilado
Donde el mar es siempre
El que enfurece su espíritu.
En ese acantilado
Donde los anillos de la bruma
Hacen blandas las rocas,
Muy cerca, ni las tejas
De la espuma, ni las
Alas de las grullas,
Ni las voces del boquerón,
Nada hace detener.
pasos, hacia el vacío rocoso,
Nada detiene, ni aquellas
Voces celestiales, ni tus alas, ni las mías,
Ni el sueño frágil que guarda
Tu ilusión, ni el sol de verano,
Nada retiene,
Eran los inmortales
puños Los que golpeaban huellas,
Provenientes de unos pasos
Las huellas que desvían
Cual tren al sur.
En esta oscura noche del alma,
cuando la tormenta copiosa
baña el bosque de los sueños;
(llueve afuera, llueve adentro).
Mi mente está nublada,
mis recuerdos apagados,
mi espíritu dormido,
mi corazón cansado.
Sublime caparazón canónico situado en el trayecto
De la negrura de aquél cobijo,
Acentuado en el delirio de mis pasos, secos,
Sedientos, cubiertos de hiedra,
Dibujando castillos en la arena.
La lluvia arrastra memorias vacías,
Tejidas de aureolas, empapadas de sed,
rebosantes de asonados virtigios,
intuitivos de cada nota, que petrifican
cada connotado atardecer ahogado en voces.
TE VI AYER
Te vi ayer oh ilustre recuerdo
Que palpabas los latidos de mi corazón,
Que aupabas lo inaupable y me tornabas en un litigio.
¡Subordinado reflejo de mi ser!
¿Cómo habré de deshacerme de mis ansias,
De mis pesares?
Y callo mis indulgencias,
Y siento arduas llagas como volcanes internos,
Y olvido que eres irreal.
Conmigo has caminado y dejas desterradas
Aquellas sinfonías, garrafales sinfonías
De mi infancia.
Te vi ayer, gran marinero de sueños,
Artista de fantasías, irreverente ante la gloria,
Ante lo hermoso de un mañana.
Te vi ayer, proyectando en mi recóndito ser,
Lo dócil de un nuevo amanecer.
SINFONÍAS DE UN ADIÓS
Una de mis perlas cristalinas
se deslizaba cuesta abajo
por el umbral de mi mejilla.
Mi arisco sentimiento de martirios incesantes
ha brotado de mi recoveco ilícito,
martillante, la culpa, mi falsedad.
Ímprobas mis ganas de continuar.
Gestos incandescentes me han delatado,
ésta es la verdad de mis mentiras.
El remordimiento sobrepesa
como migrañas de pensamientos,
de inmemorables gotas de adiós,
éste ha sido mi final.
He permanecido en el inverosímil cosmos,
más allá de lo inimaginable,
con un funeral de sin sabores.
He percibido la magia de los rayos cristalinos del sol,
a mitad de la aurora:
inocente, resplandeciente y solitaria.
He batallado contra arpías inmunes,
Crepúsculos vagabundos y recuerdos llenos de ocio.
Mas siento un vacío,
como si el precipicio dentro de mi empezara a desbordarse.
Empiezo a extrañar mi infortunado parecer.
El reloj me persuade desvergonzadamente ¡las horas se evaporan!
Tan solo queda cosechar mis propias cizañas.
Pues lo último que he de hacer
es admirar aquella luminiscente puesta del sol
que llora su partida, hasta la próxima vez,
cuando haya tan solo una pizca de esperanza.
SILENTE VOZ
Admiro lo pulcro de una rosa,
la exquisitez de una canción,
mas he optado por descifrar lo indescifrable.
el color del satén del mar
más allá de lo visible,
me guía por los rieles del mundo
y el trauma a través de los días afligidos.
Silente voz que deja huellas sobre mí,
Aliento de vehementes sueños, que acompañan
A caer cada majestuoso amanecer,
Envolviéndote, envolviéndonos en oscura seda.
la tristeza de las rocas
me desvanece en el telón de cada amanecer,
donde lo irreal destejido de fe,
me sumerge en un mar de desazón.
Silente voz, que disuelve mis diluvios
Con soberbios versos alentadores
que otorgan puntos a mi favor
y me llenan de vida,
que desmantelan mi verdadero yo,
Y me hacen descubrir cada diminuto color del cielo,
solitaria, mientras el velo de la noche cubre de luto la ciudad
y el pincel de mis esperanzas dibuja las estrellas
que lucen inútiles, sin compañía alguna.
Recuerdos navegantes del viento,
soñoliento el velo de las quimeras, que suscitan
Los valles llenos de palabras, envejecientes junto al reloj
De la repisa postrada detrás de mí.
DELIRIO
Cada visible gota de perfección
Es percibida por el recorrido de las horas.
En mi ventana se asoma el viento: Me grita, lo escucho.
Discurriendo y navegando entre mis sueños huérfanos
He encontrado aquél pincel de ensueños,
Artista y protagonista de mi dicha.
Fuera de mi universo cabizbajo, las veteranas hojas
Cantan a un nuevo atardecer,
El destemplado sol ha cegado mis sentidos.
He permanecido cavilando,
Cruzando aquél verosímil umbral de mi conciencia.
Al percibir la muerte de la tarde
La penumbra de aquél recoveco se diluye
En los caminos entrecruzados que me guían
Hacia la tez del crepúsculo.
Mis taciturnos pensamientos recobran la solidez
Que amedrenta cada uno de mis yacimientos.
Una vez más, aquella impasible ventisca
Parecía espesar ese cosmos donde yacía mi ser
Rezagando mi propio reflejo.
Las furtivas miradas del pavimento
Se avientan contra el satén bidimensional
Y el crispado estruendo se ve manchado
Por la indiferencia del contexto en que me encuentro
Divagando entre posibilidad y posibilidad.
VOLAR
Quiero volar parafraseando las experiencias
mientras mis costillas se quebrantan al vibrar las horas;
mientras multitudes aclaman supervivencia
y las almohadas de esmeraldas paisajísticas
lucen castigadas por la vejez del otoño.
Volar descifrando la melodía de mi canción
y el líquido vital de las cuerdas atrapadas
en la fiebre de una guitarra,
conocer el álgebra del querer y enderezar el sendero
de la hiperbólica razón de mi ser.
Volar encontrando el atardecer oculto
mientras el mar se eleva y recorre en pleno vuelo mi pensar;
mientras la noche se pinta de colores carnavalescos y el día desaparece
sumergido en la voz del universo.
Volar con las alas de la imaginación,
pues ésta con sus sábanas de sueño, abrazan
hasta el más irónico de los sentimientos.
Volar, cuando el fuego desnudo de la sensatez invada mi interior,
con las manos atadas de libertad y mi pecho,
ahogado en el abismo de respiración
cuando la inercia del mundo deje de existir.
Volar sin sentir miedo de mí;
sin consolar los diurnos gritos de fascismo,
sin arrasar con los secretos de las aureolas,
sin escuchar los ríos al cantar su palpable ópera cristalina,
solo, volar...
Déjame ser yo y volar, no ver más angosto de lo que todo está,
escribir en las páginas mestizas de la historia,
cuando el cónyuge de fe embriaga los creyentes.
Ya déjame volar, déjame partir,
para viajar por los rincones de una frase
domando fieras y borrando anécdotas del sol,
retractándome de mis victorias y aceptando mis derrotas.
Déjame percibir el llanto de una rosa al llorar su desamor.
Mientras exista en la faz de la creación
tan solo una gota de amargura y desolación
¡¡Volaré muy alto!!
TILDANDO EL VIENTO
Cada desaire, cada beso gravitatorio
cual sumisa pasarela de notas hambrientas
caminan dirigidas hacia la tarde,
donde perplejos los sentidos
y el calor del movimiento, deliran el misterio
de la ortográfica historia recorrida.
Caucásico amanecer que humedece el desierto de la voz;
Perplejas las reflexiones del sol
equilibradas en la consonancia
del bullicioso silencio, que reprende el eco
de mis pensamientos, mientras el infierno abarrotado
se escabulle bajo mi puerta.
Ya no cobran vida los rostros fugitivos
de la existencia en el armario de mis secretos,
ni bailan los cuerpos envilecidos,
ni me asalta el encubrimiento del fervor,
ni los pasos de mi tumba os llamáis a la muerte.
El rocío ya no es cristal,
sino gotas desnudas que desmantelan
mis primaveras y que en la palma de la razón
me provocan anomalías distantes del sueño.
Pupilas corredizas de lumbres interrogativas
que agujeran las alas torrentes de la nada musical.
Picaportes mortales de los días de gloria
que sujetan las caídas del mar,
que con el lápiz de la consonancia dibujan las rosas
del despertar y el don del paisaje.
Tulipanes de huellas, Ventisca de aguas,
paz originaria de hilachas doradas fuera del cosmos
y Bellos rituales de ocio, caracterizan mi presente.
Sombras poetizas de exclamatoria sangre azul, con pétalos divinos
descienden de pleno vuelo y el nublado amanecer
oculta mil luceros.
Aquí, me encuentro, bailando con un ritmo transparente y sin fin,
de fugas líquidas, vitales, exquisitas....
Corrigiendo las hojas invernales de lluvia
que hicieron sudar mi calma
y gastar mi voz en estado de sublimidad,
tildando el viento he de vivir.
YA NO EXISTE TIEMPO
El tiempo no existe, se ha ido
como aquella sedienta gota resbalando por tu nombre,
como una abrasadora llamarada que destierra el espacio,
que destila las piedras de aquel río, dulce sueño palpitante,
cuyas raíces yacen donde amanece, en el estío de un jardín,
fragancia apacible de este cosmos, perla cristalina
con sabor a hiel.
Solo el tiempo, es incierto, iluso,
navío de corazones, cegador de tus nocturnos ojos y
de tu piel de seda, río que se desborda
y desemboca en la vereda desconocida,
cavitación confusa de inservibles cenizas
donde el alba no se muestra.
tan sólo un lazo de la tarde, eso eres, eso soy,
no hay más que tiempo,
trazo de los hilos de mi pensamiento,
donde escalo a tientas la soledad,
danzantes memorias saladas que estallan
a la luz de un desconocido roce,
encubierto bajo una vibrante voz
y la silueta de tus dedos
y un cielo calcinado dibujando tu flamante boca.
Tiempo, verosímil umbral desmantelado
a los pies de un oscuro túnel,
caminos incesantes hacia el destino,
donde el sol riega su aroma por doquier,
disputa prisionera que nos lacera en el celeste atardecer.
Amulatado humo quemante
que deja tus huellas en mi camino,
amor que sangra a herida abierta,
lluvia que resbala por el marco del dolor,
esto somos, el reflejo del tiempo,
insistencia a la lentitud,
la maleza que crece oliendo el agua,
la greda donde no rompen las olas,
Seres encadenados e hijos de un volcán de amores y sinsabores.
tiempo, susurro de los labios de una flor,
del llanto del cielo,
otoño retornante que une al nunca con el siempre,
cuyo errante matiz se asemeja al aroma de un olivo,
barcarola de notas blancas cuya mirada desborda rosas
y brinda la furia de mis ardientes quemaduras,
veterano vino agridulce de silencio sumergido en mi garganta,
ligereza del aire fragante que trepa hacia lo lejos,
eso soy, eso eres.
Eso somos,
indócil caldo del tiempo,
servidos en el bufé de la ternura,
racimo del destino, acosados por el bailotear de las horas,
tomar una gota de aquél vaso de vida,
para dejar vestigios carentes de desdén
y destruir los sueños existentes
en el ala de nuestras palabras
ya no existe tiempo para percibir el alba una vez más,
ya no existe tiempo…
OSCURIDAD
Oscuridad de ensimismada calumnia
y llanto de consolas aupadoras
intimidan el brillo del recoveco hastiado de diafanidad
y traumatizan mis límpidas aureolas
como fotografías de pisoteados recuerdos
Mientras los cuervos omisos penetran mi espacio
invadiendo la paz de mis horas;
ya mis minutos son un calvario.
Oscuridad, cuando el reloj apunta las 11:13,
cada hora es una sombra,
cada sombra un recuerdo,
cada recuerdo una alucinación,
cada alucinación es una locura,
inmunda locura,
locura perversa de miles de sombras.
Ponderada oscuridad
que recae del cielo nublado,
se apoya en las gotas de lluvia
que resbalan hacia el negro vacío,
no sólo oscura he de vivir.
¿Preguntas sobre mí?
Heme aquí bailando en la fusión lóbrega
de mis cóleras, la razón de mis inefables prestigios.
Cada celo, cada envidia,
cada egoísmo es oscuro,
mi propia identidad.
Absurda oscuridad de mi absurda imaginación,
luz de sombras entran en olvido
y mis páginas en blanco esperan ser escritas
por mi sombría historia.
PISANDO MI SOMBRA
La sombra de lo que fui, dulce agonía que destierra mi camino,
silencioso llanto que me ahoga y se dibuja tras de mí,
secuelas de sigiloso anhelo me alejan de la realidad.
veraz furia encadenada a mis pasos, que me escolta al caminar,
pisando mi sombra.
Jugando con las comisuras de mis sueños
al partir el atardecer, escapándose tras el desengaño
de un incierto mañana, me hallo corroída en los minutos
que ahora son un fragmento de mí, desfilando por mis venas.
Pisando mi sombra, entretanto aquellas auroras se fragmentan
Al ver las siluetas de mi rastro, danzando dentro del ritmo oral
Que desprende mi sendero, y ráfagas de soplo incitan mis sentidos,
Mientras el sol acaricia las vías de mis filamentos,
y las delirantes garras de la oda marchita,
bloquean las alas del silencio, y la nada florece hacia mí.
Navegando entre segundo y segundo,
mi noción no es más que mi propia sombra,
Cargada de arduas pisadas de desesperación,
Que culpan a la greda que me guía hacia el estrellado cosmos,
Difuminado sobre el espesor del tiempo.
Mis latidos caen por un instante, mas luego
recobran nueva postura en el vaivén de mis atadas emociones.
Diminutas partículas cenicientas, se elevan ante el impacto
De mi organismo en movimiento, percibo miradas,
las miradas grisáceas de mi sombra, ortodoxa,
manchada por la ira de mis pies al contacto con el pavimento.
UN QUIZÁS Y DESPUÉS CALLO
Espero con ansias sujetar los recuerdos
que bombardeaban mis mañanas
y escuchar la melódica insistencia del viento
al ver que lo ignoro.
Mientras ando por los valles
descubriendo los colores sumisos del agua,
cincelando palabras y mirando a través de los ojos del rocío,
callando, admirando aquella esférica puesta del sol,
cual indecisa manta vociferante de almas desoladas,
bordadas con hilos de arena, que en júbilo acarician
hasta el más retenido de los rincones en vela.
Quizás vuelva a sentir el cielo destilado, con nubes
a los pies del atardecer,
cuando la incertidumbre acosa
el transparente vuelo de las rosas
y se perciben las palabras de un suspiro
susurrando gotas de sed.
Mis ojos, nublados de existencia,
galopan al encuentro de aquella voz,
que ensordece al oído que la escucha
como mordisco de fantasiosa calamidad.
Al montarse en aquél tren de ensueño
y viajar hacia el fin de las horas, buscando el puerto
donde los sueños han sido prestados,
se pierden los sentidos
y la llegada podría no esperarse.
Silenciosamente, persigo el tacto codiciado
de amnesias estridentes,
que dormidos en un grito de lluvia han invadido la realidad,
y sueltan las corrientes del aquél multiforme río solitario
lleno de nada, solo nada,
nada más que trásfugas de delirio,
evocantes de la noche, aquélla noche
donde el sol se encuentra oculto
y la luna luce su galardonado estruendo,
enfureciendo la primavera,
cual mujer hermosa vestida de flores. Amanece...
Amanece y las esperanzas de un nuevo sueño cobran vuelo
y recorren aquel paisaje vislumbrado en mi ventana,
un sueño no es, pues ya he despertado
y el silencio se encuentra sentado junto a mí,
arropando el dolor de la conciencia,
al despertarme de este vaivén rotundo
donde la ceguera te invade dibujando el día frente a ti.
Sólo me acompaña un quizás
y después callo.
A LA ESPERA
Es gris, me refiero al matiz de la tarde
que hoy se sienta a mi lado.
Arroja su llanto pero,
Sin tener yo la culpa,
¿Quién podrá calmar al cielo?
Es de ensueños flamantes,
frutos vedados del agua franca que corre por el caudal,
tan fresco, tan rápido...
días agudos de eterna juventud,
de júbilo infernal que se enreda
tras la montaña cubierta de niebla,
que se torna ante un cielo tan celeste
como el infinito secreto que guardan tus ojos....
Noches veteranas de soledad insaciable,
de turbios pensamientos,
que resbalan por mi tez como ángeles por entre las nubes gozosas,
que vuelan ávidas como sin importancia alguna....
Mirando a la oscuridad, de una luz prendida.
Queriendo encontrarme sin tener respuesta.
Dolorida, sin sentimientos,
sin pensamientos, sin querer vivir...
Apenas suspirando para ello.
Pensativa sin ideas, indagándome
Y no lo consigo.
Angustia, y corro, corro sin respuesta...
Me detengo.
Todo está en silencio, he regresado y rueda de mi mejilla
Una gota clara de una angustia vana.
recuerdos infelices de niñez muda
que se escapa en un hálito de vida, en un coqueto
murmuro de letras negras en un fondo falto de color,
de gracia, de gratas palabras...
días festivos de sonrisas burlonas,
tras la acción de un ente frívolo
caminando en la tempestad del día,
sin más entidad que su sombra,
sin más vida que la propia,
sin más ser que al que mira al cielo.
INFINITO
Desmantelados vestigios,
desnudas páginas de espontaneidad,
tiernos episodios,
hastío de lo inmediato,
chubascos de imaginación,
mi amor ha sido un terreno baldío.
Usurpadores de piedad, la confusión es polvo, no más que polvo.
Los zapatos que han dejado las huellas del recuerdo caminan en mis pies.
Talvez aquél sentimiento aún existe,
aquél sentimiento vagabundo de vivencias de aquel día
cuando el saxo amoroso del destino tocó las notas de mi futuro,
Mi futuro incierto.
Frente a mí, las palomas evocan su bolero romántico.
Los dedos mágicos de la soledad
acarician mis pensamientos.
Ensimismados movimientos de mi ser.
Sombras tristes han perdido su grisáceo parecer.
Rostros de alegría han burlado mi presencia
y tu ausencia es lo único que me acompaña.
Pensando en ti en una noche transparente.
Tan sólo hay luna, estrellas, mares y desiertos
todos llenos de ti. Tú, resonante en el esqueleto de mi asfixia amorosa
donde mis huesos se han quebrado
y donde tus frases me asesinan
y culminan lo nunca empezado.
Proyectiles de mis inocencias culpables...
Que tachan mis honores
que olfatean mi espíritu buscando rastros de ti
que dibujan mi quicio
que resuenan en el eco de no volverte a ver.
¡Quiero verte otra vez!
Espejismos, son el reflejo de aquél día cuando habitaste en mí
y así de sencillo dan un mazazo en el ayer
y el pasado atornilla mi existir.
Tus besos he de borrar y mi otro yo ya no existe.
El peso del vacío, infinito... Infinito.
¡No otra vez! marchitos, socavando en lo real,
sin rumbo, solos en su propio andén de sueños
mientras brota sangre sólida del triste amanecer que se acerca
y han de partir, inútiles recuerdos infinitos...
ERES…
Eres magnolia desatada en las llamas,
sutil es tu belleza comparada
con las magnéticas olas del mar,
que envuelven en su espuma,
hasta la más olvidada de las quimeras.
oh silencio sellado con acosado desaire,
claustro efervescente sediento de frío,
clandestina noche que acomete
y es ahora murmullo de primavera,
restregando su belleza en las manos del rocío,
joya quejumbrosa de la brisa que ciñe el cristal de una rosa.
Consumido desierto, de ilusorio reverbero,
son tus pasos en la sombra,
y tus palabras transparentes sellan el pacto
del salobre soneto intacto, pleno y oscuro.
Nocturna capa que embellece tus ojos,
tempestad deliciosa que recorre el umbral de tu presencia,
espeso clavel de miel amarga en las sombras,
pobladas de fuego.
Mar de huellas, eres, nublado occidente diminuto
en los remos de mi cuerpo,
fino mandil bañado en sol, lago que sustenta mis lágrimas,
nada más que una centella en el crepúsculo.
La mañana desmantela su cuerpo ante la presencia de la noche,
dejando al descubierto su semblante, y tú,
perforado aroma que rodea mi sutil grafía,
desentrañas en un bolero la gema de la aurora
que baila a su encuentro con la gloria.
Alondras de encrespada angustia,
se incorporan en las puertas transitorias
del eco que desprende tu mirada, aupadora, hostil,
como cada ilustre gota de fragancia.
VERDAD A MEDIAS
Tus palabras, nublado cielo
Que cierra los ojos sobre mí, ciego horizonte, calumniado
E irrevocablemente borrascoso que ilustra
las páginas manchadas de mi ayer,
indagando en aquél rincón.
Verdad a medias, bolero sarcástico, poema ilustre
De vocablos infinitivos, sonido estridente
Que se asfixia en mi exterior.
Verdad, ciénaga de abarrotadas madrugadas,
Discurriendo un viejo marco de mis lapsos.
A medias, espera sin tiempo,
delicado desliz, dulce sinsabor que transita por las vías
de mi torso, atravesando mis huesos, calcinados
por el reconcomio que me origina tú reflejo,
vislumbrado en las ventanas del oxidado tren
de mis memorias lila.
Suspiro…
…Mitad y mitad. ¿Verdad a medias,
O media mentira?
Llamarada encadenada a mi ser, que envuelve en tela
Frustrados sueños, al compás con la inmersión
En mi propio mar de retiro, aguardando
Por el rápido ir de las horas que adornan mi reloj.
Gotas de sal desbordando mi alma,
rodando cuesta abajo por el umbral de mis mejillas
como cristalinas perlas despobladas
De calor, de verdad. Caricias infinitas
de los dedos de la soledad, soslayada mirada atrapada
en mi fetal postura, contra mil y un barrotes de concreto.
PASOS
Por el acantilado
Donde el mar es siempre
El que enfurece su espíritu.
En ese acantilado
Donde los anillos de la bruma
Hacen blandas las rocas,
Muy cerca, ni las tejas
De la espuma, ni las
Alas de las grullas,
Ni las voces del boquerón,
Nada hace detener.
pasos, hacia el vacío rocoso,
Nada detiene, ni aquellas
Voces celestiales, ni tus alas, ni las mías,
Ni el sueño frágil que guarda
Tu ilusión, ni el sol de verano,
Nada retiene,
Eran los inmortales
puños Los que golpeaban huellas,
Provenientes de unos pasos
Las huellas que desvían
Cual tren al sur.
En esta oscura noche del alma,
cuando la tormenta copiosa
baña el bosque de los sueños;
(llueve afuera, llueve adentro).
Mi mente está nublada,
mis recuerdos apagados,
mi espíritu dormido,
mi corazón cansado.
Sublime caparazón canónico situado en el trayecto
De la negrura de aquél cobijo,
Acentuado en el delirio de mis pasos, secos,
Sedientos, cubiertos de hiedra,
Dibujando castillos en la arena.
La lluvia arrastra memorias vacías,
Tejidas de aureolas, empapadas de sed,
rebosantes de asonados virtigios,
intuitivos de cada nota, que petrifican
cada connotado atardecer ahogado en voces.
TE VI AYER
Te vi ayer oh ilustre recuerdo
Que palpabas los latidos de mi corazón,
Que aupabas lo inaupable y me tornabas en un litigio.
¡Subordinado reflejo de mi ser!
¿Cómo habré de deshacerme de mis ansias,
De mis pesares?
Y callo mis indulgencias,
Y siento arduas llagas como volcanes internos,
Y olvido que eres irreal.
Conmigo has caminado y dejas desterradas
Aquellas sinfonías, garrafales sinfonías
De mi infancia.
Te vi ayer, gran marinero de sueños,
Artista de fantasías, irreverente ante la gloria,
Ante lo hermoso de un mañana.
Te vi ayer, proyectando en mi recóndito ser,
Lo dócil de un nuevo amanecer.
SINFONÍAS DE UN ADIÓS
Una de mis perlas cristalinas
se deslizaba cuesta abajo
por el umbral de mi mejilla.
Mi arisco sentimiento de martirios incesantes
ha brotado de mi recoveco ilícito,
martillante, la culpa, mi falsedad.
Ímprobas mis ganas de continuar.
Gestos incandescentes me han delatado,
ésta es la verdad de mis mentiras.
El remordimiento sobrepesa
como migrañas de pensamientos,
de inmemorables gotas de adiós,
éste ha sido mi final.
He permanecido en el inverosímil cosmos,
más allá de lo inimaginable,
con un funeral de sin sabores.
He percibido la magia de los rayos cristalinos del sol,
a mitad de la aurora:
inocente, resplandeciente y solitaria.
He batallado contra arpías inmunes,
Crepúsculos vagabundos y recuerdos llenos de ocio.
Mas siento un vacío,
como si el precipicio dentro de mi empezara a desbordarse.
Empiezo a extrañar mi infortunado parecer.
El reloj me persuade desvergonzadamente ¡las horas se evaporan!
Tan solo queda cosechar mis propias cizañas.
Pues lo último que he de hacer
es admirar aquella luminiscente puesta del sol
que llora su partida, hasta la próxima vez,
cuando haya tan solo una pizca de esperanza.
SILENTE VOZ
Admiro lo pulcro de una rosa,
la exquisitez de una canción,
mas he optado por descifrar lo indescifrable.
el color del satén del mar
más allá de lo visible,
me guía por los rieles del mundo
y el trauma a través de los días afligidos.
Silente voz que deja huellas sobre mí,
Aliento de vehementes sueños, que acompañan
A caer cada majestuoso amanecer,
Envolviéndote, envolviéndonos en oscura seda.
la tristeza de las rocas
me desvanece en el telón de cada amanecer,
donde lo irreal destejido de fe,
me sumerge en un mar de desazón.
Silente voz, que disuelve mis diluvios
Con soberbios versos alentadores
que otorgan puntos a mi favor
y me llenan de vida,
que desmantelan mi verdadero yo,
Y me hacen descubrir cada diminuto color del cielo,
solitaria, mientras el velo de la noche cubre de luto la ciudad
y el pincel de mis esperanzas dibuja las estrellas
que lucen inútiles, sin compañía alguna.
Recuerdos navegantes del viento,
soñoliento el velo de las quimeras, que suscitan
Los valles llenos de palabras, envejecientes junto al reloj
De la repisa postrada detrás de mí.
VÍCTOR PEÑA
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PEDRO OVALLES
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Datos personales
- Pedro Ovalles
- Moca, Espaillat, Dominican Republic
- Educador y poeta mocano. Autor de nueve libros de poesía. Y otro de ensayos. Director del Liceo Nocturno del Distrito Municipal de Monte de la Jagua, Moca, provincia Espaillat, Rep. Dom. Sub-director del Colegio Porfirio Morales de Moca. Coordinador del Taller Literario Triple Llama de Moca.