miércoles, 3 de julio de 2013

José Ovejero, Premio Alfaguara, defiende "no conformarnos con lo que tenemos"


Quito.- El escritor español José Ovejero, ganador del Premio Alfaguara de novela 2013 con la obra 'La invención del amor', defiende la imaginación como ejercicio para "no conformarnos con lo que tenemos", como, según dice, hace el protagonista de su relato, quien se inventa una realidad y se convierte en un impostor.

'La invención del amor' es el título de la novela, una obra en la que Ovejero ha querido "dotar de significado" a la pasión amorosa y "evitar los clichés, los tópicos y la manera idealizada de hablar del amor", indicó.

El narrador, quien lleva a cabo una gira por trece países de América Latina, aseguró en una entrevista con Efe en Ecuador que 'La invención del amor' "es una defensa de la ficción, de la capacidad de invención de otras realidades", aunque no necesariamente "para escaparnos de ellas y protegernos de una realidad fea", como puede ser la propia.

"Es algo que necesitamos constantemente, ese ejercicio de imaginación para no conformarnos con lo que tenemos, con aquello con lo que no estamos muy felices ni satisfechos. Si no, nos quedaríamos siempre en la rutina, en nuestros hábitos, tanto en el ámbito individual como en el de la pareja o el social", agregó.

Provisto de un componente de suspense, el relato presenta a Samuel, "un hombre que se inventa el amor con una mujer a la que no conoce ni va a conocer, porque está muerta y poco a poco, esa invención lo lleva a ser un impostor", señaló Ovejero.

La defensa de la imaginación y del inconformismo que se hace en 'La invención del amor' tiene que ver también con la respuesta de la gente en la calle ante la crisis económica que sufre España y frente al mensaje de los políticos, consistente en que "no hay otro remedio" y en que "hay que acostumbrarse" a esta situación.

"La gente en la calle lleva dos años diciendo que no, que hay ora realidad y que hay que trabajar para conseguirla", apostilló. Y es que precisamente el protagonista de la novela es un socio de una empresa de materiales de construcción que sufre el embate de la crisis, una recesión que constituye el contexto de la novela y en la que el Madrid contemporáneo "es un actor secundario", comenta Ovejero, quien considera la obra "casi optimista".

"La imaginación tiene fuerza, pero la realidad también, por eso no me atrevo a ser optimista". El autor, historiador de formación, piensa que su aportación a la literatura consiste en trabajar "por una ficción que no sea escapista" y que se base en "usar la imaginación en la literatura".

Ovejero cree que un escritor "debe tener una visión profunda, original, distinta de la realidad" y disponer de herramientas para la literatura, que se pueden aprender, pero "lo que es más difícil es enseñar esa mirada profunda", que depende mucho de aspectos como la biografía y la experiencia, la inteligencia y la sensibilidad, dijo.

Sobre su proceso creativo, el autor explicó que no conoce del principio al fin el discurrir de sus narraciones, sino que va trabajando diferentes escenas que dan forma a sus novelas.

"Normalmente empiezo con una escena que se me ocurre, me doy cuenta de que me interesa y no se me va de la cabeza. Entonces me pongo a escribir y a ver cómo la voy desarrollando para convertirla en una historia de verdad", explicó.

No se trata de una obra autobiográfica, aclara el escritor, quien precisa que lo que si comparte con el protagonista es el barrio de Madrid donde se desarrolla la historia, que transcurre en la zona comprendida entre Tirso de Molina y Lavapiés.

Ovejero no se plantea metas en su trayectoria literaria y dice que le basta "seguir escribiendo y tener un público al que le interesa lo que escribo". Y precisamente, sobre lo que le interesa a sus lectores de sus novelas, el autor revela que en el caso de 'La invención del amor', quieren saber sobre todo cuánto hay en él de Samuel, el protagonista, y detalles sobre las relaciones entre los personajes. "Hay cosas de las que querrían saber más. Pero esta es una curiosidad que no se puede satisfacer del todo", confiesa el autor.

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